‘Retablos’ que hablan de un pueblo

Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

La gigantesca sala tres del Museo Las Américas, ubicado en el segundo piso del Cuartel del Ballajá en el Viejo San Juan, sirve de santuario para que los espectadores admiren tranquilamente las 26 miniaturas talladas – grandes en significación- que conforman la exhibición ‘Retablos de mi pueblo’, del artista cagüeño Edwin Báez Carrasquillo. La misma estará expuesta hasta el 18 de enero de 2015.

La grandeza de cada figurita se desborda ante los ojos curiosos de los visitantes y es reflejada en cada detallito interpuesto por Báez en las piezas. Aunque las obras por sí solas acogen una gran memoria histórica y cultural de nuestro País, un recorrido por el inmenso salón evidencia que era necesario adornarlas con un escenario exterior que las hiciera resaltar sobre las paredes blancas. Esa necesidad resultó beneficiosa para el montaje de la exhibición, puesto que marca un contraste entre el macro y el micro mundo. Estos marcos externos, preparados precisamente para esta ocasión con los mismos materiales utilizados para crear las miniaturas, suscitan en el visitante una doble mirada que, a su vez, crean una simbiosis y que bien se podrían comparar con muchas de las estructuras duales que gobiernan nuestras vidas.

La colección de obras pintadas y talladas, más que miniaturas artesanales, encierra un conglomerado de manifestaciones artísticas como la escultura, pintura y caligrafía. Cada mundo diminuto allí exhibido revela la grandeza estética y técnica, además, la magistral capacidad creativa que tiene Edwin Báez para narrar historias a través de la plástica, para intercalar en cada pieza sus memorias y experiencias vividas, así como para transformar materiales industriales en estampas puertorriqueñas armonizadas por la delicadeza y la pasión.

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El pintor Rafael Tufiño y el tallador de santos Zoilo Cajigas inspiran esta obra del artista Edwin Báez. (Foto Gabriela Ortiz para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Las piezas de ‘Retablos de mi pueblo’ están organizadas en seis subtemas. El primero, ‘Manos que crean’, encierra las obras: ‘Belén criollo’; ‘Retablo espada’, homenaje a una de nuestras primeras familias talladoras de santos; ‘El Pintor y el santero’, que expone la relación entre el pintor Rafael Tufiño y el tallador de santos Zoilo Cajiga.

‘Allá viene el temporal’, el segundo subtema, incluye las miniaturas: ‘Devoción’, retablo que presenta a una anciana que se refugia en la oración durante el paso de un huracán; ‘La tormentera’ y ‘Tembló la tierra’, ambas cargadas del recuerdo de las debacles atmosféricas que presenciaron los puertorriqueños a principio del siglo pasado.

Por su parte, la sección ‘Encuentros’ recrea estampas como la de ‘El médico de los pobres’, que narra la riqueza del servicio que, en Gurabo, han dado por décadas los doctores José A. Curet Crespo y su hijo, José A. Curet Ramos. Seguido, se encuentra la obra ‘Amigo de los pitirres’, homenaje al trabajo cultural y la visión de mundo que hizo y tuvo el fallecido alcalde de Caguas, Willian Miranda Marín; ‘Taller común’ evoca el momento en que un colectivo de artistas, entre ellos Orlando Vallejo y Héctor Escalante, crea un mural urbano en la Plaza de las Artes de Caguas. Este mural ya no existe, por lo tanto el recuerdo quedará plasmado en esta pieza de Báez.

La cuarta división, titulada ‘Legado’, rinde homenaje a don Ricardo Alegría y contiene tres retablos: ‘El plumaje del múcaro’, ‘Los renegados’, y ‘Legado’. Los primeros dos están basados en cuentos del propio Alegría y el tercero, muestra al fenecido fundador del Instituto de Cultura Puertorriqueña mirando el Viejo San Juan desde un balcón.

