Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Fue un domingo de ensueño en que el escenario del Viejo San Juan presentó la oportunidad, casi privilegiada, de apreciar las riquezas de nuestra cultura popular.

Después de la Fiesta del Cuatro en Ballajá, a pocos pasos, jalda abajo hasta llegar a la Calle Fortaleza, el joven tenor boricua, de reconocimiento internacional, Fabián Robles presentó a casa llena su “Homenaje a la Danza Puertorriqueña”.
Llegamos al café teatro de la Fundación Nacional para la Cultura Popular minutos después de finalizado el intermedio de un programa selecto que durante su primera parte consistió de las danzas “Bellísima trigueña” y “La Borinqueña”, “La cuñadita”, “Laura y Georgina”, “Margarita”, “El coquí”, “Recuerdos de Borinquen” y “Mis amores”, obras de Félix Astol, Olimpo Otero, Juan Morel Campos, Manuel G. Tavarez, Rafael Alers, José Ignacio Quintón, Luis R. Miranda y Simón Madera ensayadas hasta la perfección por el tenor.
La danza, en sus vertientes festiva, romántica y patriótica, cubrió de una estela de nostalgia la sala, evocando la memoria –tal vez la intuición- de una época de honor y nobleza en que Borinquen definió su identidad con un repertorio de melodías que siglos después aún palpitan en el corazón patrio.
Fabián, con su grandilocuencia lírica y un tierno, dulce y melodioso fraseo para la danza, cantó con el respaldo musical de su inseparable pianista Julio Suárez y del violinista Frank Torres, dos virtuosos encarnados en la cadencia de la danza que aportaron acompañamientos sublimes, durante los paseos y el desarrollo de los temas de obras como “Tú vives en mi pensamiento” de Eladio Torres.

Sin la necesidad de amplificación, salvo durante su interpretación de “Verde luz” de El Topo junto a su artista invitada Ana del Rocío, el tenor redondeó su homenaje a la danza con clásicos como “Vano empeño” de Juan Morel Campos, “Tú y yo” de Ángel Mislán, “Añoranza” (“Lo que yo quiero ser”) de Rafi Escudero y la inquietante “No me toques” de Morel Campos, en otra interpretación magistral de Frank y Julio para violín y piano, respectivamente.
El nivel de excelencia y perfección fue tan alto que Fabián podría considerar grabar en vivo la reposición de su “Homenaje a la Danza Puertorriqueña”, anunciada para el 6 de diciembre, a las 4 p.m., en Punto Fijo en el Centro de Bellas Artes de Santurce.
Los aplausos y gestos de complacencia del público que abarrotó la sala de la Fundación Nacional para la Cultura Popular confirman indiscutiblemente el impacto de Fabián Robles como intérprete de la danza puertorriqueña.
Es encomiable que este joven tenor, de gran prestigio internacional, que ha cantado en musicales de Broadway, en tributos a Luciano Pavarotti y que ha recorrido Estados Unidos como parte del elenco de óperas como “La Boheme”, “La Traviata” y “El barbero de Sevilla”, aborde la danza con tanta reverencia y devoción. Y lo más importante, con un nivel de excelencia y credibilidad no antes apreciado en cantantes de su generación.

Incluso, el programa de mano entregado al público, confirma su respeto por el género y la relevancia de educar a las nuevas generaciones mediante la documentación de los clásicos y sus autores.
La danza puertorriqueña, pues, ha encontrado en Fabián Robles un nuevo aliado y exponente que indiscutiblemente arrullará a nuestros padres y abuelos con su encanto musical a la vez que disemina entre las nuevas generaciones la trascendencia de una expresión que se afianza en el calendario del tercer milenio sin perder su esencia.