Equinoccio ‘liberador’ del San Juan Bautista

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

 El concierto "La pequeña Venecia es música" inició su programa bajo la dirección de Guarionex Morales Matos. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
El concierto “La pequeña Venecia es música” inició su programa bajo la dirección de Guarionex Morales Matos. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Nada celebra tanto la primavera como las armoniosas y acopladas voces de los seres humanos. Por tanto, un coro que haya visto su primera luz en el comienzo de la primavera, tiene como madre un eterno ideal y una herencia de celebración perpetua. Este equinoccio de primavera tuvo su majestuosidad extraordinaria con “La Pequeña Venecia es música”, presentación del concierto de aniversario del Orfeón San Juan Bautista el pasado domingo, en el Atrio del Centro para Puerto Rico en Río Piedras. La ocasión celebró el quinceañero de este conjunto profesional de 40 voces mixtas, cuya dirección musical y artística comparten su fundador, Guarionex Morales Matos y el maestro Daniel Alejandro Tapia Santiago.

Cuando llegamos al Centro para Puerto Rico, nos recibieron con muchas sonrisas y dos regalos: una copa de vino tinto y una copia del nuevo disco compacto del coro titulado “VII”. La obra, de Guarionex Morales Matos para sopranos solistas, coro y orquesta, estrenó con éxito el año pasado en el Centro de Bellas Artes con el ballet Coda21. Las sopranos invitadas para esta grabación fueron las puertorriqueñas Magda Rodríguez Lupeschi y Melliangee Pérez. Felicitamos al Orfeón por su doceavo disco compacto.

Como llegamos temprano, nos dio tiempo de indagar en el excelente programa de mano que ofreció la producción. ¡Qué deliciosa información!

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El Ensable Aponwao participó en el programa ofrecido en el Centro para Puerto Rico en Río Piedras. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Durante un poco más de dos horas nos enriquecimos con un repertorio clásico y melodías puertorriqueñas y venezolanas, en un ambiente, igualmente, enriquecedor y, aunque elegante, cómodo y familiar. Antes de comenzar el concierto, Tapia Santiago nos informó que la selección venezolana respondió a los vínculos del Orfeón San Juan Bautista con una diversidad de coros que se destacan en la tierra hermana. El desfile de talentos de la tarde incluyó, además, a la Escuela Coral del Orfeón, el conjunto Cuerdas de Orfeo, el Ensable Aponwao, la soprano venezolana Indira Maneiro, la soprano venezolana Inés María Bravo Sosa, el tenor puertorriqueño Kelvin Cabrera Cuevas, y el barítono puertorriqueño Rafael David Martínez, quien también tocó el piano en algunas selecciones.

Hay días donde el universo conspira para la perfección. Bajo la batuta de Guarinonex Morales, el Orfeón tuvo un buen resultado, arrullador, lírico, calibrado, con Inter natos mulierum (Ferdinando Di Lasso, 1560-1609), seguido de Locus íste (Anton Bruckner, 1824-1896) y Dolorosa (Abel Di Marco, n. 1932). Desde ese momento en adelante, todas las participaciones fueron acertadas, y algunas fueron muy destacadas.

"Los carreteros" de Rafael Hernández briló en la interpretación de la Escuela Coral del Orféon, dirigida por Daniel Alejandro Tapia, (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
“Los carreteros” de Rafael Hernández brilló en la interpretación de la Escuela Coral del Orféon, dirigida por Daniel Alejandro Tapia, (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

A las riendas de Daniel Alejandro Tapia, el Orfeón se lució con This Is The Record Of John (Orlando Gibbons, 1583-1625) y Lobet den Herm, alle Heiden (Johann Sebastian Bach, 1685-1750). Después, y con la dirección de Tapia, el programa tuvo un ritmo algo más popular y le dio paso a la soprano Inés María Bravo, quien cantó como si fuera puertorriqueña “Soñando con Puerto Rico” (Bobby Capó). Esta canción abrió el castillo de una música que adoramos: “Capullito de alelí” (Rafael Hernández) y “Perfume de rosas” (Rafael Ortiz Escuté), dirigidas por Guarionex Morales. En esta última canción, sobresalió el barítono, Rafael David Martínez.

