Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La música tiene la habilidad de transformar espacios, aclimatar emociones, rescatar memorias, estrechar en su abrazo solidario las remembranzas latentes… Todo eso mostró este arte del sonido armonioso en la sede de la Fundación Nacional para la Cultura Popular cuando, al compás del recuerdo y la celebración de la vida de la cantautora puertorriqueña Ivania Zayas, se paseó galante entre voces, poemas, guitarras, flautas, y demás instrumentos musicales.
Los familiares, amigos y seres que apreciaban el talento de Ivania acompañaron a los artistas Alí Tapia, Lizbeth

Román, Ángel Matos, Iván Robles, Efraín Nieves, al grupo Tepeu, entre otros en la más reciente edición de las Noches de Peña, dedicada a la inolvidable trovadora quien desgraciadamente perdió la vida el pasado ocho de febrero.
Cual musa griega que inspira arte, Ivania Zayas dedicó su intelecto y creatividad al quehacer cultural del País. La repercusión de su valiosa ejecutoria ha quedado evidenciada con cada uno de los homenajes que se han hecho en su nombre, al igual que en cada puertorriqueño que ha sentido el lamento de esta pérdida.
El pasado sábado, la voz quebrantada de Roberto Ríos – del grupo Tepeu – introdujo la Peña aludiendo a la relación

casi paterno filial que sostenían Ivania y él. Por su parte, Bayoán y Arturo Ríos introdujeron el concierto con el tema “Soy paz, soy paz, soy paz” del cantautor Piero. Entre el ambiente nostálgico, “Vengo a ofrecer mi corazón” y “Ustedes y nosotros” fueron los próximos temas interpretados. Mayra Escribano aunó su voz a la de sus hijos y esposo con “Gracias a la vida” y “Alfonsina y el mar”, temas que también estuvieron presentes en la voz de Zayas.
La siguiente intervención estuvo a cargo del poeta Iván Robles, quien con seis poemas declamados recordó a Ivania. En especial, le dedicó a la joven cantante “Te sigo”, un poema con el cual Robles hace una enumeración de las huellas que dejó Ivania en Puerto Rico y que plasmó en el corazón del propio poeta. Así, mencionó la variedad de actividades y de causas con las que Zayas se solidarizó: protección de animales, visitas a hospitales de niños, luchas patrióticas y ambientales. Destacó que las huellas de sus actos la mantendrán viva a través del tiempo.
Luego, subió a la tarima la también cantautora Lizbeth Román y, tras dedicar los temas que interpretaría en su intervención a la fenecida artista y a los allí presentes, vocalizó su tema “Me voy” con la misma pasión que Zayas manifestaba cuando pisaba un escenario. El cuarto sencillo que cantó, “Corazones rotos”, estuvo amenizado por la compañía de un flautista que desde el público sintió el llamado del lenguaje universal que dicta la música.
A pesar de temerle a hablar desde la tarima, Efraín Nieves, poeta y seguidor de las Noches de Peña, comentó que esta

vez haría la excepción porque se trataba de una “situación de amor”; porque la mujer del sombrero supo ganarse los sentimientos de todos. Versos como “con su guitarra y su voz/ su deber bien ha cumplido/ pues de esa forma pregona/ lograr un libre destino” brotaron de la inspiración de Nieves quien, por medio de su poesía, le obsequió su cariño.
Subió a la tarima próximamente un gran amigo de Ivania, el profesor, músico y cantautor Alí Tapia. De entrada se supo que sus canciones son de temáticas sociales, aspecto que compartía con la música de Zayas y que hizo que la admirara. Respecto a esa temática comentó que a veces el público al que se enfrenta él (y al que se enfrentaba Ivania) piensa que sus posturas son antipáticas, pero otras veces simpatizan con ellas. Luego de cantarle una “Oda al maestro Rafael”, de expresarse acerca de “El dolor de las naciones” y de entonar una canción sobre la emigración de los puertorriqueños, se dispuso a interpretar “Andando de noche sola” y “Boricua en la luna”, temas que se pueden identificar con como era el pensamiento y la personalidad de Zayas.
Tras los versos de Benjamín Martínez, otro de los tantos que quiso a Ivania, volvieron a la tarima Enrique, Bayoán y

Arturo Ríos y entonaron tres canciones que le gustaban a la joven: “La muralla”, “Canción con todos” y “El cóndor pasa”. Hace siete años que la música folclórica latinoamericana y andina del grupo Tepeu se amista, en las Noches de Peña celebradas en la Fundación todos los segundos sábados de mes, con artistas variados y distintos en cada velada. Este compartir artístico liderado por Tepeu, tiene un trasunto con las noches de café-teatro -conocidas en Latinoamérica como “peñas”- en donde artistas de todos los estilos se reunían bajo un mismo techo y ofrecían un concierto variado y al estilo bohémico, folclórico, poético y declamativo.
Para finalizar, el público pudo sentir a Ivania a través de un vídeo de las diferentes presentaciones que tuvo en la Fundación. Escuchar su voz al cantar el poema de Corretjer “Oubao- Moin”, particularmente los versos “y gloria a las manos, a todas las manos que hoy trabajan porque ellas construyen y saldrá de ellas la nueva patria liberada”, aumentó el sentimiento profundo de ausencia de la talentosa artista. Pero, aunque se respiraba un vacío, aún continuaba erguida la mecha de una vela que acompañó a todos los exponentes de la noche.