Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El pasado sábado 16 de mayo, fuimos por primera vez a Celebrate en Viejo San Juan, para ver “Temporada baja” de Olga Vega Fontánez dirigida por Ricardo Magriñá.
Celebrate es un espacio interesante en el segundo piso de un restaurant en la Calle San Justo. El local tiene salas de teatro que corren en forma simultánea, con funciones que comienzan desde las ocho de la noche. Las producciones que se presentan en los distintos horarios son variados. El ambiente, de puro “teatrerismo” bohemio, se presta para espectáculos íntimos que incluyen drama, comedia, unipersonales y música.

“Temporada baja”, cuyo título hace referencia literal a la baja en el turismo en ciertas épocas del año (“low season”), se presentaba en la sala que queda justo al lado del pequeño patio interior, al final del local. Se trata de un espacio con gradas a dos lados donde pueden ampararse de 60 a 70 seres humanos, el escenario está a nivel del piso.
Esta era la segunda vez que este grupo presentaba en Celebrate una obra de teatro de la autoría de Olga Vega Fontánez, con tema de industria hotelera. Las situaciones de la obra surgieron desde un blog de hoteles que tiene el hermano de la autora.
Como texto, la obra está bien estructurada y los diálogos son creíbles. Las situaciones son simpáticas y la trama es muy real. The Beach Paradise Hotel está en decadencia. A pesar de eso, los empleados insisten en dar el mejor de los servicios para que los turistas se lleven la mejor impresión de la isla. Esta tarea, no solo se hace difícil por las paupérrimas condiciones del hotel, sino porque los empleos se ven amenazados porque el dueño, De León (español), planea venderle su negocio a Nelson (norteamericano). La temporada es baja, por lo cual no se hace difícil identificar a los huéspedes, quienes penan por baja presión o ausencia de agua y falta de acondicionador de aire, entre cualquier eventualidad que pueda ocurrir en cualquier momento.
La fortuna no tiene estrella en The Beach Paradise. La situación, que parece salvarse por una boda que se va a dar lugar, planeada por la madre neoyorican de la novia. Este sueño se desmorona cuando la novia decide ir a Las Vegas para casarse rápido y con más privacidad. Nelson, el norteamericano que espera comprar el hotel, sobre todo por la bellísima vista de playa que tiene, detesta las banderas puertorriqueñas, y se ve, de repente, invadido por las varias que ha puesto la madre de la novia en el hotel.
En cada situación de la comedia se reflejan aspectos de nuestra sociedad. Destacamos que los personajes representan personas que trabajan duro. Uno de ellos estudia y trabaja al mismo tiempo, otro tiene dos trabajos y todos están dispuestos a darse la mano, a ayudarse entre ellos, para que el hotel funcione bien. A pesar de la crisis económica y el desempleo que corre con irrespeto por todo nuestro archipiélago, son personajes de mucha dignidad que se levantan y se unen ante la injusticia. Esto culmina en un esperanzador final con una visión ciudadana renovada en el primer paso: No tolerar lo que no se debe tolerar.

El grupo, que se arropa en el anuncio Puerto Rico lo hace “mejol”, lo componen actores egresados del Conservatorio de Arte Dramático del Ateneo Puertorriqueño (CADAP). Hay talento en estos muchachos, por lo cual señalamos que las actuaciones fueron lo mejor de la noche. Los personajes lucían como verdaderos empleados de un hotel de tal categoría. Antonio Rivera como Sebastián, Israel Solla como Sergio, Beatriz Rivera como Carmen y Olga Vega Fontánez como Ana, se destacaron como empleados de mostrador, bartender y empleados de servicio que interpretaron. Las reacciones de Héctor Sánchez como el español De León y Frank Aquino como el norteamericano Nelson fueron buenas. No obstante, ambos actores perdieron sus respectivos acentos hasta olvidarlos del todo cuando la obra terminó. Rita, la empleada de servicio dominicana, estuvo doblada por dos actrices: Kathy García y Karla Malavé. Como tuvimos la oportunidad de ver un ensayo, pudimos apreciar a ambas actrices, quienes aportaron la chispa y la gracia del país hermano al personaje que, con respeto, compartieron.
Sobresalieron Neida Soto como Mary, la madre neoyorican que adorna la boda de la hija con banderas de Puerto Rico, y Luis Javier López como Joe, el ingenuo y bonachón guardia del hotel, enamorado de Rita.
La escenografía (Ricardo Magriñá para Royecto 2212), que fue lo primero que vimos y lució perfecta para un hotel que tiene todo por desear. La iluminación (Ricardo Magriñá para Royecto 2212), muy limitada en la pequeña sala, hizo maravillas y cumplió con el objetivo.
La dirección de Ricardo Magriña podría, tal vez, revisarse con creatividad. En muchas ocasiones los actores se tapaban y el tráfico escénico fue escaso. No obstante, su trabajo con los actores compensó lo anterior y el público compensó el esfuerzo del grupo con risas y aplausos.
Tenemos que decir que admiramos a estos actores por mantener el teatro vivo contra toda adversidad y buscar autogestión como artistas. Los jóvenes crearon vínculos con Service Not Servants, un grupo de empleados de la industria hotelera que tiene como objetivo adiestrar la clientela para que esta sea grandiosa. Para lograrlo, cuentan sus historias en una página de internet. “Temporada baja” es perfecta para los fines de Service Not Servants, de modo que se han hecho funciones los lunes en la noche para los empleados de la industria hotelera.
Creemos y alentamos lo que estos jóvenes hacen. Con su autogestión, además de cumplir con el objetivo de entretener, quieren aportar al momento histórico con sus comentarios. Deseamos que “Temporada baja” tenga muchas temporadas altas y esperamos el próximo estreno.
“Temporada baja” fue una producción de Olga Vega Fontánez para Coup d etat en colaboración de Artificium.