Reencuentro con la anti diva, la anti estrella

Por Javier Santiago
Fundación Nacional para la Cultura Popular

Hacía un par de años que no la veíamos. Pero el anuncio de la presentación de “Voces Gran Diosas”, donde compartiría escena con Maridalia Hernández, Lena Burke y Chabela Rodríguez, la trajo de nuevo a casa. Y en su regreso a Puerto Rico Valeria Lynch no perdió tiempo – entre agenda y ensayos – de disfrutar su estadía al máximo.

No bien había bajado del avión, llegó al Viejo San Juan con un grupo de amigos y comenzó a recorrer las adoquinadas calles de nuestra Ciudad Patria.

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Conversadora y jovial, Valeria Lynch recorrió las calles del Viejo San Juan. (Foto Javier Santiago / Fundación Nacional para la Cultura Popular)

“Hace 15 años que no venía. ¿Qué pasó? ¿No me querían? ¡Puerto Rico, me muero si me dicen que no!!!”, decía en tono vivarcho mientras posaba para la cámara fotográfica.

Así, entre bromas y abrazos comenzó el encuentro con una amiga.

Valeria, la que en nos visitó por primera vez en octubre de 1986 para actuar en el Club Caribe del Hotel Caribe Hilton, y que posteriormente compartiera con nosotros la despedida a la periodista Elia Ramos, seguía siendo la misma que en aquellos tiempos conocimos… Cálida en el trato, espontánea en la conversación, humana en su observación de la vida y con buen sentido del humor.

“De Puerto Rico guardo el mejor de los recuerdos porque ha sido muy importante en mi carrera. Hace 15 años que no venía a cantar y esta es una bellísima oportunidad para compartir con este público que tanto me dio”, comentaba como si anticipara una gran espectáculo escénico.

Rápidamente describió los detalles que enmarcaban este encuentro. Y, sin temor a equivocarse apuntó que cuando se saben unir voces y estilos diferentes, el resultado no puede ser otro que “buenísimo”.

“La música es un idioma universal que une a todos los públicos y es muy bueno que todos estemos unidos en un mismo escenario”, apuntó.

La conversación con ella fluye rápidamente y en el compartir parecería que no ha habido distancia ni tiempo. Tal como si se confirmara la afinidad innegable de Valeria Lynch con el público puertorriqueño. ¿A qué atribuyes esa empatía?, indagamos.

“Habría que preguntarle al público que me mantiene vigente. Por qué todavía me sigue diciendo que sí, sobre todo después de no haber venido por tantos años… Pero siempre he extrañado a Puerto Rico. Y a mi marido Cau Bonez, que es brasileño, desde que lo conocí le he estado diciendo tenemos que ir allá para que sepas lo que es esa Isla; para que sepas lo que es su gente. Y hoy que está por primera vez acá se da cuenta de lo que yo le hablaba”.

“Aquí la gente sencilla, es abierta. Es respetuosa del artista. Y yo soy como me ven. Yo no soy una estrella. Yo soy una trabajadora del espectáculo. A mí me tienen… Yo estoy… No me molesta que me saquen una foto, no me molesta un autógrafo. Los artistas le debemos todo a la gente. Entonces creo que la sencillez que no es fingida ni buscada, creo que me compenetra mucho con el público de aquí. Y después de tanto tiempo me siguen diciendo que sí, así que agradezco infinitamente su cariño. Me siento una privilegiada”.

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Tras su larga ausencia, Valeria habló de sus logros y de su trabajo social a través de la cultura. (Foto Javier Santiago / Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Así, como ocurrió la primera vez que la entrevistamos, Valeria sigue siendo la misma en esencia y en substancia. De hecho, fue ese primer encuentro, el que nos llevó a poner en su entrevista un titular de bienvenida que entonces leía: “Aquí Valeria, la anti diva, la anti estrella”. Y como quien no quiere la cosa, nos cuenta rápidamente el encuentro que tuvo momentos antes con un joven en una tienda del Viejo San Juan. Mientras la artista y sus amigos conversaban el joven se percató de su acento, y le preguntó su procedencia. “De Argentina”, afirmó Valeria. Y al continuar indagando sobre su visita, descubrió que estaba ante una artista cuyas canciones él conocía. “¡Valeria Lynch!”, exclamó. “Pero si yo soy travesti y he doblado tantas veces ‘Señor amante”, confesó abierta para fundirse en un abrazo con la intérprete. Minutos más tarde, mientras posaba para las cámaras frente a la Capilla del Cristo, otro caballero la recordó… “Usted interpreta ese tema que La India canta en salsa”, dijo refiriéndose a “Qué ganas de no verte nunca más”…

Si bien podríamos amanecernos enumerando anécdotas sobre sus éxitos interpretativos, los títulos llegan a la memoria colectiva sin el mayor de los esfuerzos… aunque estemos ante nuevas generaciones: “Como una loba”, “Muñeca rota”. “Ámame a cámara lenta”, ”Fuera de mi vida”, “Yo sin él”… Quienes recuerdan el “Tango Bar” con Raúl Juliá no olvidará el impacto de “Qué tango hay que cantar” en la voz de Valeria… Y los que han viajado a Buenos Aires saben de sus aciertos teatrales como las versiones al español de los musicales “El beso de la mujer araña” y “Víctor / Victoria”. Así, abreviando la distancia y la ausencia, la agenda de la artista se ha seguido abultando con el pasar de los años.

