Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
‘’Escribía poesía desde pre adolescente. La universidad apagó esa llama. Cuando terminé la universidad, surgió otra vez la pasión. Escribía, botaba, escribía y botaba. Después, me enamoré; hice de esa relación un diario, un libro que guardé y seguí escribiendo. En 2014, surgió mi primer poemario, ‘Tiempo de amar’. Ahora mismo, trabajo en otro que se llama ‘Carpeta confidente’’, explicó Eduardo Bobrén Bisbal tras haber sido homenajeado el pasado mes de marzo con la dedicatoria del XXXVII Festival de Teatro del Ateneo Puertorriqueño.
Luego de transcurridos seis meses de aquella oportunidad, ya no trabaja sobre la segunda compilación de versos,

sino que estos son libres, libres para el deleite de los lectores. La presentación de su segundo poemario, “Carpeta confidente”, aconteció el pasado sábado 26 en la sede del Ateneo Puertorriqueño en Viejo San Juan. A esta fiesta de versos, asistieron muchos amigos en el arte que acompañaron a Bobrén y le retribuyeron su creatividad poética declamando o actuando poco más de veinte poemas de los que vieron la luz con esa segunda publicación.
El título de este poemario hace alusión al encierro al que muchas veces los poetas someten sus versos por miedo, temor al juicio, pavor a la competencia o por propio egoísmo: “Es entonces que te conviertes en carcelero de lo que escribes y confinas tus sentimientos, tus pensamientos. Te apropias de ellos como tesoros valiosos y los guardas en la mente, en una gaveta o en una carpeta que te sirva para disimular todas esas confidencias que crees no están listas para darse a conocer”, expresó Bobrén para parafrasear una idea de Pablo Neruda y para introducir la actividad en el Ateneo.
Según reveló el autor, los poemas se fueron acomodando con autonomía hasta que conformaron tres partes: Tributos, Sonetos, Rebeldías. En la primera sección el poeta reconoce algunas figuras que fueron, de alguna manera, importantes para su vida o para la vida cultural de nuestro País. “Sonetos” se define porque Bobrén “siente que escribir un soneto es enfrentarse a retos duros, desconocidos y maravillosos, retos que se hacen deliciosos cuando logra encapsular pensamiento y sentimiento dentro de la rígida forma clásica…”. ‘Rebeldía’, por su parte, encierra versos que reclamaban un grito, “versos de asombro ante las injusticias, del asesinato físico y de las ideas, del abuso de las figuras detestables del poder…”.
Iba corriendo la noche y se quedaban atrás el saludo y las palabras de bienvenida que Edgardo Huertas les extendió a todos los convocados por la poesía de Bobrén. Un gran compartir entre figuras claves del teatro y el cine puertorriqueño, que también se han amistado al autor a través de su faceta como diseñador de luces para teatro, fue lo que perduró por espacio de dos horas.
Las palabras de la Dra. Zoe Jiménez Corretjer, editora de Casa de los Poetas, “es el segundo libro de Bobrén

producido bajo esta editorial que revela un vínculo entre él y lo que crea como pieza artística. Lo que es él como persona se ve configurado en sus dos libros”, sirvieron de antesala para el comentario sobre el poemario que expresó la profesora y estudiante doctoral del Centro de Estudios Avanzados y del Caribe, Miriam Mercado.
Luego de los actos protocolares, comenzaron a “volar en fuga todas las confidencias”.
Sonaron los versos de ‘A mi padre’ con la actuación del joven actor Omarjadhir Flores, quien con sollozos le infundió vida al tributo que Bobrén ofreció a su padre tras una muerte inesperada. Así, siguieron revelándose “Esencia” en la voz de Pedro Orlando Torres, “A Héctor Campos Parsi” en la voz de Provi Sein y “A Julia de Burgos” en la voz de Sandra Santana.
“Gracias Bobrén por este homenaje a mi madre. La conociste muy bien”, expresó entristecida Ivonne, hija de la vibrante actriz Esther Sandoval, quien declamó el tributo a su madre. A este momento sublime, le sucedió la jocosidad de la actriz Luz María Rondón que, antes de leer el tributo “A Gladys Ruiz Anglada”, “se salió del libreto” con sus ocurrencias y provocó la risa del público presente.
Acordes de cuerdas sirvieron para acompañar la robusta y melodiosa voz del actor Joaquín Jarque, que le hizo honor al “Vacío”, a la “ausencia como vaso que rompe”. Lourdes Morán, Gil René Rodríguez y Carmen Nydia Velázquez fueron los próximos en compartir desde la tarima los poemas “Tú verás la armonía”, “A Federico García Lorca” y “A Sylvia Rexach”, respectivamente. Todas esas simbiosis de voces y versos aún permanecían amenizadas por la música de fondo provista por José Eduardo Bobrén.
Continúo irradiando la creatividad con los talentos de Carlos Esteban Fonseca, quien dramatizó “No”; de Alina

Marrero y la declamación de “Entrada en triunfo”; de Zoe Jiménez, quien leyó los veros que Bobrén le escribió a la “patria dolorosa acosada de tragedias”, “Haití’. El final de “Ruinas” dio la bienvenida a Nelly Robles, quien declamó “A Nora Cruz, al Baile de Bomba” al son de los barriles y junto a un grupo de bailaores que con sus pasos contagiaron a todos.
La elegancia de Angela Mayer se asomó al podio para declamar “Provocación” y tras su salida dejó un rastro de respeto que recobró la voz de Joaquín Jarque para agradecerle a Bobrén por la oportunidad de expresar los versos, en esta segunda ocasión del poema “Bosquejo”. Luego, Carlos Miranda tomó el micrófono para interpretar “Ángeles palestinos”, un reclamo al “dolor de la guerra, dolor de las almas, dolor de los niños”.
Con grito imperante para exigir la libertad de Oscar López Rivera, el actor Gerardo Ortiz declamó la “Libertad” que escribió Bobrén, esa que pide que se suelten las cadenas de la opresión y de la injusticia.
El clamor esperanzador cerró una velada entre amigos que viven de las artes, que las viven y que las valoran por su poder de expresión social y cultural. La despedida anunció que vendrán otros poemarios de Eduardo Bobrén Bisbal porque como señaló al final Edgardo Huertas “una capacidad creativa como esa no termina”.