Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Sin más que con colores vivos, estilo peculiar, técnicas aprendidas, lecturas previas, conciencias sociales y sentido de grupo bien desarrollados, las cuatro talentosas jóvenes que conforman actualmente el colectivo Moriviví han levantado un mural de 112 pies de largo por 16 de alto, en el cual despliegan elementos de dos de los cuentos más representativos del escritor cagüeño Abelardo Díaz Alfaro: “Los perros” y “El Josco”.

Convocadas por la Administración Municipal de Caguas para efectuar una pieza de arte que conmemorara el centenario del cuentista puertorriqueño, considerado el más importante del siglo XX, las jóvenes Raysa Raquel Rodríguez García, Joy Díaz Marty, Sharon González Colón y Estefanía Rivera Cortés han hecho gala de sus habilidades de muralistas al diseñar el concepto de “El Josco derrocado”, como se titula el mural, y desarrollarlo a mayor escala. En días recientes las cuatro artistas, estudiantes todas de artes plásticas, iniciaron la labor creativa en los bajos del puente que ubica en la PR 1, a la altura de la PR 30, en dirección de Caguas a Río Piedras.
En entrevista para la Fundación Nacional para la Cultura Popular, frente al proceso artístico en ejecución y, de fondo, con el alboroto cotidiano de los carros que transitan hacia San Juan, Joy Díaz comentó que son característicos del colectivo Moriviví las técnicas simplificadas y los murales concretos. En ese sentido y según la joven, la narrativa de Díaz Alfaro, tan sensorial y descriptiva, jugó a la par con la manera en que hacen arte.
En este proyecto importa mucho la identidad del puertorriqueño que percibió Díaz Alfaro y la que interpretan las jóvenes como colectivo.
Si se explora el mural siguiendo un orden de sucesos, de entrada figura el rostro de Abelardo. Luego, se posiciona el acongojado Rucio de “Los perros” corriendo despavorido hacia el cerro Farallón en un intento de alcanzar la luna. Según el cuento, la estrella brillante y la noche contemplaban cada molestia que le causaban los canes al moribundo caballo cuando se aprovechaban de la oscuridad para lastimarlo.
Seguidamente, en las faldas de la montaña, confundido entre el color marrón y la apariencia ruda e inquebrantable del terreno rocoso, yace el cuerpo del cabizbajo Josco. De esta manera, se entremezclan ambos cuentos para homenajear al escritor que a través de ellos, y de otros tantos, expuso la sociedad puertorriqueña de su época, la vida en los campos de la isla y la situación política que desde siempre ha enfrentado el País.

A tono con lo anterior, desde los comienzos de Moriviví en 2013 (año en el que las integrantes – ocho en aquella ocasión – realizaron su primer mural para el evento “Santurce es Ley 4”) las jóvenes se han establecido conducir a los espectadores a la reflexión y problematizar las diversas situaciones sociales mediante el arte del mural efectuado en espacios urbanos.
Tras estos tres años de experiencia, en los que han desarrollado varias intervenciones en lugares públicos, las jóvenes han logrado mantener el objetivo de crear conciencia poniendo el arte al servicio de los demás y de romper paradigmas impuestos socialmente. Mucho las ha ayudado la sororidad que profesan, ese sentido de colectivo y de trabajo en equipo que las dirige a trabajar juntas cada paso de sus proyectos, desde la búsqueda de temas y las referencias necesarias para conocer sobre los mismos, hasta el diseño de los conceptos y la realización de estos en los muros.
En la propuesta para “El Josco derrocado”, el colectivo tuvo en perspectiva esa crítica social que el lector puede interpretar de ambos cuentos de Abelardo. Es por esto que una manera de admirar el mural es vislumbrando “una identidad que va de camino a algo y se cae o muere”. Sin embargo, el tono pesimista que se registra en los cuentos se ve alterado en esta pintura gigante cuando “después de la derrota, (el Josco) está firme aún”. Y es que luego de la caída concluye la lectura del mural con un Josco estoico y recio, enraizado en el césped, en su tierra, en su Puerto Rico.