Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
José Brocco, quien vio su primera luz en Guayanilla el 1ero. de agosto de 1973, llegó al teatro por causalidad. Cuenta que, cuando estudiaba Pre-Médica en la Universidad de Puerto Rico en Mayaguez, un día, mientras transitaba por los pasillos de un edificio, tropezó con un ensayo del Club de Teatro dirigido por Félix Díaz. Ese feliz tropiezo cambió su vida para siempre.
Decidido a ser actor, Brocco se mudó para San Juan, donde se matriculó en el Conservatorio de Arte Dramático del Ateneo Puertorriqueño, a la tutela del profesor Roberto Ramos-Perea. Comenzó a tener participaciones pequeñas en distintas obras de teatro, hasta que se convirtió en todo un profesional.

Además de la infinidad de obras de teatro y cine que José Brocco ha hecho, por muchos años fue parte del Taller Dramático de Radio 9.40am de la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública. Estuvo trabajando como actor para el Taller, hasta el día antes de mudarse a Miami, donde ahora vive, junto con su esposa, la actriz Noris Joffre, y sus dos hijos.
Nos acercamos a José Brocco para enterarnos de todos los detalles del estreno en Miami del primer corto metraje que produce con el actor puertorriqueño Jorge Alberti. El actor, ahora productor, es muy sincero con sus expresiones, y también muy divertido, así que tuvimos con él una entretenida conversación, la cual transcribimos a continuación.
ALINA MARRERO (AM): ¿Cuándo y por qué te fuiste a Miami?
JOSE BROCCO (JB): Me fui a Miami en septiembre de 2012. Mi esposa ya vivía por allá porque le habían ofrecido un contrato. Yo amo mi familia, así que tomamos la decisión de establecernos allá… pero extraño mucho a Puerto Rico. Si fuera por mí, regresaría mañana.
AM: Pero sabemos que no te va mal.
JB: No me puedo quejar. Todo tiene sus pros y contras. A pesar de que estoy lejos de mi gente, la oportunidad de conocer personas nuevas me da la oportunidad de aprender y crecer.
AM: ¿Tenías trabajo seguro cuando te fuiste?
JB: No, yo fui valiente. Tan pronto llegué me empecé a mover. Toqué muchas puertas. Me tomó un año llegar a las personas indicadas. Me refiero a Microteatro. Recuerdo que cuando llegué, Miguel Ferro y Jorge Monje me abrieron las puertas. Hoy, Jorge Monje es el encargado de Microteatro.
AM: No has parado de trabajar en Mircroteatro, lo sabemos por las continuas promociones. ¿Qué ha significado esto para ti?
JB: Me diversifiqué. Ahora dirijo, algo que nunca pensé hacer. También he podido estrenar obras de mi autoría. Para mi sorpresa, han sido exitosas. Ahora mismo estoy trabajando como actor en dos obras que estrenan este verano. En julio estrena Traducción Libre, escrita y dirigida por la cubana Julie de Grandy. En agosto estrena El regreso de Samuel, también de Julie de Gandy. Esta última es un reto porque mi personaje es una mujer, no un hombre vestido de mujer, interpreto a una verdadera mujer. Esta obra la dirige una española, Sylvia de Esteban.

JB: Mal que bien, en Puerto Rico se puede vivir de la actuación. Al menos, yo lo hacía. Acá en Miami, las personas tienen otros trabajos y esto es más bien un hobby. El hecho me chocó mucho cuando llegué. Pero estar en una ciudad como Miami también trae cosas positivas, por ejemplo, yo he trabajado con figuras internacionales que vi de pequeño en televisión, como Alba Roversi, Anna Silvetti. Esto es un honor.
AM: En Puerto Rico, tu tiempo profesional estaba dividido entre la actuación, las artes plásticas y la fotografía. ¿Sucede lo mismo allá?
JB: Hago fotografías, sobre todo para teatro. Sigo pintando. Hice una exposición de pinturas del Viejo San Juan en el Café Teatro El Yunque. Ahora estoy trabajando la escultura.
AM: Queremos que nos cuentes sobre la escultura que enviaste a Puerto Rico y se rompió por negligencia de una línea aérea. Pero antes, dime, ¿cómo decidiste trabajar la escultura?
JB: Trabajo la escultura desde hace varios años, pero nunca había expuesto. Resulta que, para celebrar los 10 años del Festival del Tercer Amor, en Coribantes, Rafael Rojas nos pidió a los artistas que habíamos expuesto en esos 10 festivales, una colaboración. Yo expuse para ese festival hace 10 años, así que se me ocurrió hacer algo nuevo y enviar una escultura. Esta va a ser la primera vez que exponga una escultura. Se llama “A puertas abiertas”. Esta trabajada en yeso con una capa de acrílico blanco por encima. Se trata de una pareja de mujeres, besándose, dentro de una caja de madera. Esto significa la necesidad de las parejas gay de “salir del closet” y de ser aceptados.
AM: Ahora nos toca hablar de lo que pasó con la escultura y la línea aérea.
JB: Mira, estoy furioso. A pesar de todas las etiquetas que indicaban “fragile”, no tuvieron cuidado, y la escultura llegó rota a Puerto Rico. Pensé cambiarle el título a una maldición para la línea aérea, pero no se será necesario. El artista, y amigo, Norberto Barrero Moya, la reconstruyó, quedó como nueva. Así que la escultura mantendrá su nombre.
AM: ¿Cómo te sientes cada vez que haces una exposición?
JB: Tanto las esculturas como cuadros son hijos, hijos que uno adora. Me encanta exponer, pero te voy a confesar que cruzo los dedos para que no compren. Desprenderme de las piezas es como despedir a un hijo en el aeropuerto. Cruzar los dedos no funciona porque de todos modos, siempre vendo.

