Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Poesía orgánica y acordes itinerantes.
Colores del folclor campesino.
Armonías urbanas.
Matices del jazz y el flamenco.
Nostalgia jíbara.
Lamento del destiempo.
Trova de un amor inexperimentado.
Originalidad a ultranza.
Eso es Mijo de la Palma, el concepto artístico desarrollado por el cantautor Melvin López Rivera que, a paso firme y con una propuesta genuina y de vanguardia, se encamina a revolucionar el espectro de la música popular puertorriqueña del Siglo XXI.
Su antecedente como cantautor se remonta al 1999, cuando en su estudio MUSALatina, en Orlando, Florida, grabó con la guitarra su composición “He”, acompañado por el pianista Alex Katsaros.
“He’ es uno de mis primeros temas, creo que el segundo; lo escribí hace mucho tiempo, en 1993. Por alguna razón, ha encontrado su espacio en la cabeza de varias personas. Es un tema sencillo, idealista y, seguramente, ingenuo e impresionable”, señaló a la Fundación Nacional para la Cultura Popular.
En agosto de 2002, de regreso a Puerto Rico tras hacer un paréntesis en sus estudios de Derecho, lo lanzó sin grandes pretensiones, como suele hacer, pero sin imaginar que impactaría a cientos de personas.
“Desde que tengo uso de razón, la música ha tenido en mí un alón muy fuerte. Y es en ese punto en que decido dejar los estudios y dedicarme a la música. Entonces, me marcho para la Florida y comienzo en la música de manera formal”, recordó Mijo, quien -luego de entrar a pre Leyes en la Universidad de Texas en San Antonio y estudiar Justicia Criminal en la Universidad Interamericana en Puerto Rico- optó por la música.

Su desarrollo en la escena musical puertorriqueña ha sido paulatino y un tanto tímido. Confiesa que, en un principio, era apático a la tarima y se sentía intimidado, tanto así que la noche de su debut invitó a Fiel a la Vega, cuando la banda se encontraba en su apogeo, y cantó de espaldas al público.
“Lo hice así para que toda la atención se pudiera concentrar en ellos. Puse la silla de espaldas porque el pánico era tanto que no podía mirar al público. Esa fue mi primera experiencia en una tarima”, recordó.
En 2002, compró una casa en un monte de San Germán, ensambló su estudio de grabación y se mantuvo allí literalmente hasta 2006, al convencerse de que llegaba la hora de exponer su trabajo.
“O me dedicaba a producir o me dedicaba a ser músico de tarima y así debuté en el Teatro Ramón Figueroa Chapel del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico. Ahí es que introduje a Mijo de la Palma”, rememoró el cantautor que, previo a 2007, en la Florida, identificó a su grupo como Antiguos Señores de las Antillas y Heyokah, ambos inspirados por la cultura y luchas de los habitantes del Borikén precolombino o taíno.
“Me metí en la escena de la Isla sencillamente al no meterme. Hasta el sol de hoy no corro el circuito normal; no conozco a la mayoría de la gente que está bregando en la música; no me meto en barras, clubes ni en ningún lugar de lo común. La razón primordial es querer hacer las cosas a mi manera en el sentido de que me gusta controlar mucho lo que pasa en la tarima; los visuales, a quién invito y quién controla la producción”.
Así Mijo de la Palma -nombre simpático y fácil de recordar que acuña en parte inspirado por Paco de Lucía- desarrolló su propuesta musical, cuyos escenarios son fincas y espacios poco comunes, a donde llega con su escenografía, que consiste en el mobiliario de su casa; mesas, sillas, candelabros, mecedoras, velas, espejos, etcétera.
Desde su llegada en 2007, alumbrado por un pentagrama ávido por parir nuevos talentos e impartirle aliento a conceptos legítimos, Mijo de la Palma ha recorrido ciudades de Estados Unidos, España y los escenarios más insospechados de Puerto Rico con las presentaciones “Fusión Jíbara”, “Canto-E-Jíbaro” y “Por la Cordillera”.
Semanas después del espectáculo que presentó junto a Hermes Croatto en Punto Fijo, Bellas Artes, Mijo continúa con la gira “Por la Cordillera” con un concierto este domingo 26, a las 6 p.m., en Hacienda Chiquita en Peñuelas.
Y es que lo mismo Mijo de la Palma canta en una sala de conciertos como en escenarios naturales, como un atardecer a la orilla del mar; una calle adoquinada del Viejo San Juan, un ambiente rural como el Museo del Café en Ciales o la escenografía campestre de Hacienda Chiquita en Peñuelas.
“Una vez manejaba por la PR-10 de Utuado y vi esta casa que estaba bien trepada en un monte. Me llegaron dos pensamientos: qué lindo sería tocar allá arriba y por qué solo esa persona tiene la habilidad de ver a Puerto Rico desde ese punto. Y me puse a buscar espacios a donde la mayoría de la gente no tiene acceso porque son terrenos privados. Empecé haciéndolos en mi casa en San Germán; luego me mudé para Rincón y le puse de nombre a los conciertos ‘Así canto a esa loma’. Es la necesidad de tocar en lugares donde el terreno es parte de Puerto Rico, pero a los que yo no tenía acceso”, precisó Mijo al recordar que, irónicamente, fue un norteamericano el primero que le cedió su finca en San Germán para una presentación.
Aunque ha tocado en el teatro de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, en Punto Fijo y en el Teatro de la Universidad, Mijo evade la urbanidad. “No me gusta el ambiente; no me gusta cómo se tratan los músicos entre ellos mismos; no me gusta la competencia que hay… Y las fincas me han brindado la avenida de hacer lo mío, a mí manera, sin tener que ser parte de ese juego. El mundo del entretenimiento en Puerto Rico no me gusta. Hay un nivel de competencia donde la hermandad se pierde”, revela el cantautor que vive cabalmente de la música y es muy meticuloso con la ingeniería de sonido de sus presentaciones, consciente de que al aire libre el sonido se transporta y se diluye en el espacio y la distancia.
Antítesis de los cantantes de masas, la agenda itinerante de Mijo de la Palma entraña cierto paralelismo con la proyección del cantautor Manu Chao, una de sus cinco influencias.
“Me gustaba mucho Manu cuando estaba con Mano Negra. Cuando escuché su música me sentí complacido y dije: ‘Ya alguien lo hizo’. Me puse a estudiar de él y el estilo con que llevan la música, que es más un estilo de vida que el deseo de entretener, me causó mucha impresión. Es uno de mis cinco artistas favoritos”, explicó Mijo, quien también enumera entre sus influencias a Ramito, Chuito el de Bayamón, Camarón de la Isla y Paco de Lucía.

