Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
En el furor de las horas de cierre se halaba los rizos de su corta cabellera y, aún con dos o tres notas por redactar, me solicitaba, casi a manera de súplica, que le calentara una taza de agua para mitigar el estrés con un té de manzanilla.
Ese ritual se repetía todas las tardes durante la temporada en que Ileana Cidoncha ejerció como redactora-reportera de Por Dentro, durante la jefatura de su amiga y vecina Iris Landrón (q.e.p.d.).
Desde mediados de los 80, sin embargo, el “byline” de La Cidoncha era conocido y, sobre todo, temido y respetado por la clase actoral y los productores, directores y escritores del teatro puertorriqueño.
Integrante del Círculo de Críticos de Teatro de Puerto Rico, junto a Ramón Figueroa Chapel (q.e.p.d.) y Juan Ortiz

Jiménez, Ileana Cidoncha se convirtió en una de las plumas más sagaces del periodismo cultural de la década del 90.
Su narrativa periodística, a la hora de redactar una entrevista con Lucy Boscana, Axel Anderson, Carlos Ferrari, Antonio Martorell, José Antonio Torres Martinó, Mercedes Sicardo o Lucy Fabery, reveló siempre, como matiz inconfundible, su fluidez literaria.
Dicen que los teatreros, por más que lo disimulen, en el fondo coquetean o simplemente aman la música. Lo comprobé en una hora de cierre, en que después del ritual del té, me dijo que me tenía una sorpresa: el obsequio de un plato Pioneer y decenas de elepés de vinilo.
Álbumes de Los Beatles, Tito Rodríguez, César Concepción, Tom Jones, Cortijo, la banda sonora de la producción “West Side Story”, Lucecita, José Feliciano, Gilberto Monroig, Felipe Rodríguez y El Gran Combo que me regalaba con tanto desprendimiento. Gesto que le reciproqué con un ejemplar en el formato de disco compacto de la producción, en el concepto de bohemia, “La hora íntima” de Agustín Lara, Toña La Negra y Pedro Vargas, una de sus grabaciones favoritas, realizada en México a mediados de los 50.
Desde entonces, la música fue un pretexto para intercambiar impresiones durante la pausa para el té. No olvido que su cobertura del musical de Broadway, “The Capeman”, de Paul Simon, que reunió a Ednita Nazario, Marc Anthony y Rubén Blades, fue muy completa.
Luego, a finales de la década del 90, la sección de entretenimiento y cultura fue descentralizada de la revista Por Dentro, surgiendo la nueva sección Espectáculos. El chileno Héctor Olave la nombró editora y, a Asunción Cantres (fallecida recientemente) como su asistente.
Aunque tuvimos diferencias obrero-patronales, siempre admiré su pasión por el mundo del entretenimiento. En sus pocos años como editora, consolidó un buen equipo de periodistas con Nancy Piñero, Patricia Vargas, Javier Santiago, Edgardo Soto, María Ivette Vega y este redactor.
A cada uno delegó funciones conforme a su área de especialidad o dominio. Diversificó la oferta editorial con secciones como Todo Radio, Pura Salsa, La Entrevista Espectacular (los domingos), Teatro con Javier del Valle, Televisión con Nancy Piñero y artículos basados en investigaciones o mesas redondas, como la presencia del negro en la salsa y la plena en Puerto Rico.
De hecho, su paso por Espectáculos coincide con la firma de Plena Libre y de Truco & Zaperoko con la disquera Ryko

Latino. Entonces, la cobertura de la plena fue más frecuente en las páginas del diario. Incluso, con su visión, compartida con el Sr. Olave, fue pionera de la cobertura del rap y el reggaetón, con la publicación –a pesar de la censura de editores de otras secciones- de una entrevista a página completa con el rapero Falo, cuyo texto analizaba el contexto del desarrollo de este cantautor de la marginalidad.
La realidad es que durante la incumbencia de Ileana Cidoncha la sección de espectáculos de El Nuevo Día se consolidó como la más completa del País y un referente para medios hispanos internacionales.
Con la salida de Olave, Cidoncha también salió. Saltó a El Vocero, donde continuó como redactora y se especializó en otra de sus grandes pasiones: el cine.
Respetada por todos, amada por muchos, temida por algunos y reprobada por pocos, la fenecida periodista y profesora universitaria Ileana Cidoncha tiñe de luto a la prensa boricua.
Hoy la recuerdo con afecto y brindaré con una copa de tinto por un tránsito rebosante de luz al escenario de la dimensión desconocida.
Concluyo con una anécdota sobre una de nuestras contadas discusiones profesionales. Se acercaba la despedida de 1999 y necesitaba un periodista de experiencia que cubriera la llegada del año 2000.
Le objeté la asignación por una razón familiar.
“Mira esto como una oportunidad, como un privilegio. Imagínate que los médicos, las enfermeras y los policías se nieguen a trabajar esa noche. Tú recibirás el siglo 21 trabajando como periodista”.
La Cidoncha me convenció, cubrí el concierto de Millie Corretjer junto al espectáculo de fuegos artificiales en el Parque del Tercer Milenio y nuevamente dictamos la pauta noticiosa.
Ojalá que allá, en las tablas del infinito y donde no hace falta el té, su perseguidor nunca se apague.
¡Descanse en paz!