Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Hay dos cosas que apasionan al bajista y profesor Elías Santos Celpa: la educación y los retos musicales. Ambas quedan evidenciadas en su primer disco como líder, “Antología”, trabajado con esmero y musicalidad a lo largo de los últimos cinco años.

Santos Celpa –quien fue nombrado recientemente Decano Asociado de Asuntos Académicos del Conservatorio de Música de Puerto Rico, donde también es catedrático auxiliar del Departamento de Jazz- concibió el álbum como una oportunidad de crecimiento para quienes eran sus estudiantes en aquel entonces y hoy son sus colegas profesionales en el mundo del jazz. Por ello, cada uno de los temas presenta un reto particular para el músico, ya sea rítmico, armónico, melódico o de referencia a otros estilos musicales.
Sin embargo, el músico y educador tuvo mucho cuidado de que el resultado final no fuese excesivamente complejo para el oyente común.
“Puedo hacer un mapa conceptual de cada tema”, señala Santos Celpa, pero “siempre bien consciente de la puertorriqueñidad y de que la música sea accesible al público. Ese balance (entre lo intelectual y el disfrute) se ha perdido. Pero la música se hace para ser escuchada. Tienes que tener al oyente presente”.
“Antología” está dividido en dos mitades. En la primera, un sexteto integrado por saxo alto, saxo tenor, piano, bajo, batería y percusión interpreta temas de la autoría de Santos Celpa, mientras que en la segunda, un noneto se hace cargo de “standards” de jazz como “Blue Monk”, “Bebop” y “Caravan”, así como de una genial reinterpretación de la danza “Impromptu” de Luis Miranda.
Hay una clara intención aquí de hacer jazz “en la tradición”. En la primera mitad del disco, las disonancias y contrapuntos del tema inicial, “2nd Step”, recuerdan el jazz de Nueva York; la melodía de “¿Y por qué no?” hace pensar en la música de los Young Lions de los años 90; “Growing Up” referencia claramente a Wynton Marsalis (por su melodía) y a Charles Mingus (por las pausas abruptas y los cambios de métrica). Al mismo tiempo, Santos Celpa y sus músicos hallan las maneras de personalizar estas interpretaciones. “El coquí”, por ejemplo, si bien intenta ser un homenaje al jazz-bomba de David Sánchez, incorpora también cambios armónicos de escalas menores modales, según explica el propio líder. En esta primera mitad del CD, se destacan los solos de bajo de Santos Celpa, sobre todo en “Alyss’s Idea”, trabajados con un sonido profundo y gran impulso rítmico.
La segunda mitad del álbum hace un uso efectivo de las posibilidades armónicas que ofrece el noneto, una especie de “big band pequeña” compuesta por trompeta, saxo tenor, trombón, guitarra, piano, bajo, batería y dos percusionistas. Del jazz-funk de “Jungle Groove” –un tema de marcada síncopa, con un excelente solo de trompeta de Pedro Ruiz- pasamos a las cadencias del clásico “Blue Monk”, uno de los más memorables blues de Thelonious Monk, aquí con la melodía levemente alterada.
La secuencia final del disco, compuesta por los tres últimos temas, es la más interesante. “Impromptu” tiene que haber representado un verdadero desafío para los músicos a la hora de grabarlo, con sus sorprendentes cambios de danza a “second line” de Nueva Orleans, a swing y de vuelta a la danza para concluir; todo un ejercicio en síntesis y polifonías que subraya la esencial proximidad entre la música de la llamada Crescent City y Borinquen. El trombón de Kenny Ortiz sobresale en esta pieza por la solidez de su expresión.
“Bebop”, composición original de Dizzy Gillespie, es toda una amalgama de elementos, con “la tradición armónica de la época en la que se compuso la pieza (mediados de los años 40), el lenguaje composicional del contrapunto barroco, comenzando con una fuga al estilo de Bach; y la parte puertorriqueña, con tres toques de bomba: sicá, yubá y holandé”, explica Santos Celpa.
El álbum concluye con una genial revisión del clásico “Caravan”, compuesta por el puertorriqueño Juan Tizol para la orquesta de Duke Ellington. Su interpretación al estilo de plena suena tan natural que pareciera haber sido compuesta expresamente para ese ritmo; su vivacidad es tal que la convierte en una de las mejores versiones que se hayan grabado de este inmortal tema.
“Antología” es un álbum que recoge varios de los elementos que hacen memorable una grabación de jazz: un líder con una visión clara de lo que quiere hacer; arreglos y recreaciones imaginativas; y músicos que dan lo mejor de sí en cada interpretación. Una aportación importante al acervo cultural y jazzístico puertorriqueño.