La influencia del flamenco en su música es fruto de un viaje que en 2003 realizó a Madrid en busca de un guitarrista. Allá le dio clases el maestro José Juan Poyatos. Un lustro después lo contactó y lo trajo a Puerto Rico, colaborando estrechamente con Mijo de la Palma hasta 2010.
“Cuando tuve mi grupo comprendí que tenía la necesidad de seguir creciendo sin que la gente me asocie con algo en específico y que la próxima vez que me vean sea con otros músicos para que lo vean como un crecimiento. De manera orgánica y natural es raro ver dos conciertos míos con los mismos músicos. Serán los mismos temas, pero con diferente instrumentación. Por eso cada vez que voy a tocar es algo nuevo para mí y para el público. La única constante del grupo soy yo y el poeta, el que lleva más tiempo conmigo y se llama Kidany Acevedo”.
De Mijo de la Palma, empero, apenas se consiguen discos. El único editado se titula “En Directo”. Fue grabado en 2010 en el Estudio Casa Bohemia y se consigue por Internet en formato digital y tangible. La grabación incluye “Ahí se va”, “Madrecita mía”, “Sin título”, “Jugué”, “Puerto Rico en cuatro velas”, “Griega” y “La promesa”, que recopiló de presentaciones en vivo para que sus seguidores, que no son pocos, se deleiten con su música.
En la banda sonora del documental fílmico “El Antillano”, titulada “Betances suena así”, Mijo interpreta “Paso a paso”, poema inspirado en las primeras andanzas de emancipación ideológica del prócer, que evoca los antecedentes del Grito de Lares.
También Mijo aparece en la colección “Cantar por lo Nuestro” (Cantautores por la Fundación Nacional para la Cultura Popular) con “Puerto Rico en cuatro velas”.
El día antes de la entrevista Mijo de la Palma se encontraba en el estudio grabando sus nuevas composiciones para el programa “Música para tus oídos”, que transmite Puerto Rico TV, basado en noticias positivas cantadas por Mijo, Nore Feliciano, Alex Croatto, Walter Morciglio, Astrid Lugo y Fernandito Ferrer.
“Lo veo como una manera de empujarme a hacer música. Después de seis meses, aunque ellos se quedarán con el ‘master’, recibo los derechos de mis canciones y estoy considerando luego hacer otras versiones diferentes de “Donde el miedo no existe” y “Ganas de seguir” para un disco propio”.
Su agenda a corto plazo incluye una gira por la Costa Este de Estados Unidos, del 30 de julio al 17 de agosto. “El concierto de Peñuelas le pone fin a nuestro verano en Puerto Rico e inicia la campaña de recaudación de fondos para grabar el disco que tanto piden las personas y que debe estar listo para el verano de 2016”, adelantó Mijo, quien grabará en tres residencias localizadas alrededor de la Isla, con músicos de Puerto Rico y Estados Unidos.

“Grabaré en espacios donde se pueda colar el viento o se pueda escuchar el cantar de los gallos. Esa no es la intención, pero no tengo problemas en que esos elementos de la naturaleza se cuelen en la grabación. Cuando se graba en un estudio el sentimiento es muy estéril. Cuando se grabó lo de “Betances suena así”, yo hice mi canción en el estudio y la iba a regrabar en Astra en San Juan. Hicimos dos sesiones y las dos se fueron al piso porque yo no tengo ese control. Cuando tengo a un sonidista detrás de un cristal diciendo vamos a la otra toma y a la otra, no me siento bien. Yo podré cantar feo, pero si esa fealdad sale con espíritu, la gente lo va a apreciar. Pero si canto bonito, pero con tensión, esa tensión la gente también la va a recibir. Así que yo prefiero cantar y aunque se me salgan par de gallos, son gallos con pasión. Yo no tengo el control de los músicos de estudios que pueden mantener el alma en la punta de los dedos. Intenté hacer esas dos grabaciones, no se pudo y les dije que grabaría en mi casa con la libertad que me permite mi espacio”.
El 26 de julio en Hacienda Chiquita en Peñuelas las guitarras, la percusión y todo el corazón de Mijo de la Palma transportarán a su público a una introspección holística gracias al poder hipnotizador y emancipador de su música sincera.
“Uso la música para descubrirme yo. En Puerto Rico tenemos algo en común. Es necesario reconocer lo que es ser honesto. La música para mí es la oportunidad de convertirme en una mejor persona y si lo alcanzo, se logrará con mi pueblo. La música no es entretener ni ganar chavos. La música es mi compás. Es lo que me ayuda a entenderme a mí y al que está a mi lado”.