‘Otelo’: el triunfo de la intriga

Por Eduardo Bobren-Bisbal
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

William Shakespeare (1564-1616), el máximo dramaturgo de la literatura inglesa, escribe su tragedia titulada “Otelo”, en la que el personaje principal pasa por unos estadios de vida que van desde su condición de negro africano, a posiciones del poder militar en Venecia, al matrimonio oculto por las diferencias raciales y al cúmulo de resultados de todas experiencias. En el estadio final lo encontramos acosado y perseguido por las intrigas que le empujan a las decisiones funestas del asesinato de la persona amada y al suicidio. La obra escrita en 1603 tuvo su estreno al año siguiente, en Londres.

“Otelo” es una obra de la literatura que hemos podido apreciar a través de cine, la ópera y en representaciones teatrales. En esta ocasión, auspiciada por el 51er. Festival de Teatro Internacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña, nos la trae la compañía Amigos del Corralón, Inc., que preside Josean Ortiz. Nos enfrentamos, cuatro siglos después, a una puesta en escena que mantiene la esencia del discurso dramático dentro de un contenido físico conceptual de nuestro siglo. Cuando mencionamos el discurso dramático nos referimos a la adaptación del texto realizado por la directora Mariana Quiles, que nos hace seguir la trama en la musicalidad del verso que no abruma. Grande el trabajo de adaptar a “Otelo” en lo que consideramos un excelente trabajo de adaptación.

Diseñada inicialmente para el Corralón de San José, la escenografía estructural, compacta, con los espacios que nos hacían llegar a todos los lugares de la acción, cumplió para un montaje contenido en espacio y amplio en su proyección dramática. El Teatro Victoria Espinosa ahora les resalta el concepto y su realización, por sus espacios altos que avivan a la escenografía. Nos alegró ver los nombres de Moncho Conde y Osvaldo Lasalle en los créditos de este menester teatral. Las luces de Pedro Peña fueron determinantes para complementar con ambientaciones necesarias a la escenografía. Luz contenida pero vigente, en defensa de rebotes de las telas blancas y los tubos de aluminio.

Vemos la mano perspicaz de la directora Quiles moviendo a su tropa dentro de esta escenografía contenida, guardando composición, movimientos, haciendo que los actores fluyeran en la escena de forma suave y acertada para hacernos olvidar de la posibilidad de un choque con el armazón metálica. Nos preocupó, al principio, la interacción de las personas con los tubos metálicos, pero fue cosa de minutos. Vemos la experiencia de bailarina de la directora Quiles coreografiando a sus actores para buenos resultados.

El componente actoral de figuras reconocidas y de actores emergentes en desarrollo, desentonó en algunos momentos. Contenidos densos de personajes icónicos provocan un gran reto en el quehacer teatral. El personaje de Otelo, interpretado por Josean Ortiz, lució acertado. Vimos a un Otelo mesurado y acosado por la infamia. Le vimos, a veces, dejarse manejar por las hondas emociones de su tragedia y sucumbir.

Por su lado, Miguel Diffoot delineó a un Yago detestable, bordado en mezquindad y dado a la intriga, al engaño, a la traición. Su hipocresía nos enfrentó ante la dolorosa realidad de algunos seres humanos que nos rodean. Su quehacer histriónico insuperable.

La base de la tragedia es el mal por el mal, el tejido de una malla de mentiras, descréditos, y el asesinato de la honra para lograr propósitos mezquinos. Yago es el artífice de esta tragedia shakesperiana que sumerge a Otelo en la duda y a su mujer Desdémona en el descredito y la muerte. Interpretada por Laura Isabel Cabrera, se nos muestra a una Desdémona decidida por el amor, capaz de abandonar a su casa y a su estirpe para unir su vida a un oscuro ser. Tal es ese amor que se ve amenazado por intrigas, robos de pañuelos, conversaciones cargadas de mentiras y/o falsas personas, inuendos y epítetos. Con todo esto en las espaldas, Laura Isabel nos da un personaje creíble. Su fiel acompañante, Emilia, sufre por el dolor de la ama y su relación con Yago, que le es perjudicial. El papel de Emilia corresponde a Frances Cardona, quien estuvo mucho tiempo ausente de los escenarios y que ahora regresa a recuperar camino. Willie Maldonado hace dos papeles y nos convence en su tristeza de padre engañado con una boda secreta. Por su parte, Cristina Sesto sobresale como Bianca. Intervienen además Marcos Carlos Cintrón que interpreta a un Cassio urdido en patrañas de Yago. Jorge Alexander Ramos y Gerard Díaz completan el elenco.

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