Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
De su trompeta emanan notas tristes.
Es el lamento de un blues melancólico.
La nostalgia lo avasalla porque sus colaboraciones con Lucy Fabery fueron parte de un junte histórico cuyo objetivo, muy bien logrado, mediante la sinergia de talentos, fue unir dos generaciones.
Así, en 2006, se originó la reunión del trompetista de jazz Humberto Ramírez con la filinista Lucy Fabery en la producción del disco “Divinamente”.
La tarde de su deceso, el pasado miércoles 13 de mayo, Humberto compartió la dicha de un homenaje en vida al veterano maestro de la trompeta Miguelito Miranda. Y también la desdicha del fallecimiento de La Muñeca de Chocolate, a cuyo sepelio asistió el viernes en Humacao.
“Desde que conocí a Lucy conectamos inmediatamente. Me identifiqué mucho con ella pues su ética de trabajo era

muy parecida a la mía. Estudio, preparación, análisis, disciplina y respeto. Se nos hizo muy fácil colaborar porque perseguíamos lo mismo: la perfección”, dijo Humberto, en declaraciones escritas, a la Fundación Nacional para la Cultura Popular, entidad sin fines de lucro que produjo el primer cd del binomio.
Grabaron dos discos y compartieron en más de una decena de presentaciones alrededor de la Isla. El primer cd, editado en 2006, incluye versiones de “Juguete”, “Inevitablemente”, “Mi versión”, “No llores más” y “Summertime”, entre otras.
El segundo, lanzado en 2013 y nominado al Grammy Latino, se nutre de “¿Qué sabes tú?”, “Historia de un amor”, “La oportunidad”, “El hombre que me gusta a mí” y “Es tarde ya”, entre otras, grabadas con el formato de orquesta grande, cuarteto y combo de jazz.
“Cuando nos preparamos para la grabación de los dos discos y para los múltiples conciertos que hicimos juntos me gustaba mucho preguntarle situaciones vividas en su larga trayectoria profesional. Su desarrollo como cantante en Cuba y luego en México. Sus grabaciones para el sello Panart en Cuba y RCA en México”, recordó Humberto.
Su aprendizaje al lado de la mítica y legendaria Lucy Fabery fue profuso. En sus conversaciones, según dijo, era recurrente el tema de la ética de trabajo en artistas de gran relieve como José Antonio Méndez, Julio Gutiérrez, Mario Ruiz Armengol y Chico O’ Farrill.
“También hablamos de su preferencia por cantar con orquesta grande. Me dio mucha confianza cuando me comentó hace muchos años que me consideraba en el mismo nivel de esos maestros. Para mí eso fue tremendo honor. Aprendí mucho con ella y eso fue muy beneficioso para mí, especialmente en mi trabajo como director y arreglista”.

También compartieron su pasión por el jazz. Para Humberto, Lucy Fabery era la “Ella Fitzgerald latina”.
“Le fascinaba el blues y tenía un gran sentido melódico para frasear en ese estilo. Además, era capaz de improvisar haciendo ‘scats’ como en el clásico “Summertime” que grabamos en el primer disco juntos. Para mí esa es una de sus mejores interpretaciones”.
Humberto Ramírez destacó que, a los 84 años, Lucy Fabery cantaba en los mismos tonos de sus primeras grabaciones. “Ese es un detalle muy importante, para la edad que tenía. Por ejemplo, el tema con gran influencia de jazz y escrito por Frank Domínguez para ella, “El hombre que me gusta a mí”, lo volvió a grabar conmigo a finales del 2012 para el disco “Sentimentales” en el mismo tono que lo había grabado 60 años antes. Eso es admirable. Su voz solo se tornó un poco más ronca pero cantaba en los mismos tonos”.
Humberto, gracias a la visión de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, reconoce que su discografía fue

considerablemente enriquecida con los dos discos que produjo a Fabery.
“No hay duda de que dos de los discos más importantes de mi discografía son los que grabé con Lucy. Desde el viaje que hicimos a Las Vegas cuando nominaron el disco “Sentimentales” al Grammy Latino, habíamos hablado de hacer un concierto completo con banda grande con sus grandes éxitos y grabar algunos estándares del jazz”.
No fue posible, pero perduran las grabaciones aludidas para su deleite y el provecho de los amantes del jazz, el blues y el filin.