Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Lleva en La Selecta 35 años y posiblemente los medios han ignorado la pena que en estos momentos embarga al sonero Carlitos Ramírez.
En entrevista con la Fundación Nacional para la Cultura Popular, Carlitos no solo recordó a Raphy Leavitt como un gran director musical, sino como un padre que estuvo a su lado en las buenas y las malas.
Desde su juventud, en el Residencial Virgilio Dávila de Bayamón, Carlitos era fanático de La Selecta. Cuando regresaba de la cancha de baloncesto, su pasatiempo favorito, se encerraba durante largas horas en su cuarto a escuchar en un tocadiscos portátil los elepés y sencillos en el formato 45 rpm lanzados por La Selecta.
Escuchaba y tarareaba hasta la saciedad los éxitos “Payaso”, “Soldado”, “El solitario” y “La cuna blanca”, sin imaginar que en 1980 conocería a Raphy Leavitt y audicionaría con La Selecta de Puerto Rico.
Muchas veces llegó a los bailes y plazas de recreo donde tocaba La Selecta con la intención de subir a la tarima para cantar, pero el miedo lo neutralizaba.
Entonces, en 1980 conoció a Sammy Marrero durante una visita casual a su vecindario. Se estacionó frente a la cancha; se saludaron y días después se lo presentó a Leavitt, quien buscaba un cantante que pudiera aligerar su responsabilidad como vocalista estelar.
Al día siguiente, Raphy llamó a Carlitos para invitarlo a un ensayo en Puerta de Tierra. Abordó la guagua 47 de la Autoridad Metropolitana de Autobuses y llegó, entrando con su afro, sudado, en pantalones cortos y con tenis.
Raphy marcó la guaracha “Te arrepentirás” y Carlitos la cantó. Los músicos intercambiaron impresiones. Esa tarde Raphy le dio pon hasta su domicilio en Bayamón.
Carlitos no era un novato. Había que deliberar y ponderar muy bien la decisión porque el joven había acumulado experiencia con la Orquesta Carimbó, como corista de Marvin Santiago y cantante secundario de la Orquesta Karas, con la que grabó, para el sello Fonseca, los cortes “Di corazón” y “Amigo fiel”.
“Pasaron dos semanas después de la audición, cuando Raphy me llama para darme una asignación: aprenderme las letras y los coros de unas canciones. Él me llevó un casete de los temas de esa época, incluyendo los temas “Sorongo” y “Picaflor”, que grabaron Sammy y Tony Vega. Me olvidé de la cancha y me dediqué a escuchar el casete”.
Al otro día, Raphy lo llamó para preguntarle sus medidas de pantalón, camisa y chaqueta. Le había ordenado su uniforme. “Estos son detalles que no se pueden olvidar. La otra semana hubo un baile. Raphy me dio tiempo para que me aprendiera el casete. A la perfección no llega nadie, pero él se acercaba bastante”.
Así, en junio de 1980, Carlitos Ramírez debutó con La Selecta en el salón El Camuyano de Camuy, en un espectáculo cuya atracción principal era la vedette Lourdes Chacón, animado por Otilio Warrington “Bizcocho”.
En lo sucesivo se mantuvo como corista y cantante coestelar de La Selecta hasta poco después del espectáculo del

30 aniversario, celebrado en 2002 en el Anfiteatro Tito Puente. Problemas personales que debía resolver lo ausentaron durante un lustro de La Selecta, pero contactó a Raphy con el cantante Tony Rivas, hermano de Jerry, de El Gran Combo, para que lo sustituyera.
“Nunca me faltó la ayuda de Raphy”, dijo Carlitos, a quien posteriormente Raphy llamó para el concierto del 35 aniversario de La Selecta en el Centro de Bellas Artes.
Con La Selecta Carlitos Ramírez ha popularizado “Esos que se van”, “Bella flor”, “Cuando el río suena”, “La cuica”, “Patita de conejo” y “La guiñaíta”, la mayor parte de la autoría de Raphy.
Para el nuevo cd, según supo la Fundación Nacional para la Cultura Popular, grabó el son montuno “Espina” y el corte “La nena”, aparte de su participación en “Cuarentona”.
“Yo no supe cuánto respetaba y admiraba al señor Raphy Leavitt; cuán grande era para mí, hasta ese momento. Lo supe por un texto de su esposa Lalo. La llamé al celular de una manera que aún no asimilo. No sé como reaccionaré en el funeral mañana martes en el Coliseo Roberto Clemente”.
El martes, desde las 12 del mediodía, la Orquesta La Selecta de Puerto Rico tocará a la memoria de su fundador, director, pianista, arreglista, compositor, alma y corazón, Raphy Leavitt.
Carlitos se prepara para entonar el coro de “La cuna blanca” las veces que sea necesario. Esperaba recibirlo con un fuerte abrazo tras la reciente operación de cadera que degeneró en la infección con una bacteria que arrebató su vida con la complicación de un paro cardiaco.
Pero lo contemplará, plácido, en el ataúd ante el cual el pueblo le rendirá su último aplauso. Allí, inevitablemente, Carlitos lo recordará como un padre.
“Ha sido algo fuerte… Él me aconsejaba mucho y por aquí me entraba y por aquí me salía. Me duele no haberlo escuchado con seriedad. De mi trabajo, nunca tuvo quejas porque di el 110%. Perdí un amigo, un hermano que siempre recordaré porque creyó en mí. No he parado de llorar. Miro la televisión por las noches, pero mi mente está en Raphy”.
Compungido y con la ayuda de antidepresivos, Carlitos Ramírez se enfrentará a su ineludible cita con el dolor. Pero se fortalece porque reconoce que Raphy preferiría que nadie se atreva a llorar… Porque sobran motivos para celebrar su inmortalidad en el pentagrama salsero.
“Considero que La Selecta debe continuar en honor del señor Raphy Leavitt Rey, pero esa es una decisión muy personal de su familia; de su esposa María Milagros Barreto Cabrera; de su hijo Raph y de su hija mayor, Sheila. Si continúa, continuaremos. Si deciden no seguir con esto, pues sencillamente hasta ese momento llegó Carlitos Ramírez”.