Por Michael Hernández Vera
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Salí de clase a eso de las 9:30 a.m. con el propósito de llegar temprano al Teatro de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA), lugar donde ya estaban preparando todo para la presentación de los Trovadores del Mundo, que por primera ocasión visitaban recinto alguno del Sistema UPR esa mañana del jueves, 8 de octubre de 2015.
Para mi sorpresa, a pesar de que había llegado media hora antes de lo establecido como la hora de inicio de la

Como a eso de las 10:30 a.m. (ya cuando la gente estaba lo más ansiosa posible por disfrutar del concierto) la actividad había comenzado y se le hacía entrega del reconocimiento de exalumno distinguido de UPRA al trovador e improvisador Omar Santiago.
El primer grupo de artistas (puertorriqueños, por cierto) subió a la tarima luego de la entrega del reconocimiento y haciendo uso de un güiro, una guitarra, unos bongós y un cuatro hicieron retumbar el Teatro.
Una vez que los boricuas rompieron el hielo, Omar subió a la tarima nuevamente y pidió al público que le regalaran un pie forzado. Alguien gritó “hermano de una mujer”, pero en un teatro lleno de lobos y lobas no podía faltar un aullido. Una voz, gritó “el lobo aún sigue aullando” y el experimentado trovador, sin más ni menos, improvisó una décima que hizo que muchos en el teatro mostraran su orgullo lobuno.
Esa frase fue solo el comienzo de un desborde de talento que contó con la participación de trovadores improvisadores de Cuba, Chile, Uruguay, Colombia, Argentina, México, España y Panamá.
La actividad llenó de mucha alegría a todos los que se dieron cita. Desde que los cubanos subieron e hicieron uso

de distintos retos que se ponían ellos mismos hasta que los panameños despidieron el evento con su acalorada costumbre del “Pícalo Gallo”, la gente reía y se maravillaba.
Trovadores del Mundo en UPRA fue una producción de Decimanía, Inc. auspiciada por la Oficina de Enlace con la Prensa y la Comunidad, la Oficina de Actividades Sociales y Culturales de UPRA, la Asociación del Personal Docente de Arecibo (APDA) y la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU).
(El autor de esta crónica es estudiante de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Arecibo)