Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Viento de Agua nuevamente sorprende con una propuesta de vanguardia.
Con el lanzamiento de “Sonidos primarios”, un concepto infantil, es inevitable recordar que, ocasionalmente, los payasos Remi y Juglar echaron mano a la bomba y la plena para cantarle a los niños.
Tony Croatto alcanzó lanzar el disco “Nanas” al que tanto empeño le puso.
El musicólogo Raúl Berríos también rescató un puñado de las canciones infantiles tradicionales y, a ritmo de bomba con los instrumentos autóctonos, produjo en 2001 el disco para niños “Jíbaro Negro: Ecos del Batey, Changüí infantil Vol. I” que entonces, enfocado en los proyectos de Clave Tres, no pudo promover como hubiera deseado.
Y el año pasado, la obra discográfica “La rosa va caminando” de Gil Raldiris Aguayo, inspirada en los poemas de la niñez de Elsa Tió, echó mano a la plena, la bomba y la danza, entre otros ritmos, para desatacarse como una de las producciones más sobresalientes de 2014, según la Fundación Nacional para la Cultura Popular.
Sin embargo, más allá de las obras mencionadas, lo cierto es que la producción de música folclórica para niños, aparte de las propuestas radiales y artísticas de Nellie Lebrón y Paracumbé, no ha sido muy frecuente en la industria nacional, a diferencia de otros países.

Rabindranat Díaz Cardona
En términos literarios, de adaptación de cuentos a la bomba y la plena, igualmente han escaseado. En la década del 70 Haciendo Punto en Otro Son, en el disco “Tierra, tierra y otros cantares”, presentó una narración y adaptación musical del cuento “En el fondo del caño hay un negrito” de José Luis González que aunque su estructura apela a la niñez, su discurso social capturó más la atención del público adulto.
Y no se olvida la ilusión de Tite Curet Alonso con la producción del disco de cuentos musicalizados para niños “La campana en el fondo del mar”, que quedó en el tintero.
Afortunadamente, en 2015 Tito Matos, Ricardo Pons & Viento de Agua sorprenden con una magistral contribución a la cultura puertorriqueña y a su limitado mercado infantil con el lanzamiento “Sonidos primarios”, que contiene el cuento “Marcelo y el misterio del sonido desaparecido”.
Financiado con fondos del Instituto de Cultura Puertorriqueña y del National Endowment For The Arts, el disco “Sonidos primarios” integra los ritmos del folclor nacional con un repertorio didáctico y divertido concebido para atraer la atención de la niñez boricua a la riqueza de nuestra música.
Desde su presentación y empaque, el arte de Rabindranat Díaz Cardona y el diseño grafico de Gustavo Castrodad sugieren que los productores ejecutivos Tito Matos y Mariana Reyes Angleró no escatimaron en la realización de un concepto que se convertirá en un referente para las futuras generaciones y que, con el respaldo de los medios, podría aportar significativamente a la divulgación del folclor entre la niñez boricua.
La audición comienza con “¿Y por qué? ¿Y por qué?”, una fábula en la que el autor Ramón “Tito” Rodríguez comunica lo necesaria que es la obediencia de los niños a sus padres; su responsabilidad con la higiene personal y no jugar con objetos peligrosos. La interpretación de Noel Rosado, en la estructura de una bomba que combina los seises holandé, seis corrido y gracimá, es tan simpática musicalmente hablando como el coro de los niños Marcelo Matos Reyes (el hijo de Mariana y Tito), Ana I. Rodríguez Simonetti, Axel G. Rodríguez, los hermanos Mia y Efraín Molina Baptista, Francisco A. San Inocencio, Brianna A. Rivera, Jared J. Rosado Pérez, Raquel Irizarry, Nahila Berríos y Amahia M. Febres.
Del repertorio clásico del fenecido compositor y artesano Marcial Reyes, la secuencia continúa con la pegajosa plena “Canta el gallo”. La interpretación de Tito Matos, con el acordeón de Lenny Prieto y el clarinete de Ricardo Pons, da paso al seis montuno “Los días de la semana”, composición didáctica del trovador Ricky Villanueva, quien no solo canta sus décimas sino que toca el cuatro.
La obra “Plena nana”, del historiador y etnomusicólogo Ramón López, fue asignada a Gema Corredera, quien se anota una de las interpretaciones más tiernas y sentimentales del proyecto. Nuevamente escuchamos los contrapuntos de Prieto y Pons en una poesía inspirada en el pandero como motivo para un sueño feliz durante las horas de descanso.
En “Cococoquí” canta Noel Rosado, en otra fusión de ritmos de bomba, en cuya letra Ricky Villanueva y Pons resaltan en el coquí como signo de la nacionalidad e identidad puertorriqueña.
La tradición de las cadenas, que encontró en Chuito el de Bayamón uno de sus más consecuentes exponentes, combinada con el toque de la bomba yubá, es recreada en “Las notas musicales”, letra que cantan Ricky, Tito, Kiani Medina y Noel, escrita para familiarizar a los chicos con las nociones básicas del pentagrama y la teoría y solfeo.
“El león”, plena de Tite Curet Alonso grabada a fines de los 60 por Cortijo con el título “Se escapó un león”, es otra obra que armoniza con el concepto del disco.
El discurso social, desde la sátira, está presente en “El mundo al revés”, un seis chorreao interpretado por Los Mocosos o el coro que integran Israel Lugo, Jorge González y Yussef Soto, respaldados por el cuatro de Ricky y el güiro de José Eduardo Santana.
“Ola de la mar”, clamor plenero por la paz que canta Kiani, precede el cierre de la grabación con el cuento “Marcelo y el misterio del sonido desaparecido”, cuyo texto narra Juan Pablo Díaz, describiendo la experiencia de Tito, Mariana y su pequeño Marcelo, cuyo sonido primario indiscutiblemente es el toque de plena que escucha desde antes de nacer.
“Sonidos primarios” es una grabación que debe trascender los anaqueles de las discotiendas para convertirse en referencia y recurso ineludible en la educación en el hogar y en los salones de las escuelas de párvulos de la nación puertorriqueña.
“Sonidos primarios” es un buen regalo de cumpleaños o Navidad para [email protected] niñ@s.
¡Vale la pena escucharlo!