‘Love love love’ y los 10 de Anilom

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Omar Torres Molina es un artista del teatro puertorriqueño que, a la edad de 21 años, se animó a formar su propia compañía teatral: Anilom, Inc. Este año, Anilom celebra su décimo cumpleaños y lo hace con la puesta en escena de “Love Love Love”, comedia de humor negro del prestigioso dramaturgo inglés Mike Bartlett. Nos acercamos a Torres Molina para conversar sobre los particulares de su estreno y desarrollamos una bellísima conversación donde se destacaron los conocimientos y la inteligencia de este joven artista, quien, conforme él mismo manifestó, “atraviesa por una etapa de reformulación de procesos”.

Reformulación fue la palabra estrella en nuestra conversación, porque el productor, director , actor y dramaturgo, Omar Torres Molina, entiende que Puerto Rico y el mundo necesitan reformularse.

Torres Molina nació el 17 de enero de 1983. Completó un bachillerato en Comunicación Pública con concentración en Periodismo y una segunda concentración en Drama, ambas en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

Cuando le preguntamos cuál de las dos carreras prefería, él respondió: “Me apasiona el drama. Ejercí periodismo por periodo corto. Entre 2005 y 2006 trabajé en redacción y contenido en la revista En Punto del periódico El Nuevo Día, y ofrecí talleres de redacción para adolescentes en el Taller de Fotoperiodismo. Ahora hago críticas de teatro para Radio Universidad. Pero mi pasión es el teatro. Entré en la Universidad en 2001, donde fui derechito al Departamento de Drama. Una vez allí, decidí hacer una concentración mayor en Comunicación Pública porque no deseaba tomar cursos de filosofía. La filosofía es requisito para la concentración en Drama, no para Comunicación Pública. En aquel momento, no tenía deseos de procrastinar, quería accionar. Por más ingenua que suene, esa fue la razón”.

Después de escuchar al joven productor, su razón no nos pareció ingenua, sino práctica. Omar posee en forma natural una tendencia inquisitiva muy inclinada hacia la filosofía. Al conversar utiliza palabras cultas que no rebusca. Sus oraciones conversacionales están muy bien redactadas, y a veces, hay que escucharlo con mucha atención para seguir su discurso, el cual elabora con seguridad y respeto. En sus comentarios destacan sus conocimientos. Para él es importante que el profesional analice sus procesos. Todo lo que decide hace tiene un propósito de intención.

“De pequeño, en elemental e intermedia, trabajaba en obras escolares”, nos dijo, estudié en la escuela especializada de teatro en Arecibo, es difícil definir cómo me di cuenta que quería dedicarme al teatro, en el proceso sucedió”.

Contó Omar que mientras estudiaba en el Departamento de Drama también perteneció al Conservatorio de Arte Dramático del Ateneo Puertorriqueño. Lo hizo así porque deseaba estudiar con distintos profesores. En la marcha, se fue dando cuenta que la carrera teatral necesita mucha autogestión para poder vivir y producir, así que en 2004 formó Anilom Inc. Lo primero que produjo fue un texto de su autoría, “Estridente silencio”, con sus compañeros del Ateneo para el Festival de Vanguardia. Esos primeros trabajos se hicieron sin incentivos económicos, en cooperativa, desde cero.

“Anilom es Molina al revés”, aclara Omar, “en realidad no tiene ningún significado. No quería que mi compañía tuviera un nombre rebuscado, así que le puso el apellido de mi mamá al revés”.

Como actor, el primer trabajo de Omar fue con “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca, producción de Florentino Rodríguez, donde el elenco es de hombres. Magdalena fue el personaje que interpretó y que interpreta todavía.

“Llegué a ese personaje sin buscarlo”, informó Omar, “yo estaba haciendo una investigación (¿Por qué los jóvenes van al teatro?) y llegué a la audición en búsqueda del productor. Pero participé de la audición y terminé con el personaje de Magdalena”.

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A Omar Torres Molina le apasiona actuar y dirigir. (Foto suministrada)

En el teatro, Torres Molina dice que ha hecho de todo, menos la iluminación, aunque tiene el conocimiento de esta faceta que le permite saber exactamente lo que quiere. Producir es lo menos que le gusta. Le apasiona actuar y dirigir. Actuar le da libertad para crear y dirigir lo convierte en ente de provocación. Con la reflexión propia de una persona que mira hacia su futuro con responsabilidad, el actor informa que, con el tiempo es posible que le guste más dirigir porque disfruta observar el trabajo actoral en su proceso.

