‘El Milagro de la Canción’

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Es uno de los baluartes del pentagrama nacional aplaudido a través del tiempo.

Semanas atrás, el alcalde de su natal San Lorenzo, José R. Román Abreu entregó las llaves y el escudo oficial de la ciudad a don Rafaelito Muñoz, asignando su nombre al sector El Mamey del barrio Florida, en reconocimiento a su trayectoria artística.

"Milagro de Dios" es una de las canciones que más le piden en sus presentaciones. (Foto Edgar Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
“Milagro de Dios” es una de las canciones que más le piden en sus presentaciones. (Foto Edgar Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

En entrevista telefónica con la Fundación Nacional para la Cultura Popular, Rafaelito aclaró de inmediato que, aunque a veces lo confunden, no tiene parentesco alguno con el afamado director de orquesta Rafael Muñoz.

“Si supieras, que cuando se murió Rafael Muñoz, muchos pensaron que había sido yo. Incluso, hubo personas que me dijeron que pensaron asistir a mi sepelio. Pero tuve que aclarar que no era yo. Lo que pasa es que Rafael tuvo un hijo que cantaba, Rafi Muñoz y cuando murió, también pensaron que era yo. Pero estoy vivo”.

Rafaelito, reveló a la Fundación, incursionó en la canción por necesidad. Su hijo nació ciego y había que trabajar duro para sufragar los gastos de una operación.

Así, en 1962, surgió la inspiración de la composición “Milagro de Dios”, que es obligada en sus presentaciones en fiestas patronales alrededor de la Nación.

“No escribía nada. Me obligó la necesidad de buscar dinero para la operación de mi hijo el primer año de nacido. El salió viendo bien por el ojo derecho, 20/20, pero al siguiente año se le hizo otra operación en el izquierdo. Pero a los 15 días de operado se dio un golpe y perdió la visión del izquierdo. Hubo siete operaciones más. Ya casi no ve por el ojo derecho”, relató Rafaelito, con pesar, sobre la salud de su hijo Félix, quien a los 52 años lo ayuda en sus grabaciones y en el diseño de las carátulas de sus discos.

Rafaelito, quien ha grabado 22 elepés con compañías como Bronco y La Flor Records, acompañado por su trío Los Caminantes y por los conjuntos de Yomo Toro y Nieves Quintero, es muy querido en las comunidades hispanas de Chicago y Nueva York.

Explicó que la composición se concibe desde dos perspectivas: la fantasía o las vivencias. Él prefiere inspirar sus canciones en las experiencias cotidianas.

“Es más fácil escribir sobre las vivencias. Cuando uno escribe de fantasías, tiene que imaginarse situaciones o escribir de cosas que ni existen. La fantasía es una mentira”, explicó el creador de “Samaritano yo soy”, “Los calzones de mi viejo” y “Mi Cristo de oro”.

Los intérpretes más identificados con el cancionero de don Félix Rafael Muñoz, conocido artísticamente como

Rafaelito Muñoz trabajó intensamente en el mercado latino de Nueva York. (Foto Edgar Torres para Fundacióm Macional para la Cultura Popular)
Rafaelito Muñoz trabajó intensamente en el mercado latino de Nueva York. (Foto Edgar Torres para Fundacióm Macional para la Cultura Popular)

Rafaelito, son Lilly y su Gran Trío, Odilio González y José Miguel Class.

“También me han grabado Julio Jaramillo y los Hermanos Silva, que son chilenos que vivieron en México. Igualmente me grabaron otros que no tienen gran nombre, pero que son muy importantes para mí”, dijo Rafaelito, que ha grabado alrededor de 400 canciones.

Su obra ha discurrido en el bolero caribeño, aunque cultiva la música andina, el vals y el pasillo, géneros que ya no se difunden ampliamente. “Cada vez que canto me piden esas canciones. Ya la radio no las toca. Tampoco se graban. Pero la gente las pide. Esa música no está muerta. Lo que le falta es promoción”.

En la plenitud de su carrera, tras medio siglo en la canción, en días recientes se ha sentido arrullado por la nostalgia, recordando los días en que viajó a Chicago, en 1956. Allá grabó su primer sencillo de 78 revoluciones por minuto con las composiciones “Llévame al cielo” y “No me haces falta”.

“Eso se vendió mucho en Puerto Rico y Nueva York”, afirmó Rafaelito, quien sigue activo y es muy solicitado en la zona entre Arecibo y Ponce, donde lo contratan para que cante en fiestas patronales.

Rafaelito, quien define su canción como “sencilla, pero que llega al corazón de la gente”, opinó que la música contemporánea ha perdido calidad en su contenido, no solo romántico, sino en lo concerniente a temáticas que abordan los valores de nuestra idiosincrasia.

“Por eso fue que me hicieron el homenaje en mi pueblo, donde soy bien querido. Lo más grande que le puede suceder a un artista es que le hagan un homenaje en vida y en su pueblo. Porque después que uno se muere, no sabe ni se entera de nada y no tiene sentido. Una canción llega lejos y toca profundo porque con ella se expresa lo que uno no se atreve decir hablando”.

Rafaelito, quien aclaró que no pertenece a ACEMLA, a pesar de que, según aseguró, sus directivos intentan contratarlo, se presenta hoy, 29 de noviembre, en la Hacienda Sabanera, en Cidra.

“Voy a cerrar el show. Me van a celebrar mis 50 años en la música, aunque tengo 52. El alcalde me solicitó usar mi nombre a beneficio de una muchacha que tiene leucemia”, adelantó Rafaelito, quien cumplirá 78 años el 11 de noviembre, Día del Veterano.

De sus andanzas artísticas, el cantautor de la nostalgia recuerda con cariño a Sylvia Rexach. Coincidieron varias veces y Rafaelito fue testigo de cómo, en el frenesí de la bohemia, perdió muchas de sus canciones.

“Le robaron muchas canciones. Ella llegaba a la barra, pedía una cerveza y en las servilletas escribía. Se distraía y se las robaban. Yo fui testigo de eso, a su salida de su show en el Canal 47. En Manhattan, alternando con Los Churumbeles de España y Los Gemelos del Sur, en el Alameda Ballroom coincidimos al igual que en el Broadway Café. Intenté aconsejarla, pero no pude. Sylvia estaba muy maltratada, al igual que Cheíto González”.

El artista sigue activo en los escenarios del País. (Foto Edgar Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
El artista sigue activo en los escenarios del País. (Foto Edgar Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Rafaelito Muñoz, con vitalidad contagiosa, seguirá celebrando el milagro de Dios en su vida: la canción. La ceguera congénita de su hijo Félix exigió de Rafaelito un esfuerzo mayor de trabajo para atender su condición y llevar el sustento a su hogar.

Hoy, Félix trabaja a su lado.

Hoy, el pueblo tiene en muy alta estima a Rafaelito Muñoz. Y lo agradece, con modesta sencillez, este caballero de la canción popular, inmortalizado ya en la poltrona samaritana.

“Estoy muy agradecido de Dios, que me ha dejado vivir todos estos años y haber cantado todo este tiempo. Todavía me queda mucho por cantar. Y agradezco mucho a mi pueblo y al municipio por este homenaje. Nunca me ha gustado pedirle nada a nadie. Me gusta ganarme las cosas. Este homenaje, para mí, me lo he ganado”.

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