Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El destino de la primera fase de Mi Promesa a los Reyes fue la sede de la Fundación Nacional para la Cultura Popular (F.N.C.P.) en la Calle Fortaleza en el Viejo San Juan.
Fue la noche del pasado sábado 3 de enero.
El año pasado, en un gesto de desprendimiento y solidaridad cristiana, el trovador Jovino González me facilitó por correo electrónico las letras de los aguinaldos que incluye en su disco “Esta es mi promesa” que grabó en 2012 junto al maestro del cuatro y musicólogo Orlando Laureano.

El 5 de enero de 2014, con la marquesina de mi casa llena y después de una misa, iniciamos el Rosario cantado a los Reyes entonando y reflexionando los textos de Jovino.
Cuando supe que la Fundación presentaría la Promesa de Jovino le sugerí a mi esposa Lourdes que reserváramos el sábado 3 para peregrinar al Viejo San Juan desde Río Grande.
La travesía fue accidentada: un tapón descomunal para llegar a San Juan y la dificultad de un estacionamiento.
Pero asumimos el cumplimiento de la Promesa con fe, devoción y la inocencia de un niño.
Una talla de los Reyes Parranderos de la artesana Carmen D. Orta Rivera nos guió por el camino.
Llegamos y, para nuestro regocijo, encontramos que no cabía un alma en el lugar.
El director ejecutivo de la organización, Javier Santiago, se las ingenió para preparar un deslumbrante altar de reaflrmación de nuestra identidad puertorriqueña con la colección de la difunta folclorista Norma Salazar, quien se marchó en 2014 dejando una herencia cultural rica, valiosa, valiente y trascendental, particularmente su promesa saniuanera.
Allí, al pie del altar, Jovino González comenzó a interpretar sus decimillas, con la comunidad repitiendo los estribillos con alegría.
Sostuve mis Reyes Parranderos (no divisé tallas en las manos de otros parroquianos), me persigné y liberé mis anhelos, convencido de que las intenciones de la primera promesa -hace ya unos siete años- Gaspar, Melchor y Baltazar las tienen muy presentes y ya las colocaron en el pesebre del Niñito Jesús.
Escuchar y presenciar a Jovino, con la dirección musical y el acompañamiento de Orlando Laureano y sus músicos, es un deleite y bálsamo para el alma.

Cada interpretación siento que ascendió como incienso al trono del Altísimo, a los compases de peticiones muy nobles, como paz para Borikén y sus familias, respeto a nuestra cultura, trabajo pa’ los desempleados, justicia social, la sanación de alguna enfermedad, respaldo financiero para la obra sin fines de lucro de la F.N.C.P., la solución de nuestra condición política para, como un pueblo unido, enfrentar los retos de la segunda década del Siglo XXI y la excarcelación del preso político Oscar López Rivera.
Alguna lagrimita humedeció mis mejillas al escuchar, ya en la sala de recitales de la Fundación y con los Tres Reyes sentados en el lateral izquierdo del escenario, los aguinaldos “La luz de los Reyes”, “El cofre”, “Si me ven con flores” y otros de estilos cultivados en las promesas que, desde el anonimato y como un legado hermoso e inigualable de la religiosidad popular borincana que dejan a sus hijos en un relevo perpetuo de nuestra cultura, idiosincrasia e identidad, aún nuestros jíbaros cantores entonan en los campos de Peñuelas, Guayanilla, Yauco, San Germán y Maricao.
Regresamos felices a Río Grande y dormimos arrullados por la magia de la Epifanía.
Mi Promesa continuó el domingo con la Misa; seguirá con un rosario en la Víspera; con la misa del 6 de enero y peregrinando a otros lugares donde se arrullará al Niño que descansa en el regazo de la Virgen con los más sublimes aguinaldos del alma de la nacionalidad puertorriqueña.
¡Feliz Día de Reyes!
(Jaime Torres Torres es periodista independiente con más de tres décadas de labor en los medios nacionales)