Le sigue la sección ‘Por amor al arte’ en la cual figuran las piezas: ‘El pintor del Cerro – refiriéndose a Pablo Marcano-;‘Maestro Martorell’; ‘Oquendo: Tallador de caballos’ – distinción al artesano jayuyano Ángel Luis Oquendo-; ‘Don Pablo y las palomas’, el cual recoge la esencia del legado de Pablo Casals al campo de la música; ‘Patrimonio’, obra que destaca la figura de don Teodoro Vidal, coleccionista e historiador de la cultura de nuestro País; ‘El bardo de Barceloneta’ – haciendo referencia a don Benito de Jesús-; y ‘El tabaquero de Cayey’.

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El tema patrio brilla en esta pieza de Edwin Báez dedicada a Rafael Cancel Miranda. (Foto Gabriela Ortiz para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Por último, el subtema ‘Por seguir la estrella’ está dirigido al nacionalismo puertorriqueño. Incluye los retablos ‘Isla Nena’, ‘Adolfina’, ‘El niño del Sable’. El primero transporta al espectador a la lucha por expulsar la Marina de Vieques y presenta a un niño de esa islita aferrado a su bandera y con la esperanza de vivir en un ambiente de paz. ‘Adolfina’ muestra la convicción y rudeza con las que esta mujer luchó frente a su casa en Loíza, antes de perder la vida a manos de la Policía de Puerto Rico, para defender las tierras que le pertenecían. Finalmente, ‘El niño del sable’ es un tríptico que revela al líder nacionalista Rafael Cancel Miranda cuando, de niño, contemplaba el sable que le perteneció a su padre y también destaca la labor patriótica de Rafael durante toda su vida.

Al culminar con el recorrido, de frente se interpone la obra más grande en tamaño – ocho pies de alto- : ‘Aguinaldo’, que representa el vínculo que siempre ha existido entre el arte religioso y la expresión musical.

Sobre el maestro Báez-

Actualmente, además de dedicar su vida a la creación artesanal, Edwin Báez Carrasquillo ejerce el magisterio en el Colegio Católico Notre Dame de Caguas. Aunque desde niño le gustaba el dibujo y la pintura, el interés por la artesanía le surgió a partir de 1970, cuando estudiaba en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Entre estar cerca de compañeros universitarios que confeccionaban productos con cuero para luego venderlos y el recuerdo de las casitas de maderas con las que su abuela adornaba el hogar, un día quiso experimentar y confeccionar su propia salita, luego hizo una barbería, un colmadito, y así hasta forjar la vasta colección de figuritas que lo han colocado en una posición singular.

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El impacto de Ricardo Alegría en la historia cultural del País es tema obligado en esta retrospectiva de Edwin Báez. (Foto Gabriela Ortiz para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Desde ese entonces, ha seguido introduciendo aspectos a sus piezas: el manejo de la figura humana, la inclusión de los textos literarios que ha leído y la responsabilidad de llevar un mensaje a través de los diferentes temas que desarrolla en sus miniaturas. Esta particular manera de hacer cultura y narrar la historia de Puerto Rico lo ha llevado a instalar diferentes exposiciones y a ser galardonado con diferentes medallas como la de Artesano Criollo de la Compañía de Fomento Industrial, Premio a la Excelencia Artesanal y Medalla Caguana, ambas concedidas por el Instituto de Cultura Puertorriqueña, Medalla del Corazón Criollo, otorgada por el Municipio de Caguas, entre otras.

Unos versos de don Florencio Cabán, plasmados en una de las paredes de la exhibición, muestran el regocijo que siente Edwin Báez al poder desempeñarse como artesano y, a través de sus creaciones, poder transmitirles a sus estudiantes y a todo espectador, las vivencias, memorias y cultura de nosotros los puertorriqueños: “A todos nos hizo Dios, hizo al grande, hizo al chico. A cada cual le dio un oficio y este fue el que a mí me dio. A otros baraja en mano para poderse mantener, y yo puedo agradecer que soy santero humano”.

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