“Como actor he tenido la dicha de hacer todo tipo de teatro, tanto escolar como comercial”, informó Omar, “he hecho trabajos como ‘Yuyo’ (adaptación de Samuel Molina de la novela costumbrista de Manuel Meléndez Muñoz), ‘El cantar del Mío Cid’ (adaptación de Carmelo Santana), ‘El niño que enloqueció de amor’ (adaptación de Roberto Ramos Perea), para las escuelas. Para la calle he hecho ‘El principio de Alquímides’ del dramaturgo catalán de Josep María Miró, ‘American Buffalo’ del estadounidense David Mamet, ‘Dentro de la tierra’ del español Paco Bezerra, ‘Malasangre’ de Roberto Ramos Perea, entre otras. El l personaje que más me ha gustado hacer es Bob, de ‘Buffalo Americano’, porque cuenta la solidaridad y hermandad entre varones. Destaca la amistad. El personaje era frágil emocionalmente, no tenía familia, lo hacía todo mal y vivía pidiendo perdón. Para la época en que trabajaba ese personaje mi papá murió. El personaje buscaba un aspecto familiar. Como yo estaba atravesando por mi pérdida, conectarme con Bob significaba alto esfuerzo emocional. Fue enriquecedor”.

Torres ha dirigido “Me quitaron la casa” de Carlos Vega, “Dos locos con suerte” del colectivo Telemaco, Vega, Torres, y “Rabia” de su autoría.

“En cuanto a dirección, la obra que más he disfrutado dirigir es ‘Rabia”, nos dijo Omar, “porque me dio satisfacción trabajar con actores jóvenes. Ellos se lanzaban a todo. Los actores jóvenes confían profundamente en todo lo que dices. Eso te motiva a estar más alerta, hay que ser recíproco a ese respeto absoluto, a esa energía nueva que está latiendo. Estoy en un momento de mi vida bien extraño, estoy revaluando todo constantemente. Pienso que tiene que ver un poco con definir a donde voy y a la misma vez nuestro País está también en esas. Tengo que reformular toda mi forma de trabajo para poder adaptarme al cambio socio político económico del País”.

Omar Torres Molina desea interpretar a Treplev de “La gaviota” de Anton Chejov algún día. También sueña con dirigir la obra. Quiere, además, tener la experiencia del unipersonal, interpretar un monólogo. Cree que eso lo va a obligar a refinar el proceso de creación actoral “porque cuando se está en escena con otros, se confía en el otro y estar solo en escena te obliga a confiar en ti, porque se trata de un proceso vulnerable que te obliga a confiar en todos tus sentidos”. Omar también desea dirigir “Roberto Zucco” del dramaturgo francés Bernard Koltes e “Incendios” del dramaturgo franco-canadiense-libanés Wadji Mouawad. Sobre esta última pieza, nos dijo que siempre le ha “tocado trabajar con poca gente, ‘Incendios’ tiene muchos actores”.

Omar Torres Molina entiende que lo más importante en el teatro es el trabajo del actor y es lo que más le gusta. Es por eso que prefiere el minimalismo en los elementos del escenario, como director. Le obsesiona el teatro vacío, el reto del actor.

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El principio de Arquímides” fue presentada en 2013 como parte del Festival de Teatro Internacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña. (Foto suministrada)

Los diez años de Anilom Inc., han rendido frutos: “El principio de Arquímedes” (2013, Festival de Teatro Internacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña), “Las heridas del viento” de Juan Carlos Rubio (2013), “Yuyo” de Miguel Meléndez Muñoz (2013), “Razas” de David Mamet (2012, Festival de Teatro Internacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña), Campamento de Verano en Carolina para INSEC (2012), “Cock” de Mike Bartlett (2012), Dentro de la Tierra de Paco Bezerra (2011, Festival de Teatro Internacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña), Campamento de Verano en Loiza para INSEC (2010), “Malasangre” de Roberto Ramos-Perea (2010), “Barra de mala muerte” de Miguel Diffoot, Carlos Vega y Omar Torres Molina (2009), “Las tumbas” de Carlos Miranda (2009), “Un número” de Caryl Churchill (2007, Festival de Teatro Internacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña), “Inopia” de Omar Torres Molina (2006, Festival de Teatro del Ateneo Puertorriqueño) y “Estridente silencio” de Omar Torres Molina (2005, Festival de Teatro del Ateneo Puertorriqueño).

Sobre su faceta de productor, el también dramaturgo nos dijo: “Lo difícil de producir es mantener el balance de la parte artística con la económica y estar resolviendo problemas constantemente”.

