Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Indiscutible.
Kany García se acaba de consolidar como la cantautora pop boricua del umbral del Siglo XXI con el lanzamiento de su cuarto cedé de estudio, “Limonada”.
Recordaremos que en 2007 Kany debutó con “Cualquier día”, que de grata memoria, casi una década después, perduran su “Amigo en el baño” y la balada “¿A dónde fue Cecilia?”, inspirada en el maltrato infantil.
Del disco “Boleto de entrada” (2009) muchos recuerdan su interpretación acústica de “Mi dueña”, su ofrenda de amor y admiración a Borinquen bella, que versa sobre la nostalgia por el paraíso del que se está físicamente ausente, pero cuya majestuosidad palpita en el corazón.
En 2012, su propuesta se inclinó hacia las colaboraciones con otros artistas como Jorge Celedón, Dani Martin y Antonio Carmona, aunque brillando Kany con luz propia con la tierna balada “Estigma de amor”, expresión de afecto que supera la distancia y la separación física de la muerte.

Tras su disco en vivo, de un concierto realizado en 2013 en el Coliseo de Puerto Rico y editado en 2014, ahora Kany regresa con un concepto mucho más pop, con nuevos ritmos y fusiones.
La artista exclusiva de Sony Music -que el mes pasado debutó en la primera posición en ventas en Itunes y que durante dos semanas reinó en Billboard- compuso su nuevo repertorio junto a Claudia Brant, Tommy Torres, Pablo Preciado, Román Torres y Rosana Arbelo, bajo la dirección musical, arreglos y producción general de David Kahne.
Si bien algunos extrañarán el rol protagónico de su guitarra acústica, Kany sorprende con uno de los conceptos más comerciales de la cosecha pop de 2016. Once canciones provistas de estribillos pegajosos, coros, efectos vocales y melodías que enmarcan un contenido romántico que apela al amor y al desamor, a la recuperación tras una relación fallida y al optimismo.
“Limonada” es un concepto dinámico, ágil y muy rítmico, oportuno para que la cantautora demuestre su versatilidad como intérprete de un cancionero contemporáneo, que en su contenido apela a las vivencias de la juventud en cuestiones de amor.
Es un disco que contagia fácilmente por su honestidad y buen espíritu, manejando a veces el humor, como se aprecia en “El mejor” (que versa sobre las condiciones más inverosímiles que se podrían exigir para permanecer en una relación), “Yo quiero bailar” (“y gozar”), en que hastiada de la monotonía clama por una vida más liberal, y “Me pregunto”, en que graciosamente, en un arreglo pop rock, se subleva contra la frialdad e indiferencia en una relación, optando por la soledad en aras de su felicidad.
La evolución de Kany es evidente en “Mío”, otra interpretación con un gran gancho comercial en que palpita el “beat” del reggae-pop, con un espacio para un breve rap, que le va de maravillas.
A la dosis de pop rock, ocasionalmente con pinceladas del hip-hop y la música electrónica, se suma como el balance ideal la fuerza de las baladas “Cómo decirle”, “Peligro de extinción”, matizada por el rock, y “Aquí”, un dueto con Alex Pintos que debe escalar las listas de popularidad radial y ventas digitales.
“Limonada”, la canción homónima del cedé, es la nota positiva con que termina la producción que dedica a sus padres, hermanos y a su compañera Jocelyn Troche.
Con optimismo, Kany sugiere que a mal tiempo (“aunque haya nubes en mi camino”) buena cara (“yo me las aguanto y me sonrío”).
La “Limonada” de Kany García, en este caluroso verano, es un deleite musical refrescante e inagotable.