AM: A lo largo de tu carrera como actor, has hecho más de 30 películas para cine y televisión, nacionales e internacionales. ¿Cuál de todas esas películas es la más significativa para ti?
JB: La primera que hice cuando yo tenía 22 años de edad, “El Callejón de los cuernos” de Jorge Rodríguez, dirigida por Vicente Castro. Primero se hizo una lectura dramatizada, después la obra estrenó en un teatro, entonces se hizo la película para televisión. Vicente Castro me dio la oportunidad y estoy agradecido. Después de esa película no paré de trabajar.
AM: Y ahora te toca estrenar como productor. Cuéntalo todo.
JB: Se llama “The Railroad”. La idea de producir surgió durante la última película que hice: Los reyes, la verdadera historia del Buster y Camaleón, de Vicente Castro. Yo era el Buster y Jorge el Camaleón. Esta película se hizo entre Puerto Rico y Santo Domingo. Jorge y yo hemos sido amigos por más de 20 años. La vida nos separó, él se fue a Chile y después a México. Causalmente terminamos viviendo en Miami, uno al lado del otro. Mientras filmábamos Los Reyes decidimos hacer un proyecto juntos. Creamos nuestra propia compañía, Sin plan B.
AM: O sea, que la opción es el plan A.
JB: Exacto. Tiene que salir a como de lugar. “The Railroad” es un corto metraje en inglés que dura once minutos dedicado a las personas que, a lo largo de la historia, han salido de sus países para buscar un mejor futuro. Es de época, la ubicamos en la década de 1930, y ocurre en cualquier país del mundo, no establecemos país. Más que criticar lo duro que puede ser un país para el extranjero, nos interesa expresar lo que sienten los emigrantes. Hacemos ver el sufrimiento y lo fuerte de dejar los seres queridos, no importan las circunstancias. Son solamente dos personajes, José y Joe. Yo soy José. José es un hombre que tuvo que dejar atrás a su familia, se montó de polizón en un tren y cruzó la frontera. Se encuentra con hombre misterioso, Joe, que le hace entender muchas cosas que necesitaba para poder trascender. El final no te lo voy a contar porque es una sorpresa.
AM: ¿Quiénes más trabajan con ustedes en este proyecto?
JB: Solo nosotros dos. Nosotros hicimos todo, hasta la cámara. Las escenas donde estamos juntos las hicimos con la cámara en un trípode. Grabamos esta película en Miami. Usamos un tren abandonado de la época y vías de tren. Después de la pre-producción, nos tardamos, entre grabación y edición, unos dos meses. La película es digitalizada. No usamos una cámara de cine.
AM: ¿Cuándo es la gran noche?
JB: Estrenamos el 18 de junio, en Cine Café Nigth, y en septiembre nos presentaremos en un festival de cine internacional en Santo Domingo. Colocaremos esta película en todos los festivales posibles.
AM: ¿Hay planes cercanos para Sin plan B?

JB: Vamos a hacer otro cortometraje, Angel. Es una obra de teatro que yo escribí para hacer con mi hijo Ricardo y lo presentaron con éxito en Microteatro. Para cine lo tenemos que hacer con otro niño, porque Ricardo creció. En esta ocasión, voy a dirigir. Jorge también se va a quedar detrás de la cámara. Tenemos al actor, el compañero cubano, Marcial Reyes. Estamos buscando al niño. Este nuevo proyecto tendrá más producción. Angel es un niño que está perdido se encuentra con una persona que vive en la calle, y se dan lecciones de vida el uno al otro. Más a largo plazo, antes de un año, haremos un largo metraje con varios actores. Pero sobre eso hablaremos más adelante.
José Brocco, quien considera que su más grande virtud es decirle lo que piensa a quien se lo tiene que decir, y su debilidad, los refrescos de soda, finalizó nuestra conversación con una reflexión sobre su propia vida: “Cuando yo estaba en Puerto Rico, me quejaba por todo, sobretodo de las malas condiciones para los actores y la poca ayuda que ofrece el gobierno. Al haber conocido otra realidad, como actor que hizo carrera en Puerto Rico, estoy convencido que los actores puertorriqueños podemos darnos con piedras en el pecho. En Miami no existen ayudas del gobierno para el teatro. El apoyo del público no se compara al de Puerto Rico. Yo no siento que haya perdido mi trabajo en la isla, porque voy y vengo y hago cosas allá. Pero entiendo que muchos compañeros deberían atesorar lo que tienen y cambiar la queja por la acción”.