“En realidad me ha ido muy bien en mi carrera. He trabajado mucho; sigo trabajando mucho en mi país. Estoy muy bien ubicada”, afirma sin aspavientos.

Mientras caminamos desde el Parque de las Palomas a la sede de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, Puerto Rico y Argentina comienzan a cruzarse en su pensamiento… Habla de Claribel Medina que está trabaja en Buenos Aires con mucho éxito. Recuerda a numerosos compatriotas suyos que se han mudado a Puerto Rico. Y cuando se menciona el nombre del cantautor Roberto Figueroa, apunta que cantó “Para decir adiós” con José Feliciano en un programa televisivo en Argentina.

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Con su esposo, el empresario, cantautor y profesor de capoeira y natación Osmar “Cau” Bornez, Valeria sostiene parte de su discografía que conserva en sus archivos la Fundación Nacional para la Cultura Popular. (Foto Javier Santiago / F.N.C.P.)

En su suelo patrio, más allá del arte, la artista realiza trabajo social a través de la cultura. Habla con entusiasmo de su Escuela de Comedia Musical, y de la celebración del Congreso Internacional de Musicales y Ópera Rock que desde hace años está realizando para becar jóvenes argentinos. “En 2011 llevamos a Chita Rivera como invitada… Fue toda una experiencia maravillosa…”, rememora, mientras anticipa que en los próximos meses estarán la compañía Revolución Latina, encabezada por el vegalteño Luis Salgado, actualmente activo en los escenarios de Broadway en los Estados Unidos.

Ya, en la Fundación, la artista se maravilla ante tantos rostros conocidos en las exhibiciones: Danny Rivera… Nydia Caro… Ednita (a quien vería en concierto el domingo)… Lissette (con quien actuará en noviembre en Miami)… Lucecita. De esta última conoce de su nuevo proyecto, “Luz en Julia”, y se maravilla de la historia de la poeta. Ve el canvas gigante de Norma Salazar y se para frente a ella y nos dijo: “yo la recuerdo… “Ella tenía un ballet folklórico, ¿no?”.

Rincón a rincón recorrió rápidamente la edificación histórica. Identificó rostros, obras musicales y producciones discográficas. Vio la exposición dedicada a los triunfadores de Festivales Internacionales de la Canción y la sección de la serie “Boricuas de Oro” titulada “Nuestra Rita Moreno”, a quien le encantaría invitar para uno de sus talleres en el Cono Sur.

Finalmente llega a la esquina Calle 13. Allí celebró su Grammy Latino ganado el año pasado por Excelencia Musical. Y a la sombra de los 15 primeros Grammys ganados por René Pérez y Eduardo Cabra de Calle 13, reconoció la gesta de los boricuas cuyo impacto también ha repercutido en Argentina, así como en Chile, Uruguay, Ecuador, Perú y Paraguay.

Mientras posaba frente a los Grammys de Calle 13, Valeria fue sorprendida con un grupo de producciones discográficas que ha realizado y que forman parte del archivo de la Fundación. En cada una plasmó su firma y dejó una efusiva dedicatoria para la posteridad.

Con más tiempo disponible, hubiese querido presenciar uno de los talleres de la folklorista Tata Cepeda en la adyacente Escuela de Bomba y Plena Doña Caridad Brenes de Cepeda. Pero el tiempo corría y ya el reloj marcaba la hora para iniciar su ensayo. Esa tarde se despidió numerosas veces, antes de abordar el auto que la dirigiría a los ensayos en el Centro de Bellas Artes de Caguas.

“Estoy ansiosa”, dijo antes de despedirse, mientras reconocía que de todas las cantantes con quienes compartiría la escena, la única que no conocía hasta ese momento era Chabela.

“Me dijeron que tiene una voz preciosa. Que es fantástica artista. A Lena la conozco bastante; estuvo también en Buenos Aires. A Maridalia es la que más conozco porque cuando empezaba ella con 440 yo conocí a Juan Luis Guerra… Así que Chabela es a la única que no conozco pero me han hablado muy bien de ella. Y confío en que juntas las cuatro realmente le daremos a la gente lo que están buscando: un espectáculo digno”.

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Maridalia Hernandez, Lena Burke, Valeria Lyncho y Chabela Rodríguez cosecharon aplausos en “Voces Gran Diosas”. (Foto Hildita Benítez FB)

Dos días más tarde, la promesa se cumplió a cabalidad. A juzgar por los comentarios de críticos y público, las cuatro “Voces Gran Diosas”, bajo la producción de Yolanda Díaz, sentaron base en un espectáculo cuyo título – definitivamente – estuvo bien puesto.

“Cada voz es un deleite… Cada artista es un espectáculo aparte… Mas los espectadores de ‘Voces Gran-Diosas’ disfrutaron a cabalidad de una producción de cinco estrellas; merecedora de una pronta reposición en San Juan y (¿por qué no?) de ser exportada a escenarios de Santo Domingo, La Habana, Miami y Buenos Aires”, reseñó el periodista Jaime Torres Torres en el portal cibernético www.PRpop.org.

“Por eso estoy feliz de volver a Puerto Rico y poder retribuir a la gente que es tan amorosa y que abre su corazón a los que venimos a esta tierra bendita, tanto amor que me dieron”.

El sentimiento fue recíproco.

Valeria cumplió en escena.

El público que la admira volvió a aplaudir como en el primer encuentro a la siempre anti diva, anti estrella.

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