Fervor salsero en Ponce

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Ponce – La cuna de Héctor Lavoe, Pete “Conde” Rodríguez, Papo Lucca y otras leyendas de la música latina recibió el domingo a una frenética masa humana que respondió entusiasta a la convocatoria de Cadena SalSoul para la celebración del 50 aniversario de la Salsa, que se celebró en el Estadio Paquito Montaner.

Numerosos salseros, de todas las edades y géneros, desengavetaron sus camisetas de Cheo, Maelo, Frankie y Lavoe,

incluso hubo quienes llegaron con sus maracas y cencerros, para escribir junto a SalSoul el primer capítulo de la historia de la salsa, dedicada en vida al fundador de la Sonora Ponceña, don Quique Lucca, al promotor Ralph Cartagena y como tributo, por su trascendental contribución al género, al inmortal Sonero Mayor, Ismael Rivera y a Tommy Olivencia, director de La Primerísima.

Alrededor de las 12:30 del mediodía, con la dinámica animación del locutor JC Cordero “El Babalao” y otras voces

Moncho Rivera reafirmó la fuerza del Sonero Mayor en el pentagrama salsero. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Moncho Rivera reafirmó la fuerza del Sonero Mayor en el pentagrama salsero. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

emblemáticas de SalSoul, como entremés del suculento menú salsero, confeccionado por el programador de SalSoul 99.1 FM, José Nélson Díaz, el saque le correspondió al cantautor cubano Juan José Hernández y su conjunto San Juan Habana, talento que encendió el fogón en que literalmente se convirtió la tarima del Paquito Montaner con sus interpretaciones de “La espuma y la ola”, “La hora del té” y otras en que es evidente la influencia de Los Van Van, pero fusionada con elementos de la música puertorriqueña, como ha resultado inevitable a través de los años en otras agrupaciones desarrolladas aquí, como BorinCuba, Mo’Guajiro y Pupy Santiago & la Descarga Cubana.

Sacando la cara por la nueva generación de la salsa, no faltó la frescura del ingrediente romántico de N’Klabe y su propuesta juvenil, que evoca los inicios de Salserín en Venezuela, con “Amor de una noche”, “Casi perfecto”, el sencillo en promoción, “Un viejo amor” y su pasaporte de identidad “I Love Salsa”, que no falta en las presentaciones de Félix Javier Torres, Urayoan Lizardi y JR Ruiz.

Con un calor insoportable y el sol castigando a la grey salsera, la primera nota de nostalgia se produjo al Moncho
Rivera recordar a su tío Maelo con un puñado de sus éxitos, iniciando con “El Nazareno”, en el que Charlie Sierra impuso su talento con un sólido solo de timbal. Moncho continuó con “Dime porqué” y elevando la nostalgia a su máxima expresión evocó a Tite Curet Alonso, autor emblemático de la historia de la salsa y creador de “De todas maneras rosas” y “Las caras lindas”.

A las 2:00 p.m. la temperatura de la fiesta salsera seguía subiendo con el regreso de Roberto Blades y Raúl

Andy Montañez complació a los salseros con sus cadenciosas interpretaciones. (Foto Jaime Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Andy Montañez complació a los salseros con sus cadenciosas interpretaciones. (Foto Jaime Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Gallimore, de Inmensidad, a Puerto Rico, con sus éxitos “Ya no regreso contigo”, “Te pareces tanto a mí”, “Lágrimas” y “Lo siento mi amor”.

Tras la actuación de los panameños, subía a la tarima El Niño de Trastalleres, Andy Montañez. Sin dejar duda de su arraigo en el
pueblo salsero, su impacto en la celebración fue más que evidente. Así lo demostró con su popurrí de “Julia” y “Hojas blancas”, de su época con El Gran Combo, aunque el salsero promedio bailó y aplaudió con fuerza sus interpretaciones salseras románticas “No resulta fácil” y “Casi te envidio”.

La orquesta de profesores de la Historia de la Salsa, dirigida por el bajista José Gazmey, se proyectó muy aceitada, con suficientes horas de ensayo, aunque en tarima se escuchó muy alta por los monitores, lo que obligó a los cantantes a un esfuerzo vocal adicional. Fue más que evidente durante el segmento de Tony Vega, quien cumplió su cometido, no con muchos de los recursos de antaño, con “Busca el ritmo”, “Yo me quedo”, “Aparentemente” y “Déjame soñar”, corte patriótico, original de Perín Vázquez, que grabó con Tito Puente.

En el tributo a Tommy Olivencia, al igual que en el de Ismael Rivera, la pantalla digital en que se proyectaron imágenes de los fenecidos artistas y del concierto documentó con fuerza el momento.

Paquito Guzmán puso a gozar con "El negro Chombo". (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Paquito Guzmán puso a gozar con “El negro Chombo”. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Así, Paquito Guzmán entró a cantar el siempre sabroso tema con calipso, bomba y samba “El negro Chombo”, primer éxito que divulgó SalSoul entre 1977 y 1978. Con la grey salsera enardecida, el Paquito Montaner fue todo ritmo y nostalgia ante el recuerdo de aquel gigantesco éxito.

