Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Conocí a Víctor Alicea en 1983, en el estudio de televisión donde se grababa ‘El condominio de Pepín’, que después pasó a ser ‘El condominio El águila’. Ahí fue donde su personaje Guille nació y comenzó a crecer. Yo interpretaba a Margie, una rubia tonta que siempre vestía de negro. Guille y Margie eran íntimos, compartían muchas escenas en el programa; y eso me dio la oportunidad de estar muy de cerca al talento, la valentía y la calidad humana de Víctor. Además de ser un buen amigo, el compañero actor se esmeraba con su personaje y, desde entonces -quizá antes-, se ha tirado de pecho cuando toma una causa como misión, ya sean sus ideales políticos, el maltrato a los animales o la lucha por los derechos de la comunidad LGBT, por mencionar solo tres. Admiro, respeto y quiero a Víctor, eso es así; y estoy segura que comparto esa admiración, ese respeto y ese amor con los fanáticos que, muy emocionados, dijeron presente en la sala René Marqués del Centro de Bellas Artes de Santurce, el pasado viernes 26, para celebrar sus 35 años de carrera artística con el espectáculo “6 en 1”. El título se refiere a la cantidad de personajes que interpretó un solo actor.
¡Nada como la risa! Por tal razón seguimos y perseguimos a quienes nos hacen reír. Cuando, al son de una pista de gran orquesta, el perseguidor recorrió inquieto el telón, que todavía no había subido, ya nos reíamos. Víctor Alicea tenía una feliz casa llena.
Subió el telón y el ambiente comenzó a celebrar con las luces de ARTTE y los bailarines al mando de la coreografía de Carlitos Hernández. De inmediato, se reveló una pantalla donde se proyectó la imagen de Ruperta la Caimana. Este fue el primer personaje que Alicea interpretó esa noche. Ruperta, quien se había perfilado en ocasiones anteriores como defensora de la clase artística, en esta ocasión felicitaba a Víctor por sus 35 años de carrera, con su acento cubano, a pesar de ser una puertorriqueña oriunda de Cataño. Según ella misma manifestó, el acento lo adquirió de los tantos maridos cubanos que tuvo.
Entre transiciones con los bailarines (Carlitos Hernández, Norberto Collazo, Steven James, Jorge Rivera, Nanya Sierra, Esthela Rivera), fueron presentándose los demás personajes. Lulú, una mujer divorciada que trata de ganarse la vida y manipula con la pena a los demás. No ha podido superar su divorcio y los productos que vende tienen que ver con su ex marido. Lulú nos recuerda las tantas mujeres puertorriqueñas que atraviesan la misma situación. Por supuesto, este personaje nos hizo reír de nuestras propias desgracias.
Meñique es un hombre de campo, bonachón y fronterizo, que nos recuerda a Juan Bobo. Aunque inocente y sin mucha educación, Meñique no se queda callado, de modo que defendió a los perros callejeros con uñas, garras y dientes; y, con esto, casi nos hizo llorar. Para completar, cantó una décima original de Carmen Nydia Velázquez.
Luzma es una vecina de residencial, adepta al Partido Nuevo Progresista. Vestida de azul de arriba abajo, Luzma habla todo el tiempo de lo bueno que es su esposo, ya que ayuda a una vecina cada vez que lo llama, a veces en altas horas de la madrugada. Este dechado de virtudes tiene un negocio que Luzma promociona como productos naturales, pero que es en realidad un punto de drogas. La simpática Luzma es algo torpe y sufre caídas constantes. Luzma cautivó.
Epifanio, líder de barrio, fanático del Partido Popular a extremos de corazón de rollo, es uno de los personajes más queridos y conocidos del público. El rojo ocupó todos los espacios desde la entrada de Epifanio enmarcada por el tema del Partido Popular, hasta la salida con el legendario “Jalda arriba”. Este ‘colorao’ “tiene un coco con la alcaldesa de San Juan”, pero no tiene reparos en criticar a los de su propio partido.
Guille, quien ha evolucionado al punto de convertirse en activista de los derechos LGBT, desde Brasil, donde ahora vive, tuvo una entrada espectacular. Cuatro modelos de cuerpos esculturales (Santos R. Erazo, Nelson Cuevas, Albert Nivar, Samuel Miranda) lo cargaron encima de una tarima, al ritmo de batucada. Guille lucía un tocado de cabeza de plumas de pavo real. Víctor Alicea, quien también es bailarín, se lució en la batucada. Adoramos a Guille.
Todos los comentarios de crítica política y social fueron mordaces en “6 en 1”, con nombre y apellido, sin rastros de misterio. Los comentarios estaban bien cargados de humor y el público los disfrutó con entusiasmo. Conforme el mismo Alicea ha expresado, no puede dejar de señalar lo que entiende está mal, no puede dejar de ser hombre de su época, no quiere ser ajeno a la realidad social. Su comedia no enajena y ésa es, precisamente, la genialidad de cualquier comediante.
Nuestro actor domina a la perfección sus personajes. Buscamos al hombre que conocemos detrás de la peluca, en los gestos, en los movimientos, en la voz, pero no logramos encontrarlo. Sencillamente, se convirtió en cada uno de ellos: cuidó todos los detalles y nunca los perdió.
Aunque el espectáculo era atractivo, era demasiado largo para no tener intermedio. Sugerimos que se considere esto para una próxima ocasión. Es posible que también haga falta una mano que hilvane las distintas escenas en forma más efectiva como línea ascendente de acción. Después de la fastuosa entrada de Guille, la canción ‘Lloviendo flores’, de Rodolfo “Nava” Barreras, aunque hermosa, resultó anti climática, ya que el ritmo decayó en forma drástica. El “perfomance” que siguió a la canción, emotivo y novedoso, pudo haber sido más efectivo en otro momento; o tener otra transición. Este número que, conforme nos hemos enterado, requirió de un taller entre los participantes y que sugería el trabajo del actor en un escenario, tal vez no fue el más indicado para terminar. Pero la escena, por sí sola, fue un regalo de corazón y aplaudimos al artista por haber generado un taller como búsqueda para un trabajo serio. Nos hace reír con sus personajes porque funciona desde la seriedad.
Una de las causas que Víctor Alicea también toma como misión es el derecho de la mujer, por tanto dedicó “6 en 1” a distintas mujeres significativas en su vida. Celebramos con este compañero puertorriqueño sus 35 años de carrera artística y deseamos que sean muchos años más.
Ficha técnica-
“6 en 1”, producción de Rita M. Alcalá, contó con dos libretistas: Marlin O’Neill y Che Potranco. Además, dos directores: Mariana Quiles y William Piedra. El diseño de vestuario fue de Bliyi Fashion. La coordinación de vestuario y utilería fue de Massiel Muñiz. La coordinación de maquillaje fue de Imanol Marrero. Los asistentes de maquillaje fueron Carolina Yambo y Carlos Joel Lozano.