Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Encontrarse a sí mismo, moldear subjetivamente el espacio estructural que el individuo alberga, desarrollar la capacidad de imaginar, explorar la psicología del sujeto, provocar la búsqueda de identidad y autoaceptación, entre otros, son los propósitos que la artista Cossette Zeno, nacida en República Dominicana y criada en Puerto Rico, ha logrado desarrollar en sus obras a lo largo de más de seis décadas de trayectoria.

El Museo de Arte de Caguas (MUAC), localizado en la calle Luis Padial, abrió las puertas el mes pasado para
exponer en su sala Carlos Osorio una antología de Zeno que recoge más de 50 piezas entre pinturas, trabajos en medios mixtos, collages y dibujos. La selección de obras oscila entre 1951, primeros años de producción de esta artista, hasta el reciente 2014. La muestra permanecerá abierta al público general hasta el 29 de agosto de este año.
Cossette Zeno nació en 1930 en Santo Domingo. A partir de 1932, su padre, también de nacionalidad dominicana y su madre, oriunda de Puerto Rico, decidieron establecerse en el Viejo San Juan. En 1951, tras culminar sus años de estudio en la escuela superior Central High de Santurce, ingresa en el Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
Gracias a la coincidencia del ingreso de Zeno y de la llegada del artista surrealista español Eugenio Fernández Granell al mismo Departamento del recinto riopedrense, su obra representa una de las primeras en Puerto Rico que transformó el estilo conservador de la escena artística de la época (1950) en uno modernista, o más allá, en el surrealismo emblemático de la escuela de Granell.

La primera muestra individual de la artista, que se celebró en 1953 en mencionado recinto, evidenció la madurez artística de Zeno, quien con tan poca experiencia había desarrollado una sólida propuesta plástica que la ayudó a sentar bases para la creación de un canon personal de imágenes acorde con sus inquietudes: explorar la psicología del sujeto y el lugar de la mujer en el espacio social, entender la confrontación de la mujer con su propia identidad, lograr la autoaceptación, entre otras.
Después de la exposición en la Universidad, Cossette preparó su viaje de estudios a Paris. Allí presentó en una exposición colectiva – junto a otros maestros del surrealismo – la obra “Dreams suspended in the dessert”, trabajo emblemático de su producción en esta ciudad. Sin duda, París recibió a una joven estudiante que logró absorber el conocimiento y las oportunidades que ofrecía esa gran sede cultural.
Una de las obras que exhibe el MUAC, de esas que creó durante su estadía en la ciudad parisina, es “El collar amarillo”. Esta pieza, según expresa el curador José Correa Vigier en el ensayo descriptivo sobre la vida y obra de Cossette, es “la plataforma feminista que impulsa a Cossette a otro plano dimensional. La composición muestra a una mujer sin rostro, que flota en el espacio. Su percepción del tiempo no distingue entre la noche y el día, pues ambos se manifiestan simultáneamente. Las líneas circulan por toda la anatomía en un intento fútil de limitarla: solo logran llegar a partes segmentadas del cuerpo que lucha por reclamar su propia dimensión”.

La exposición, que está dividida en cinco partes que representan las etapas de la obra de Cossette desde 1951 hasta 2014, cuenta con textos en las paredes que revelan detalles relacionados a su familia, viajes o personas conocidas. Además de este recurso muy acertado, puesto que le permite al receptor profundizar y entender las obras en concordancia con las experiencia vividas por Zeno, se incluyen fotos, retratos y cartas que recrean la trayectoria de la artista.
El Museo de Arte de Caguas ha estado muy activo en los pasados meses con variadas aperturas que destacan las disciplinas del dibujo y la pintura. Es así que coinciden en estos momentos tres muestras: “Perspectivo” de Luis Manuel González; “Al ras del filo”, un colectivo de artistas contemporáneos que pusieron a dialogar sus obras con las de González; y “Antología de Cossette Zeno”, exposición de una de las primeras artistas surrealistas del entorno caribeño y de las Américas.
Para reafirmar lo establecido por Correa Vigier, en vez de limitarla, el surrealismo le ha servido a Cossette para liberarla e inducirla a explorar nuevas perspectivas desde las experiencias que han marcado su vida.