Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Alex Aldarondo Jiménez tiene 30 años de edad. Obtuvo un grado de bachillerato en Artes Liberales y Humanidades en Soka University of America (SUA) en Aliso Viejo, California, en 2008, y de maestría en Educación en UMASS en Boston en 2010. Ha sido maestro en Miami, Tokío, Shanghai, Boston y Puerto Rico, y dirige Ex Alt (Experiencia Alternativa), centro que fundó en 2015, ubicado en Calle Mariana Braceti #51 en Río Piedras. Aldarondo fue gimnasta entre 1999 y 2003, es maestro de salsa y compitió en el congreso de salsa en Shanghai, China en 2007. Como si todo esto fuera poco, practica deportes extremos como zipline, rappeling, rock climbing, hiking, skydiving y slackline. Este último es un deporte de balance y concentración parecido a la cuerda floja de los circos. Con todos esos logros nadie diría que Alex fue un niño con problemas de trastorno con déficit de atención.
“No tuve éxito en la escuela”, nos dijo amparado en su mirada transparente, “cambié de escuela en cuatro ocasiones en busca de una que encajara con mis necesidades”. Alex nos informó que logró graduarse de la escuela superior e ingresar a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y adoptó el budismo con el fin de alcanzar su potencial máximo y felicidad absoluta. Fue aceptado en SUA y se mudó a California para completar un bachillerato en artes liberales. Según sus propias palabras, en SUA “recibí una educación privilegiada de alto calibre basada en los principios humanistas de la dignidad de la vida, la cual no es solo para mi disfrute, sino para el disfrute de personas que no la tienen ni la tendrán”. En esa universidad, hizo amistades con personas de todas partes del mundo, aprendió japonés y mandarín, y completó un estudio al extranjero en Tokío, Japón. Tenía 18 años cuando comenzó a tener experiencias como educador. A pesar de haber tenido una trayectoria tan enriquecedora en países tan diversos, Alex decidió poner sus esfuerzos en Puerto Rico, donde nació y creció.

ALEX ALDARONDO (AA): Siempre he querido establecer espacios de creación para jóvenes, donde se les provean los materiales, las herramientas y la guía para experimentar libremente y poner en práctica su genio creativo por medio del arte, la tecnología y la ingeniería. Mi objetivo como educador es adiestrar a jóvenes a ser líderes de un movimiento de paz y humanismo en Puerto Rico que busque transformar la sociedad a través de la educación.
ALINA MARRERO (AM): Llamas a los alumnos aprendices y dices que tu centro no es una escuela.
AA: Alt Ex es un centro de aprendizaje ágil y personalizado. Propone el desarrollo humano total. Es holística. El maestro es un facilitador. El aprendiz desarrolla sus destrezas a través de la experiencia, exploración, descubrimiento y creatividad. No hay currículos ni clases compulsorias. No hay notas ni niveles. El currículo es emergente, se logra con los intereses de los estudiantes. Se va creando un porfolio de la experiencia. No hay jerarquías. No hay reglas, hay acuerdos. Se les ayuda a ser independientes.
AM: Nos gustaría conocer un poco sobre tu experiencia con el trastorno por déficit de atención cuando eras un niño.

AA: Fue muy difícil, ya que la educación en Puerto Rico se enfoca en personas “normales”. Pero los tropiezos que pasé los veo ahora como el camino que me llevó a un sistema que permite libertad a personas que, como yo, son distintos.
AM: ¿Podrías especificar?
AA: No tomas decisiones en una escuela “normal”, no participas del proceso. Una F significa fracaso y tiene una carga fuerte. Delegamos la educación de nuestros hijos a otros cuando son los padres quienes los conocen mejor. El sistema actual no permite la reflexión. Si sacaste una mala nota, ¿cómo puedes reflexionar y evaluarte? Lo que queremos es exaltar, llevar a nuestros participantes a un nivel de alta dignidad de la vida. Cada persona tiene un potencial ilimitado. Nosotros miramos cuales son las necesidades de cada uno y extraemos el valor que hay en cada cual. Que sean felices es nuestro norte. Que aprendan responsabilidad sobre sus vidas y sus actos, que sean capaces de asumir consecuencias, que si hacen algo mal tengan la capacidad de enmendarlo. En este sistema el respaldo de los padres es crucial.
AM: Ese sistema educativo, ¿dónde tiene las raíces?

AA: Sin duda, en el sistema para crear valores del educador japonés Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944), lo cual adopté en SUA. También, mientras hacía la maestría cayó en mis manos el libro “Summerhill” de Alexander Sutherland Neill (1883-1973). Summerhill es una escuela, pionera dentro del movimiento de las de las Escuelas Libres, fundada en 1923 por Neill, y todavía funciona. Entendí que es posible un espacio diferente para aprender libremente.
AM: ¿Qué nos puedes decir del mural?
AA: Yo quería explorar distintas formas de arte y deseaba envolver a la comunidad. A través de una red social, tropecé con el trabajo del muralista Jaime Tirado en el Hospital Universitario de Carolina. Me enamoré del concepto, sin embargo, lo que más me impactó fue que Jaime tuvo sanación a través del arte. Le hice un acercamiento para hacer un mural con los niños, me dijo inmediatamente que sí. El día en que hablamos, el Dr. José Vargas Vidot, quien ayudó a Jaime en el proceso de rehabilitación, se acercó a saludarlo. Nos tomamos una foto y la subimos a una red social. El chelista José Daniel de Jesús, primo de Jaime, vio la foto y me llamó con curiosidad. Le informé de nuestros planes y se ofreció para tocar el día de que pintáramos el mural. Después, los aprendices decidieron hacer un performance. Y así fue como desarrollamos una actividad que envolvió música, teatro, danza, pintura y hasta un artista de circo con sus zancos nos visitó. El mural fue diseñado por los aprendices. Jaime Tirado sirvió de guía en el proceso.
AM: ¿Dónde pintaron el mural?

AA: Frente al centro, en una pared del edificio Plaza Universidad 2000. Antes de eso, visitamos a los vecinos y los invitamos a participar. Fue muy emocionante.
AM: ¿Pidieron permiso para pintar el mural en esa pared o se sometieron a la experiencia underground propia de muchos muralistas?
AA: Empezamos a pintar el mural y la guardia del edificio nos detuvo. Entonces fui a pedir el visto bueno de la administradora, Rosa Burgos, a quien le gustó la idea y lo permitió. Esa pared no se había pintado en 30 años. Quiero que sepas que los padres de los niños y quienes aparecieron ayudaron a pintar el mural. Invertimos ocho horas en la actividad. Con todo, no terminamos. Planeamos hacerlo el último sábado de enero o uno de los primeros sábados de febrero.
AM: ¿De qué se trata el mural?
AA: El tema principal, seleccionado por los aprendices, es “El amor es nuestra revolución”. Se destacan en la pintura palabras como, paz, naturaleza, exploración, creación, arte, comunidad, empatía, descubrir. Palabras que han salido de los corazones y deseos de nuestros niños. Trabajamos para hacerlo realidad.

Con esos términos como guías, los aprendices de Ex Alt (Experiencia Alternativa) se encuentran en el proceso de completar la segunda fase de la realización de un mural que comenzaron frente a un edificio en Río Piedras el pasado 19 de diciembre. Allí, con la integración de teatro, baile y hasta música en vivo, Alex Aldarondo Jiménez dio alas a una historia hermosa y esperanzadora, digna de ser conocida.