Viento de agua: honestidad en vanguardia

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Es indiscutible que, rumbo a su vigésimo aniversario, Viento de Agua eleva la plena a un nivel de experimentación sin precedentes.

Con la sabia musical del maestro Ricardo Pons, saxofonista alto, clarinetista, flautista y principal arreglista del colectivo liderado junto a Héctor “Tito” Matos, la plena y la bomba se han enriquecido con el jazz y matices de la música clásica, proyectando a Viento de Agua como la banda de la sonoridad y el concepto artístico más original de la plena contemporánea.

Así lo demostraron de inmediato durante su debut en el Teatro Tapia en el Viejo San Juan la tarde del pasado domingo 7 de junio. Tras marcar su zona con “De Puerto Rico a Nueva York” y “La marejá de los muertos”, iniciaron la exposición de su taller de avanzada con la bomba “Ponle sentimiento”, que en los ritmos de gracimá y seis corrido reserva varios compases a las décimas del trovador Ricky Villanueva y espacio para un solo de guitarra eléctrica de Antonio Caraballo, que evoca las innovaciones de Rafael Cortijo al folclor a mediados de los 70 con “La máquina del tiempo”.

En la plena “No me apaguen la candela”, con el cuatrista Christian Nieves, Tito Matos le inspiró versos a la patria apelando a la esperanza que, en medio del caos en que está sumida la sociedad puertorriqueña de 2015, siempre será aliciente pa’ no bajar la guardia y seguir en pie de lucha.

Con un monólogo del actor Teófilo Torres, en el personaje de un campesino que, entre palos de pitorro, satiriza las

Un monólogo de Teófilo Torres abrió la velada. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Un monólogo de Teófilo Torres abrió el encuentro de Viento de Agua con su público. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

contradicciones del sistema, Viento de Agua elevó el espectáculo –que combina elementos teatrales, multimedia y folclóricos- a un grado sumo de originalidad.

Con coherencia, tras el paso de Teófilo, Viento de Agua continuó con la plena “El mareíto”, sobresaliendo Tito con la solidez de sus golpes al requinto, con sus soneos y, en especial, el arreglista Ricardo Pons con sus escritura de difícil lectura para la sección de vientos por sus continuos giros melódicos y progresiones armónicas, intercalando frases disonantes y matices del jazz.

Precisamente, Tito presentó a Ricardo Pons, quien con la flauta interpretó su composición “Fantasía” que en su interludio combina colores de la música barroca, desembocando en una interpretación de gran riqueza jazzística y académica, cuyo saldo de excelencia merece un reconocimiento por la cohesión lograda con el pianista Lenny Prieto, el bajista Javier Curet y el baterista Efraín Martínez.

Con la amena animación de la actriz Magali Carrasquillo, anfitriona de una presentación hábilmente tejida por el libretista Jorge González, la función continuó con “La reina mía”, otro ‘tour de force’ plenero, en el que Pons, el trompetista José Ruiz, el saxofonista barítono Francisco Reyes y el trombonista Eliud Cintrón se anotaron otra interpretación arrolladora.

Además, la integración cultural es otro de los atributos de Viento de Agua. Todos tienen espacio en su taller creativo, como lo evidenció la intervención de José Luis Abreu “Fofé” en la segunda voz del yubá con jazz “¿De qué vale?”, que interpreta la joven Kiani Medina, quien se desarrolla en el jazz vocal, muy influenciada por los ‘scats’ y acrobacias vocales de su padre Jerry.

El desfile de artistas incluyó precisamente a Jerry Medina con la plena “Ciudadano del mundo”, preámbulo a la plena ‘a capella’ y a puro pandero “Quinto y tumbador”, original de Félix Díaz y que contó con la actuación especial del virtuoso del requinto Luis “Lagarto” Figueroa.

Como una evocación a los ancestros, la bomba “Del oyé”, con el pregón y el baile de Awilda Sterling, acompañada por Tito en el tumbandero, fue una extraordinaria expresión de sentimiento y espiritualidad, demostrando que lo orgánico y sencillo comunica tanto o más que el arreglo o la orquestación más elaborada.

