Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El primer nivel de la Antigua Casa Alcaldía de Caguas recoge la exposición “Trillos y veredas: estampas criollas” del maestro artesano Edwin Báez Carrasquillo. Esta muestra se suma al sinnúmero de actividades que la Administración Municipal de Caguas y su Departamento de Desarrollo Cultural han calendarizado para conmemorar el centenario del importante cuentista puertorriqueño Abelardo Díaz Alfaro.
La muestra presenta 16 estampas artesanales en miniatura que destacan temas de la cultura y sociedad puertorriqueña abordados en su momento por Díaz Alfaro: la vida cotidiana, los hechos históricos, los personajes pueblerinos, las tradiciones. Con esta exposición, Báez quiso reinterpretar en forma visual varios de los cuentos de Abelardo en homenaje a su compueblano.

Según Baez, “esta exposición está inspirada en la obra literaria de Abelardo Díaz Alfaro, artífice de la palabra, cuentista, libretista y máximo exponente del costumbrismo puertorriqueño. Los Trillos y Veredas fueron por muchos años temas de las estampas radiales escritas por este insigne autor cagüeño para WIPR Radio.” La colección, que estará expuesta hasta el mes de julio de este año, contiene piezas como: “Viejo camino”, “Colmado Turabo”, “Fiesta en el solar” y “El cimarrón”.
Varias de las miniaturas representan elementos particulares de Caguas, pueblo que vio nacer a Báez y a Abelardo. Así, “Quintón” es una estampa que representa al compositor y músico cagüeño José Ignacio Quintón en el momento en que compuso su más famosa danza, “El Coquí”. De igual forma, Báez se inspiró para “Jugando a los Reyes” en el cuento “Los Reyes Magos de mi niñez”, en el cual Abelardo expone las memorias de esa primera etapa vivida en su barrio Savarona.
En el medio de la exposición figura “Travesía”, pieza basada en “El mar…fantasía” de Abelardo. Acompaña a esta miniatura un extracto del texto del cuentista: “el mar de mi tierra parece soñado por Dios. De tanto movimiento parece detenido. ¿Y por qué siendo tornadizo dentro de lo inmutable, eres quietud y remanso para los ojos del peregrino?”.

Díaz Alfaro encontró en la literatura una manera de hacer cultura y narrar la historia de Puerto Rico. Por su parte, Báez ha hecho de las artes plásticas el instrumento para relatar los cuentos que ha querido. Desde que este distinguido artesano comenzó a despuntar, ha seguido introduciendo aspectos a sus piezas: el manejo de la figura humana, la inclusión de los textos literarios que ha leído y la responsabilidad de llevar un mensaje a través de los diferentes temas que desarrolla en sus miniaturas.
Las obras pintadas y talladas que crea el maestro Báez, más que miniaturas artesanales, encierran un conglomerado de manifestaciones artísticas como la escultura, pintura y caligrafía. Cada mundo diminuto exhibido en sus piezas revela la grandeza estética y técnica, además, la magistral capacidad creativa que tiene el maestro para narrar historias a través de la plástica, para intercalar en cada obra sus memorias y el legado que otros han ido dejando.
Al igual que Abelardo, que se consideró “obrero de la escritura”, Edwin Báez es un obrero de la plástica. A través de sus oficios, ambos han sabido narrar historias con la encomienda de que los puertorriqueños se identifiquen con su propia tierra y su cultura.