Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Con su inseparable guitarra y sombrero de jinete, Joaquín Mouliert llegó con la nostalgia a cuestas a su entrevista con la Fundación Nacional para la Cultura Popular.
Arribó al restaurante Don Esteban acariciando las memorias de otra Navidad; los recuerdos de otras vivencias y la quimera de que la tradición recupere la expresividad de antaño, a pesar de que –como cantó Chuito el de Bayamón- ‘siguen los tiempos cambiando’.
Y el trovador, conocido como El Pitirre de Fajardo, celebra la Navidad con nostalgia porque durante 46 años recorrió los barrios y urbanizaciones de la ciudad caridura con su pintoresca y tradicional Parranda Navideña, una estampa alegre de décimas, aguinaldos, cuatristas, jinetes, carrozas y carretas de bueyes.
Desde hace nueve años don Joaquín, con mucha tristeza, no celebra su trulla porque las autoridades de orden público privaron de respaldo el proyecto cultural y cientos de jinetes se unieron a la cabalgata, desafiando el protocolo de seguridad de la actividad, que lamentablemente degeneró en varios accidentes.
“Salíamos del parque ecuestre del barrio Florencio. La mantuve sin ningún tipo de problemas en cuanto al desfile y la organización. Dejó de ser una parranda de Fajardo, era de Puerto Rico porque venían caballistas de todos los pueblos. La guardia municipal y estatal, ésta con su unidad montada, nos ayudaron mucho. Pero se comenzaron a violar las reglas y desistí porque en mi parranda nunca hubo un desorden; fue muy distinguida”, explicó tristemente don Joaquín, que ahora celebra la Navidad con transmisiones en vivo por WMDD 1480 AM del espectáculo Fiesta Criolla Fajardeña conmemorando su tradicional Parranda Navideña.
Con la llegada de la Navidad de 2014, don Joaquín también lamenta que la trova campesina esté desprovista de foros en la televisión nacional. Con el referente de producciones como “Tribuna del Arte”, animado por don Rafael Quiñones Vidal, y “Borinquen Canta”, conceptualizado por don Tommy Muñiz, don Joaquín resiente la cancelación del espacio más reciente, “Así canta Puerto Rico”, que produjo y condujo Luis Vigoreaux Hijo por WIPR Canal 6.

“Duele mucho que el único programa que se dedicaba a nuestra música ya no esté. La causa no la sé, pero me la imagino y no la quisiera comentar sin saberla”, dijo don Joaquín, quien cumplirá 78 años el próximo 3 de enero.
Asimismo el director del conjunto Ecos de la Montaña lamentó que el reciente fallecimiento de su colega don Luis Miranda, El Pico de Oro de Puerto Rico, a quien considera el trovador más completo de la historia, haya pasado inadvertido por un gran sector de los medios y las instituciones culturales del País.
“Los que lo conocimos honramos su memoria, pero lamentablemente la radio no pudo. Para dedicarle un programa tuve que solicitar una dispensa de la casa editora donde aparece inscrita su música. En su velatorio, no vi a muchos de los que eran sus amigos. Luis Miranda había conocido a Cristo como su Salvador, pero antes de convertirse también le cantaba a Cristo décimas como parte de su filosofía cristiana”, señaló don Joaquín al reconocer que, aunque existen otros trovadores de la generación de El Pico de Oro, por su trayectoria en los medios, se ha convertido en el decano de los exponentes de la décima campesina, lo que supone una responsabilidad mayor.
Consecuente con su misión, Joaquín Mouliert es uno de los talentos que se unió a la más reciente producción discográfica de Decimanía Inc., titulada “Tradición de Reyes” con la grabación del seis “Angelito”, décimas que compuso hace más de 30 años que abordan el tema de la pobreza material y la riqueza moral.
Para don Joaquín es encomiable la gesta cultural de la institución sin fines de lucro Decimanía Inc., que crearon los trovadores Roberto Silva y Omar Santiago, quienes promueven el desarrollo de nuevos talentos, la divulgación de la expresión con un programa de radio y su catálogo de grabaciones y el intercambio cultural con repentistas de países caribeños, centro y sudamericanos.
“La décima es la reina del folclor, no como en la época en que yo comencé, que primero eran la danza, la bomba y la plena. El trovador antes era el jíbaro del pantalón ‘remendao’. Con nuestro talento, con muchos sacrificios y sin mucha remuneración, hemos levantado la décima, una expresión que nos necesita y a la que consagramos nuestros talentos”, dijo don Joaquín, artífice en 1987, junto a El Pico de Oro, de intercambios como el Primer Encuentro de Trovadores del Caribe que, en la tradición de Vicente Martínez Espinel, se celebró en Panamá, resultando la referencia indiscutible, a su entender, de las iniciativas de Decimanía.
“Sin Decimanía, la trova no se hubiese desarrollado con la velocidad, presencia y calidad con que se reconoce la expresión”, afirmó Joaquín, quien durante casi una década, simultáneo al Concurso de Trovadores Bacardí, recorrió nueve estados del Norte con espectáculos folclóricos.