Con “Duermen los pueblos”, la obra maestra del cd “Opus IV”, el interludio de un cuarteto de cuerdas dio paso a un

Viento de Agua inundó de ritmo el Tapia con temas procedentes de sus cuatro producciones discográficas. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Viento de Agua inundó de ritmo el Tapia con temas procedentes de sus cuatro producciones discográficas. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

toque de plena lamento, de una riqueza armónica deliciosa y unos contrapuntos de cuerdas y vientos que presentan a Ricardo con un solo de clarinete y a Jonathan Suazo con un solo de saxofón, en una aplastante e ingeniosa fusión de jazz, plena y música clásica que enmarca perfectamente su letra revolucionaria.

Eric Noel, en ritmo de bomba cuembé, evocó a don Rafael Cepeda con “Cucú”, otra electrizante interpretación cuyo balance de voces, toques de barriles y lectura de metales y maderas, evocando estos la irreverencia del blues, avasallaron una vez más al público que desbordó el Teatro Tapia.

El estándar “El cable” (la máquina patinaba), mientras se proyectaban visuales de ferrocarriles de la época de los ingenios azucareros, con Mima y Luis Ahmed Irizarry, aportó una metáfora nostálgica al concierto.

Del repertorio de Los Pleneros de la 23, la fiesta de Viento de Agua continuó curando estrés y calmando ansiedades con “La plena llega”, cantando por Eric Noel, con Lagarto en el solo de requinto y Ricardo con un solo de clarinete no apto para cardiacos.

Los sancos del colectivo Agua, Sol y Sereno aportaron una coreografía en la plena romántica “Admisión gratuita” que Tito dedica a su amor Mariana Reyes Angleró.

En una función que parecía eterna en el Tapia, Viento de Agua dedicó “Mi quinto lloró”, original de su güirero Llonsi Martínez, a Cortijo, Chichito Cepeda, Marcial Reyes y otros fenecidos exponentes del folclor.

Las añoranzas del boricua que emigra a Nueva York por necesidad y después queda prendado por la Babel

El sonido de vanguardia de la agrupación brilló durante toda la velada en el Viejo San Juan. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
El sonido de vanguardia de la agrupación brilló durante toda la velada en el Viejo San Juan. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

encuentran su expresión ideal en la interpretación de Kiani de la bomba yubá con plena “Nueva York”, de Pável Urquiza.

Viento de Agua tocó por tres horas, compartiendo con su público lo mejor de los discos “De Puerto Rico al mundo”, “Materia prima”, “Fruta madura” y “Opus IV”.

En la plena, periódico oral de los barrios de antaño, la noticia y la denuncia social son recurrente fuente de inspiración, como el tema de conciencia racial “El que no tiene dinga”, a favor del respeto a la diversidad.
Casi a las 8:00 p.m., Viento de Agua estremecía el Teatro Tapia con su genial e irresistible despliegue de sandunga y cadencia afroboricua con “Lo que le gusta a la gente”, levantando a muchos de sus butacas, por la integración de la banda y la energía del frente que, aparte de Tito, Kiani y Llonsi, consiste de Joksan Ramos en el punteador y Willie Cubero en el seguidor.

Innegable, por demás, es que -como versa su plena- Viento de Agua es una aspirina capaz de curar el pesar moral que padece el País.

Viento de Agua en el Teatro Tapia será recordado como uno de los mejores conciertos de 2015, merecedor pronto no solo de una reposición en otro escenario, como la Sala de Festivales de Bellas Artes, sino de difusión en la radio comercial.

Es un taller honesto; creativo; emprendedor y de vanguardia que proyecta la plena y la bomba desde un presente de retos a un futuro de reafirmación y rescate cultural porque aunque hoy duerme un sector del pueblo, con la artillería de Viento de Agua, tarde o temprano, Puerto Rico despertará a ritmo de su bomba y plena.

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