El Orfeón San Juan Bautista le ofreció entrada a la Escuela Coral del Orféon, dirigidos por Daniel Alejandro Tapia, para interpretar como profesionales, “Los carreteros” (Rafael Hernández). Los niños estuvieron acompañados por el conjunto Cuerdas de Orfeo. La Escuela del Orfeón cantó, además, “Duerme negrito” del folklore afro-latinoamericano (adaptación coral e instrumental Emilio Solé y Daniel Alejandro Tapia) y “Kikirikí”, merengue venezolano de Iván Pérez Rossi, (adaptación coral e instrumental de Daniel Alejandro Tapia). La participación de estos jovencitos arrancó muchos aplausos.

Inés María Bravo regresó para interpretar “Paisaje”, una malagueña con texto de Ibrahim Bracho, y “La negra Atilia”, un merengue venezolano, con texto de Henry Martínez y música de Pablo Camacaró.

La soprano Indira Maneiro marcó momentos de emotivad musical. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
La soprano Indira Maneiro marcó momentos de emotivad musical. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

El bellísimo vals de César Prato, “Media luna andina”, adaptación instrumental Orlando Gómez, ejecutado por el Ensable Aponwao, magistralmente interpretado por la soprano Indira Maneiro, fue uno de los momentos más emotivos y significativos del concierto. Maneiro, quien es visualmente atractiva, es dueña de una voz de alcance bellísima y muy completa, manejó el sentimiento exacto en la interpretación. “Media luna andina”, además, vio nacer el Orfeón San Juan Bautista, lo cual añadió intensidad a la empatía establecida entre el público y los artistas. Antes del intermedio, la intensidad fue coronada con el joropo de Eladio Tarife, “Llanera tenías que ser”.

Al regreso de intermedio nos esperaban tres sabrosas selecciones venezolanas ejecutadas por el Ensable Aponwao: “Ay compa’e”, merengue de Luis Laguna, “Doña mentira”, onda nueva de Aldemaro Romero y el “Popurrí: San José, Juliana, y Caballo viejo” de Lionel Belasco y Simón Díaz.

Dirigidos por Guarionex Morales, un Orfeón reducido interpretó el vals “El diablo suelto”, música de Heraclio Fernández, texto de Enrique Hidalgo y adaptación coral de Gregorio Pino y del propio Morales. El resto del coro y la soprano Inés María Bravo, se unieron para cantar “El mampulorio” (Antonio Estévez, 1916-1988). David hizo su entrada, otra vez como director, para dirigir al Orfeón, acompañado por El Ensemble Aponwao, en la canción Amalia Rosa (Tino Carrasco, 1901-1975). Un momento culminante, muy poderoso, se dio en la interpretación del tenor Kelvin Cabreras de la canción “El gabán pasaje” (adaptación coral de Rafael Suárez). La presencia de Cabreras y su voz, de igual presencia, rindieron el tributo semifinal al comienzo de la primavera.

 (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Al cierre del concierto Madeira recibe el aplauso del público junto a la soprano venezonala Inés María Bravo y el director Guarionex Morales Matos del Orfeón San Juan Bautista. (Foto Alina Marrero para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Para cerrar, nada puedo ser más feliz que la canción “Alma llanera”, de la zarzuela de igual nombre, con música de Pedro Elías Gutiérrez, texto de Rafael Bolívar Coronado y adaptación coral de Angel Sauce. Todos los artistas se unieron en este gran final, y las personas allí presentes, nos convertimos en “hermanos de la espuma, de las garzas, de las rosas”, para unirnos a cantar. ¡Qué unión liberadora! Fue una tarde hermosa, de esas que deseamos ocurran con más frecuencia. ¡Gracias, Orfeón San Juan Bautista por un equinoccio de primavera inolvidable!

El Ensable Apowao está integrado por Eduardo Ascanio (flauta,, cuatro venezolano, guitarra, mandolina), Héctor Barrios (cuatro venezolano), Héctor Vargas (mandolina), Feliz Luzardo (tambora), Carlos Talero (guitarra, bajo eléctrico), y Luis Montaño (cuatro venezolano, maracas). Forman el conjunto Cuerdas de Orfeo, Laura Cintrón (primer violín), Ivinne García (segundo violín), Emanuel Casiano (viola) y Kutasha Silva (chelo). Jorge Eduardo Ramos Asilio ejecutó el órgano portátil.

“La pequeña Venecia es música” inició los esfuerzos de recaudación para la undécima gira artística del Orfeón San Juan Bautista, que tendrá como destino la ciudad de Nueva York por invitación de The Hispanic Society of America y el Departamento de Música de Hunter College. Les deseamos éxito.

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