Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La fusión del jazz y la bomba no es un fenómeno nuevo. Tuvo sus pioneros en músicos de la talla de William Cepeda y David Sánchez, quienes, en la última década del siglo pasado, mostraron el camino a seguir en grabaciones como “My Roots and Beyond”, “The Departure” y otras.
Sin embargo, el nuevo álbum del saxofonista José “Furito” Ríos, “Standard Bomba”, constituye una aportación original a esta fructífera combinación de géneros, por dos razones. Se trata del único disco enteramente dedicado a la interpretación de “standards” en ritmos de bomba puertorriqueña y lo hace de una manera tan natural y orgánica que resulta difícil hablar aquí de “fusión”. Es más preciso definir esta música como una genuina apropiación cultural, pues, con su vasta experiencia, a “Furito” le son propias las dos tradiciones, tanto la jazzística como la de la bomba. Lo que antes era ajeno -el jazz- es ahora cada día más nuestro, gracias a trabajos como este.
Un “standard”, conviene aclarar, puede ser dos cosas. Puede ser una canción que ha sido interpretada por tantos
Animados por el doble embrujo de dos poderosas tradiciones de raíz afroamericana, cada uno de los cortes de “Standard Bomba” ofrece sus particulares matices y riquezas. En “Birdlike”, que abre el programa, se crean imágenes de un fiesta de “bebop” en Loíza. “Body and Soul” se distingue por las evocadoras armonías del comienzo y la larga y sentida “despedida” del saxofón de “Furito” en la coda. La expansiva energía del corvé impulsa un irresistible “Cherokee” antillano.
A lo largo de toda la producción, “Furito” muestra las diversas facetas de su expresión en el saxo alto y el saxo tenor, pero sus mejores momentos, quizás, son en “Hot House”, con un solo que va en crescendo hasta alcanzar la fiereza de un John Coltrane; en “You Don’t Know What Love Is”, donde da cuenta de su maestría en lo que a emotividad y “blues feeling” se refiere; y “Freedom Jazz Dance”, con una improvisación rebosante de vitalidad y técnicas variadas.
Juan Luis Angleró en el piano y Tony Batista en el bajo son también esenciales al éxito de esta música, con creativas y melódicas improvisaciones. La aportación de Batista, en particular, es muy atractiva. De los nueve temas que componen el disco, siete incluyen solos de bajo, lo que hace que, ante la ausencia de una trompeta u otro instrumento similar, el bajo se convierta hasta cierto punto en el “foil” o contrapunto del saxo del líder. En cambio, se extraña un poco una mayor presencia de los barriles de bomba, a los que se les pudo haber dado mayores espacios para solos.
Con “Standard Bomba”, los amantes del jazz en Puerto Rico celebran no solamente el regreso discográfico de uno de nuestros principales músicos, sino también todo un triunfo de la imaginación y la apropiación cultural.