Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Desde los inicios de “Santurce es ley” en 2010, los alrededores de la calle Cerra de Santurce se han convertido en galerías desprovistas de techos; solo el cielo ha cubierto los magnos proyectos artísticos que colorean ese sector capitalino. Por sexta ocasión, el evento ha regalado lo mejor de la escena del arte urbano e independiente y de paso, le ha dado exposición a bandas de música y otros artistas locales. Basta con recorrer la zona para notar que desde el viernes 11 hasta hoy domingo 13 se celebra en grande el arte contemporáneo que ha emergido en el patio e internacionalmente.

Una caminata para llegar a la calle Cerra evidencia la variedad de elementos urbanos con los que cuenta Santurce: librerías, cines, teatros, cafés, iglesias, museos, centros gubernamentales, instituciones educativas, talleres de oficios técnicos, barras, quioscos, restaurantes y otros muchos elementos que atañen a la vida social y que capacitan el área para denominarla “zona citadina”. Se le añade a esta multiplicidad identitaria la espontaneidad diaria de los transeúntes, la transportación pública y los autos.
El arte de Santurce es Ley ha fortalecido ese esqueleto que sostiene la ciudad; ha llegado para abonar a la rutina del diario vivir. Y es que han sido los colores de los murales los que se han hecho parte de la convivencia santurcina y los que, atados al resto de las expresiones vivas de la comunidad, han personificado ese centro social. Según expresó el curador y director del evento, Alexis Bousquet, además de reajustarse a las necesidades de la actualidad artística, el objetivo principal de la actividad es el arte y la integración de los artistas con la misma comunidad.

A pesar de las diversas reacciones que ha despertado la iniciativa, los organizadores están bien seguros de que el proyecto ha beneficiado la región: “Nosotros vinimos por el arte, esto no es desplazamiento, aquí no se va a desplazar a nadie, estamos rescatando espacios abandonados y la misma comunidad está creciendo con el proyecto y queremos mantenerlo así, sino la función de nosotros no sirvió”, afirmó Bousquet. Como bien indicaron los integrantes del comité organizador, los tres días de actividad se resumen en seis meses de pre-producción, dos meses de trabajo intenso, 60 pailas de pintura, 500 paletas de madera, cinco grúas funcionando a la vez, 20 murales nuevos, 10 instalaciones, 5,000 abrazos y muchas ganas de compartir arte.
Durante la noche del viernes se emprendió un recorrido por las calles circundantes a la Cerra. Aunque con ligeros y leves aguaceros, personas de todas las edades comenzaban a aglutinarse mientras se escuchaba de fondo la música que provenía desde la tarima principal. Varios comercios locales y artesanos que montaron sus carpas aportaron al menú artístico preparado para el público. Como parte de la oferta cultural, varias galerías improvisadas para el evento y otras ya establecidas expusieron obras de diferentes artistas y confeccionadas con métodos distintos. Entrada la noche, la agrupación International Dub Ambassadors hizo bailar a muchos al ritmo del reggae que bien saben tocar y la salsa de la Orquesta Zodiac provocó que las palmas se movieran al unísono para marcar la clave.

Uno de los elementos innovadores de esta edición de Santurce es Ley es que las obras artísticas no solamente se ejecutaron sobre la superficie plana de las paredes, sino que también hubo espacio para que la tridimensionalidad hablara. En ese sentido, impresiona la escultura de 25 pies de altura del artista danés Thomas Dambo, hecha con materiales reciclados y con la intención de criticar la dependencia y uso del auto como principal medio de transporte. A esta lista de propuestas tridimensionales hay que añadir la escultura viva “Don Senario: El abuelito teatrero”, la cual mide 23 pies de alto y fue confeccionada con paletas de madera reciclada, goma y ropa usada. Esta pieza ha funcionado como escenario de varias presentaciones teatrales, las que se suman por primera vez al evento.
“Es una escultura escenográfica porque sus ojos se mueven y él habla. Su bigote será el telón y la boca el escenario”, explicó José Luis Gutiérrez sobre la escultura que concretizó junto a otros artistas. Por su parte, desde la azotea de uno de los edificios de la Cerra, las esculturas interactivas de gran escala que confeccionó el dúo Poncili Creación mantuvieron cautivados a los espectadores, que observaban curiosos desde abajo.
Destaca del recorrido la pieza del artista australiano Fintan Magee, titulada “Vaso medio lleno”, la cual plasmó en una cisterna de agua. La obra, en la que se observa a un niño cargando un iceberg en una mochila, aborda el tema del calentamiento global y la “carga” que se le está dejando a las futuras generaciones. Otro atractivo es la pieza del artista puertorriqueño Bik Ismo, un conejo gigantesco hecho con un juego de pinturas que bien da la impresión de reflejos, relieves y tonos metálicos. En esta sexta edición ha resultado interesante e impresionante una pieza que solo se alcanza a ver desde el espacio aéreo. Se trata de la gigantesca pieza del dúo francés Ella & Pitr, ubicada en la azotea del Centro Más Salud Dr. Gualberto Rabell. Este mural, que según Bousquet es el más grande en el Caribe, presenta a una madre durmiendo al lado de su hijo.

Otros muralistas que plasmaron su arte son: Drew Meritt (Estados Unidos), Del Cuadro (Perú), Nicole Salgar (Cuba/ Estados Unidos), The Bear Champ (Estados Unidos), Alex Díaz (Puerto Rico/ España), Kiki Create (Estados Unidos/Puerto Rico), Pastel (Argentina), Cyrcle (Estados Unidos). Los artistas locales que contribuyeron son: Spear Torres, Luis Pérez, Los de aquí, Andrés Aca, Jesús Gómez, The Atencil Network, Odalis Gómez, Susana Cacho, Carlos Skills, Antonio Martorell y Fisu.
Ya lo expresó Bousquet en representación de todos los que organizan este significativo evento: “Nuestra intención es crear arte, crear ciudad”.