No obstante, a pesar de los esfuerzos de Decimanía, don Joaquín reiteró que el desaparecido foro de la firma licorera ha sido el más importante que ha tenido la décima en Puerto Rico. Semillero de donde crecieron parte de los talentos de Decimanía.
No obstante, sostuvo que ha sido difícil vivir de la trova y hacer de esta una industria, salvo excepciones –nota al calce de este periodista- como Andrés Jiménez ‘El Jíbaro’ que hasta el sol de hoy ha capitalizado la brecha que Haciendo Punto y Moliendo Vidrio abrieron en la radio durante la década de 1970 con grabaciones de reafirmación cultural y denuncia política. Por esa razón no indujo a sus dos hijos a incursionar en la trova.
“He gozado muchísimo y he hecho felices a muchas personas, pero he sufrido mucho porque no se puede vivir de la trova, y los que hoy lo hacen, lo hacen a medias. Vivir del folclor y de la cultura en mi País es imposible. En los tiempos de los grandes trovadores de Ansonia, por ejemplo, Ramito, que era nuestro mejor trovador, se tuvo que ir a vivir a Nueva York, al igual que La Calandria. Germán Rosario, Baltazar Carrero y otros tuvieron que irse”, detalló don Joaquín, quien ha vivido de la agricultura, según dijo “otro barco sin velero en Puerto Rico” porque, como ganadero, observa el desplazamiento al que es sometida la producción local.
A veces, cuando llega a un escenario y le corresponde su autopresentación, entona el verso:
“Represento en mi tierra
a dos barcos sin velero
que van rumbo a sumergirse:
La cultura, a través de la música folclórica,
y la agricultura, a través de la ganadería.
Ambas invadidas en mi tierra
porque en un país tan carnívoro como Puerto Rico
de los ganadores ya tú escuchas su grito”.
Otro escollo en la causa de la promoción y divulgación del folclor nacional es la bien o mal llamada Ley de la Música Autóctona Puertorriqueña que, conforme a sus recientes enmiendas, ha limitado ínfimamente a un 10% los presupuestos gubernamentales destinados a la contratación de los exponentes de la décima, la plena y otras expresiones en las actividades financiadas con fondos públicos.
“Cuando se logró la legislación del 30% fui a deponer a la Legislatura y dije: ‘no crean porque vean mi sonrisa plácida es que estoy elevado de contentura. Es lamentable que en mi tierra tengamos que pedir que se legisle un 30% a favor de la música puertorriqueña y que el otro 70% quede a beneficio de toda otra clase de música. Pero voy a tener que felicitar a los autores del proyecto porque hasta la fecha no tuvimos nada’. Ahora que se ha bajado al 10%, me duele porque si cuando el 30% pensé que era abusivo, el legislador que lo presentó ni puertorriqueño es”, sentenció don Joaquín, cuyo primer lp “Fiesta Navideña”, con Toñito Ferrer y sus Jíbaros Modernos, ya no se consigue, por lo que es considerado una pieza de colección.

Mientras, a pesar de que el futuro del folclor dependerá de la lucha que sus exponentes estén dispuestos a librar, don Joaquín Mouliert sigue activo con su conjunto Ecos de la Montaña y con su programa “Hablando con don Joaquín” que WMDD 1480 AM en Fajardo transmite en vivo los viernes al mediodía.
Desde su campiña en el barrio Paraíso de Fajardo, en la falda de El Yunque, don Joaquín Mouliert encarna el lirismo, el sentimiento y la resistencia de la décima campesina.
“Si durante todos estos años me he mantenido, a veces mal pagado o no pagado, porque durante el año son más las actividades gratis que las pagadas, debo agradecer a Dios que me permitiera asimilar todo esto. Tengo la esperanza de que en el Nuevo Año mejore todo lo que sufrimos y lloramos”.
Como el pitirre, el canto de Joaquín Mouliert no se intimida ni su vuelo se juye…