Cuando le preguntamos cuál era la producción que más lo había impactado, respondió: “Dentro de la Tierra’, porque fue un trabajo difícil que nadie entendía. La obra era compleja en todos los sentidos. La ambientación fue muy costosa y el elenco, grande. Mi producción fue estreno mundial, el dramaturgo había ganado un premio. El texto es muy metafórico, el espectador tiene que ser selecto, estar alerta, decodificar lo que pasa. Este ha sido mi trabajo más incomprendido. De hecho, me hizo reformular si valía la pena hacer en Puerto Rico ese tipo de teatro. Yo he hecho el teatro que me da la gana, pero me cuestioné si lo que yo quiero hacer es necesariamente lo que la gente quiere ver. Con todo, sigo haciendo el teatro que me gusta”.

Cuando le preguntamos cuál era la producción que más le había gustado, él respondió: “Esto es complicado, porque todas las producciones dan satisfacciones, es encontrarse y desencontrarse con los procesos”.

Cuando le preguntamos si había tenido la experiencia de producir, dirigir y actuar a la vez, respondió: “Al comenzar, tuve la experiencia de producir, actuar y dirigir. No volvería a dirigir y actuar a la vez. Dirigir requiere observación y si se actúa no se puede observar. Puedo producir y ser actor, eso sí”.

En “Love love love”, Omar Torres Molina produce y actúa. Escogió esta obra porque trata sobre la responsabilidad que hay detrás de las acciones de los seres humanos, cómo una generación afecta a la otra. Según sus palabras: “Es una obra que mantiene la ironía como norte para poder aguantar la realidad que pasan los personajes. Usa el humor como mecanismo de defensa. Hago Henry, el hermano de uno de los protagonistas, un tipo sumamente estructurado que lo que hace es reafirmar los procesos de liberación de los Baby Boomers. En esas búsquedas de libertad se cometieron errores. Al no tener estructura, crearon una sociedad como la de ahora. Nos lo dieron todo, a nivel que, a veces, somos incapaces de poder seguir con nuestras vidas. Nos dijeron que estudiáramos que íbamos a conseguirlo todo y resulta que lo único que tenemos ahora son conocimientos. En el proceso de liberación hubo un engaño de generación. Mientras los ‘baby boomers’ fueron subiendo la escalera, tumbaron los escalones. Esta obra plantea todos los puntos de vista de una situación. ‘Love love love’ abre la discusión, pero no emite juicio. La obra no emite juicio. Y eso me encanta de esta obra. Me gusta el teatro que, fuera de todo juicio, provoca cuestionamiento”.

Omar Torres Molina cree que la forma idónea de enfrentar el problema del teatro en Puerto Rico es buscar la unión dentro de la diversidad para trabajar a favor de nuestro arte. Piensa que esto se encuentra también en los procesos, tanto de cooperativa como de coproducción. Afirma que para lograrlo hay que reformular todos nuestros procesos, analizar lo que estamos haciendo y cambiarlo.

Torres Molina concluyó nuestra entrevista con el siguiente comentario: “En los procesos creativos, lo que puede ser baja nota, es que no nos atrevemos. Debemos arriesgarnos a jugar en serio. Nos mantenemos en la zona de confort en cuento a creatividad. Debemos ser atrevidos”.

Sobre “Love Love Love”

Se trata de una atrevida historia sobre el amor, la familia y el fallido sueño de los ‘baby boomers’.

Sandra y Kenneth, interpretados por René Monclova y Suzette Bacó respectivamente, se conocen en la década de 1960 sumergidos en la filosofía del amor, paz y, sobre todo, libertad. Dispuestos a romper todas las estructuras sociales y pensando que pueden cambiar al mundo, se dejan llevar por una pasión ardiente y emprenden la aventura de una vida juntos. Tres décadas más tarde son padres de dos adolescentes Jimmy (Félix Monclova) y Rose (Mariana Monclova). El trabajo, la rutina y la lucha diaria los obliga a adaptarse para sostener una familia y dejar ser lo que eran. En la actualidad, casi a cumplir sus 70, se niegan a dejar su juventud y libertad y los hijos los encaran sin hipocresías.

Esta ingeniosa obra del dramaturgo británico Mike Bartlett, ganó el premio Mejor Obra Nueva en 2011, en los premios de teatro del Reino Unido. Se ha presentado con éxito en Inglaterra, Argentina, Uruguay y Grecia.

“Love Love Love” sube a escena este viernes en el Teatro Victoria Espinosa, bajo la dirección de Carlos Miranda. Las funciones son a las 8:30 pm y domingo a las 6:00pm. Con esta pieza Anilom, Inc. celebra sus 10 años de labor teatral.

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