Posteriormente, el repertorio incluyó “Lápiz de Carmín”, por Paquito Acosta, apelando a las salseras mientras, a dúo, Simón Pérez y Paquito Guzmán, sirvieron más salsa caliente con “Atrevida”.

El festival conmemorativo del 50 aniversario de la salsa aumentó su intensidad con Tito Nieves, otro favorito del pueblo salsero que ha logrado balancear muy bien su repertorio romántico, representado por obras como “De qué manera te olvido”. De hecho, Tito Nieves solicitó al personal de seguridad que le permitiera bajar de la tarima y, entre el pueblo salsero, cantó y hasta posó para las cámaras de los celulares mientras entonaba, bañado en sudor, “Fabricando fantasías”.

Fue a las 5:15 p.m. que la orquesta de José Gazmey pudo tomar un descanso para dar paso al bandón del maestro

Bobby Valentín (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
Bobby Valentín (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Bobby Valentín, arquitecto de la salsa.

El Rey del Bajo dictó cátedra con su arrollador sonido, evidente en “Jacobo Basura”, interpretada por Norberto Rodríguez. Las armonías cromáticas, que distinguen sus arreglos, se aprecian en éxitos como “Así, así”, “Part Time Lover”, “Awilda”, “Todo el mundo escucha” y en la bandera de la salsa, punto culminante de la tarde, “Soy boricua”, de Roberto Angleró; parte de un cancionero que distribuyó con acierto en las voces de Norberto, Kriptony Texeira y Joe Ayala.

Con la guía espiritual del fenecido Jairo Varela, el Grupo Niche, desde Colombia y con su estilo original, basado en el dinamismo de sus coros, coreografías, mambos aplastantes y montunos electrizantes, deleitó a los salseros congregados en la Ciudad Señorial con “Hagamos lo que diga el corazón”, ” Una aventura”, “La novia” y otras que casi desintegran la tarima.

Canción tras canción, la logística del concierto fue un punto a favor de la producción, particularmente por su esmerada organización y sin las lagunas o “baches” que suelen ocurrir en eventos parecidos.

Como una versión más compacta de la Fania All Stars, Los Bravos presentaron su menú añejo con la sazón de la

Colombia estuvo presente con la representación de Niche. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
La juventud estuvo presente en la representación de N’Klave. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

orquesta de José Gazmey, que los acompañó en “Bajo, piano y bongó”, estampada en el cd “Son 40” de Ismael Miranda, quien acto seguido invitó a sus compañeros Adalberto Santiago y Bobby Cruz a unirse a Bobby Valentín, Roberto Roena y Richie Ray para improvisar e intercambiar soneos en la guajira “Quítate tú”. Posiblemente fue el último servicio de la Fania en Puerto Rico, máxime cuando en 2015 muchas de las estrellas ya se encuentran en retirada involuntaria por motivos de salud.

Presenciar a Adalberto en “Descarga Fania” fue un lujo en el Paquito Montaner, incluso por el solo de bajo de Bobby Valentín y las acrobacias de Manolito Rodríguez en el timbal, enmarcados en una de las continuas rutinas coreográficas que engalanaron la presentación.

El clásico “Sonido bestial”, de Richie & Bobby, con otro demoledor solo de Manolito, el solista más destacado de la jornada, fue otro nostálgico pasaje a la década del 70.

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Adalberto Santiago, Bobby Cruz e Ismael Miranda rememoraron los años de Fania. (Foto Jaime Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Para cerrar el segmento de Los Bravos de la Fania, Ismael Miranda cantó su composición “Que rico suena mi tambor”, del concierto de la Fania All Stars celebrado en 1973 en el Coliseo Roberto Clemente, pero editado en 1975 como si hubiera sido grabado en el Yankee Stadium.

El concierto del 50 aniversario de la salsa no podía culminar sin la actuación del artista, hoy por hoy, más excitante del género: el Bajo Danzante de Venezuela, Oscar D’ León.

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Oscar D’ León cantó “Anacaona” en homenaje al inmortal Cheo Feliciano. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Con “Bravo de verdad” y “Yo quisiera”, de su época con la Salsa Mayor, selló por todo lo alto la presentación, rematando luego cuando dedicó a Cheo Feliciano el clásico “Anacaona”, que interpretó con humildad y excelencia.
“Con todo el respeto voy a cantar este tema porque el maestro lo pidió… Esas cosas son sagradas. Respeto para este gran hombre”, dijo Oscar, quien en Ponce cantó “En mi Viejo San Juan”, cerrando minutos después con “Mi bajo y yo”, confesando que apenas toca el instrumento y mucho menos le resulta fácil hacerlo cuando no es el suyo.

Así se le puso punto final al concierto de los 50 años de la salsa, evento en que Puerto Rico, Nueva York, Colombia, Cuba, Panamá y Venezuela se confundieron en un abrazo de clave y sentimiento.

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