Un tesoro ‘La noche’ de Carlos Esteban

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

A veces un apagón es necesario para despertar del letargo, comunicarnos, pisar firme y volver a ser gente.
Por más de tres décadas ese ha sido la entrelínea del cuento “La noche que volvimos a ser gente” de José Luis González, monólogo -y a veces diálogo por la conversación dramatizada entre el protagonista y el personaje “Trompoloco”- que el polifacético artista boricua Carlos Esteban Fonseca representó el sábado en el Teatro de la Universidad, en el marco de la celebración de sus cuatro décadas en las tablas.

“La noche que volvimos a ser gente: homenaje y trayectoria” es una producción de una coordinación complicada por

Carlos Esteban Fonseca retomó la obra de José Luis González, prsentada por Miguelángel Suárez, en el Teatro de la Universidad. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Carlos Esteban Fonseca retomó la obra de José Luis González, prsentada por Miguelángel Suárez, en el Teatro de la Universidad. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

la integración de varias disciplinas, como las artes plásticas, la música, la fotografía y la actuación que, en manos de la productora Sofía De la Cruz, despega y arriba a puerto seguro gracias a su meticulosa supervisión y dirección general.

Digna de otros escenarios locales, incluso del Barrio Latino y el Bronx, la conceptualización de la reposición es orientada a la recreación de un gran café-teatro cuya ambientación se origina en el vestíbulo del teatro con una barrita y el montaje realizado por artistas como Rafi Trelles y Josean Ramos de afiches, fotos y cartelones de la época de oro de estos espacios culturales donde en la década de 1970 alzaron vuelo decenas de artistas puertorriqueños.

Previo al inicio de la función divisamos en el vestíbulo a personalidades de la cultura, como el productor Pedro Muñiz y el actor y cineasta Jacobo Morales, que validan la pertinencia de esta puesta en escena.
Adentro, con la sala casi llena, la atmósfera del café-teatro fue recreada con varias mesas en el escenario ocupadas por amistades y familiares del artista y un diseño de luces de Quique Benet caracterizado por las sombras, los medios tonos y la oscuridad parcial, que ambientó muy bien la intimidad que distingue estos espacios del buen arte.

A ritmo de rumba, acompañado por el bongó de Dennis Mario Rivera, Carlos Esteban narró su vida y carrera con unos soneos libres y espontáneos que dieron paso a la aparición de la pianista Suzzette Ortiz, quien interpretó una versión del estándar “María Cervantes” y acompañó a Carlos en una melodía ‘gospel’ que cantaban en la Iglesia en los días de su adolescencia.

Conforme a su complaciente y nostálgica expresión facial, Carlos Esteban se disfrutó su junte con sus eternos

(Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
El impacto de Mercedes Sosa en el pentagrama musical fue evidenciado con el dúo que Carlos Esteban realizó con Chabela. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

camaradas de la vida y la música Aníbal Ayala y Abdiel Santiago, con quienes configuró el trío de sátira, humor y crítica social Absurdo Urbano, en aquellos días universitarios en que soñaban con cambiar al País desde el arte con la complicidad de amigos incondicionales como Clara Rivera, quien viajó de Estados Unidos exclusivamente para compartir con Carlos Esteban.

Interpretaron “Si buscabas”, cuyo texto y armonización de voces sugieren que nada tiene de absurdo que reconsideren reactivar su taller. Luego el público disfrutó del dúo de Carlos Esteban y su hija Aura Yarih en “La felicidad”.

La función alcanzó su punto culminante cuando, tras recordar que es un amante de la trova y el rock español, Carlos presentó a Chabela, a quien identificó como la nueva Voz Nacional. Interpretaron “Vengo a ofrecer mi corazón”, de la autoría de Fito Páez e inmortalizada por la inolvidable Negra, Mercedes Sosa.

Pensamientos y buenas vibras a favor de la pronta liberación de Óscar López Rivera matizaron la versión del clásico “Silencio” de Rafael Hernández, interpretado con Carmen Nydia Velázquez, con el complemento de imágenes proyectadas en la pantalla.

Y de su etapa con la Descarga Boricua, inspirado por la falta de seguridad en los predios del Recinto de Río

(Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
El paso del artista por Descarga Boricua fue recreado junto a Jerry Medina. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Piedras, interpretó con el acompañamiento del cuarteto Mayarí Bugaloo y con Jerry Medina la composición “¿Qué te pasa?” (“No te vas a quedar con la noche”) que aparece en el disco “D.B. Goes To New York”.

La transición al segmento teatral fue perfecta. El cuarteto Mayarí Bugaloo, con el virtuoso trompetista Piro Rodríguez, el percusionista Pablo Rosario y el bajista George Rodríguez, aportó la música de la dramatización del cuento “La noche que volvimos a ser gente”, pero antes interpretaron una versión de “El cumbanchero” de Rafael Hernández.

Con influencias más que evidentes de Thelonious Monk y Eddie Palmieri, el director y pianista Eric Figueroa, en un sagaz manejo del silencio, las frases disonantes y las escalas graves y agudas del teclado, hilvanó variaciones sobre la melodía y mientras Piro ejecutaba un solo de fiscorno, se incorporó de la butaca para invitar al público a armonizar –logrando una interpretación interactiva- con sus voces y palmadas.

Con suma fluidez, Carlos Esteban Fonseca regresó al escenario para representar “La noche que volvimos a ser gente”, cuyo texto el autor articula desde las experiencias y memorias de un obrero puertorriqueño la noche del apagón que en 1965 dejó a oscuras la Babel de Hierro.

La historia, reminiscente de la explotación obrera, la discriminación racial, el miedo a lo desconocido, la

Con Carmen Nydia Velázquez, Fonseca abogó por la libertad de Oscar López Rivera. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Con Carmen Nydia Velázquez, Fonseca abogó por la libertad de Oscar López Rivera. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

desigualdad social, la nostalgia por la Patria y el alcoholismo al que, como escape, muchas veces conduce la imposibilidad de un mejor bienestar, alcanza en Carlos Esteban una expresión contundente en 2015 que honra las versiones inmortalizadas por su mentor Miguelángel Suárez.

La idiosincrasia del boricua ausente, evidente en su gusto por la música, su sentido del humor y en el sincretismo religioso, caracterizan esta puesta en escena, a la que Mayarí Bugaloo aporta pinceladas musicales que evocan a Ismael Rivera, Daniel Santos, Felipe Rodríguez y Gilberto Monroig como acompañantes de la cotidianidad de muchos boricuas en Nueva York.

La producción “La noche que volvimos a ser gente: homenaje y trayectoria”, realizada por Sofía De la Cruz y Taller de los Gatos, honra la carrera de un artista que, indiscutiblemente, es un tesoro de la cultura puertorriqueña.

Dudo que pocos artistas puedan proyectarse tan convincentemente en la música y la actuación como lo hizo Carlos Esteban Fonseca la noche del sábado 3 de octubre en el Teatro de la Universidad.

Indiscutiblemente, en Puerto Rico, más que nunca, el buen arte es indispensable para despertar el orgullo y reencontrarnos en el camino de la reconstrucción de la Nación.

Entonces, volveremos a ser gente…

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