Por Miguel Diffoot
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El Festival de Teatro Internacional, auspiciado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), dio inicio a su quincuagésima edición con la presentación de “La ópera de los tres centavos”, de Bertolt Brecht. Como es usual, cada festival es dedicado a una figura destacada en el ambiente teatral. El honor este año le correspondió a la primera actriz Gladys Rodríguez. Lilliana Ramos Collado -Directora Ejecutiva del ICP-, José Martínez -representando la Sección de Teatro del ICP- y el Dr. Ricardo Cobián Figeroux -Gerente General del Centro de Bellas Artes de Santurce-, dieron la bienvenida a los presentes. Se leyó una proclama especial, la cual enumeraba las diversas actividades artísticas en las que la homenajeada ha participado desde la década de 1960 hasta el presente, tanto en teatro como en radio, televisión y cine. El público, en su mayoría colegas en el arte de la actuación, respondió con un elocuente aplauso a nuestra querida actriz, quien agradeció emocionada el honor dedicando el evento a actores, actrices, directores, productores y técnicos, quienes con gran esfuerzo han logrado mantener vivo el arte teatral.
Una vez terminado el acto protocolar, se dieron las acostumbradas llamadas antes de comenzar la función, las cuales fueron realizadas en vivo por varios de los integrantes del elenco, quienes animaron el comienzo de la velada con sus caracterizaciones y comentarios.
La escenografía se fue transformando con los primeros compases musicales ejecutados por un grupo de siete músicos colocados hacia el fondo del escenario: Rafael Sueiras, director musical y piano; Arnaldo Rivera Santos, percusión; Carlos Rivera, acordeón; Frank Torres Rivera, violín; Jose Luis Valdés, trompeta; Edgar Abraham Marrero, saxofón; y Raymond Flores, trombón.
Trasfondo histórico –
“La ópera de los tres centavos” (Dreigroschenoper, en el alemán original) es una obra en tres actos y un prólogo con
Su estreno fue el 31 de agosto de 1928, en Berlín. A pesar de las negativas predicciones de fracaso, la obra fue un éxito hasta la toma de poder del partido nazi el 30 de enero de 1933. Brecht y Weill se vieron obligados a abandonar Alemania, pero para entonces la obra ya se había traducido a 18 idiomas y representado en varios escenarios europeos. Algunas de sus canciones lograron difusión y popularidad inmediatas, como “La balada de Mackie Navaja”, la cual -aún cuando fue un añadido de último momento- ha resultado ser la melodía más conocida de este musical. Según Kurt Weill, la intención fue crear un prototipo de ópera con música que no adelantara la trama si no que, por el contrario, la interrumpiera, utilizando para ello cantantes que no necesariamente tuvieran entrenamiento vocal, pero que sí pudieran darle el toque justo al estilo de la pieza.
Bertolt Brecht (1898-1956) fue un dramaturgo y poeta alemán, creador del teatro épico, también conocido como teatro dialéctico. En 1917, inició la carrera de Medicina en la Universidad de Munich, pero tuvo que interrumpir los estudios para hacer servicio militar como médico en un hospital militar en Ausburgo durante la Primera Guerra Mundial. En 1918, con sólo veinte años, escribe su primera obra teatral, “Baal”, cuyo personaje principal es un poeta y asesino. Luego, entre 1918 y 1920, escribe una pieza sobre la revolución alemana con el título “Tambores en la noche”. Con esta obra anuncia el rompimiento con la moralidad y las maneras de hacer del teatro tradicional. Desde 1926, tuvo frecuentes contactos con artistas socialistas que influenciarían en su modo de pensar; y, en 1927, comenzó a estudiar “El capital”, de Karl Marx. Para la segunda mitad de los años 1920’s, Brecht se había transformado en un comunista convencido, buscando objetivos políticos con sus obras. La creación de su concepción del teatro épico transcurrió de manera paralela al desarrollo de su pensamiento político a partir de 1926. Entre 1927 y 1934, escribió una serie de obras, entre las que se destacan “Línea de conducta”; “Acuerdo”; “La excepción y la regla”; y su mayor éxito teatral, “La ópera de los tres centavos”, obra en la que critica el orden burgués representándolo como una sociedad de delincuentes, prostitutas, vividores y mendigos. Durante los quince años que pasó en el exilio, escribió algunas de sus mejores obras, alcanzando plena madurez con dramas como “La vida de Galileo”; “Madre Coraje y sus hijos”; “El alma buena de Szechwan”; y “El círculo de tiza caucasiano”.
Brecht en nueva versión boricua –
En 2014, “La ópera de los tres centavos” es una producción de Grupo XCL, Teatro Caribeño y el Centro de Bellas Artes de Santurce, bajo la dirección de Vicente Castro. Macheath, alias Mackie Navaja (Jerry Segarra), es el personaje central. Es un carismático antihéroe, artista del crimen y completamente amoral. Mackie se casa con Polly Peachum (Mariana Monclova), pero esto desagrada al padre de la joven, Jonatán Jeremías Peachum (Joaquín Jarque); y a su madre, Señora Peachum (Carmen Nydia Velázquez), quienes tienen un negocio-escuela de mendicidad, compitiendo en ese ambiente marginal y violento precisamente con el Navaja. Los padres de Polly pretenden que la justicia castigue a Mackie, pero la ‘justicia’ es representada por Brown, el tigre (Jorge Luis Ramos), quien tiene una conexión amistosa con el criminal. Finalmente, Peachum logra que condenen a la horca a Mackie Navaja, pero justo antes de ser colgado, es perdonado y liberado.
La escenografía, diseñada por Israel Franco Müller, muestra hacia el fondo la silueta de una ciudad de rascacielos y, frente a estos, la maquinaria interna de alguna fábrica inoperante: una visión acartonada y empobrecida de la sociedad moderna. Unos andamios cubren el escenario creando una plataforma central alta y dos más bajas a izquierda y derecha, con sus respectivas escaleras. Tras la obertura y la transformación del espacio escénico, se escucha la famosa “Balada de Mackie Navaja”, dando comienzo a la pieza teatral.
Es un aliciente saber que obras clásicas como la que nos compete en este momento se representan en nuestras salas. No es usual ver montajes de las piezas de Bertolt Brecht, aun cuando él es uno de los teóricos teatrales más nombrados en nuestro quehacer. El término brechtiano lleva décadas protagonizado muchas de nuestras conversaciones y montajes. Sin embargo, los ‘rompimientos’ o ‘distanciamientos’ son interpretados según la visión de cada director, permitiendo una libertad creativa que puede o no funcionar. Las proyecciones en el ciclorama durante los números musicales no lograron su efecto pues no eran visibles desde ciertos lugares en la platea. El grupo de músicos era visible para todos y bien pudieron ser integrados a la acción formando parte activa del montaje. La escenografía ocupaba gran espacio del escenario, sintiéndose incómodo el movimiento de los actores. Las canciones interpretadas en el foso ‘rompiendo la cuarta pared’, parecían un recurso para remediar la incomodidad del espacio escenográfico y no parte del concepto.
Las actuaciones fluctuaron entre lo realista y lo fársico. Jerry Segarra, como Mackie Navaja, mostró seguridad, sinceridad y gallardía en todo momento; pero necesitaba mayor fuerza interpretativa para que fuera creíble que tuviera una banda de criminales bajo su mando. Tiene muy buena voz, aunque en ocasiones parecía fallarle. El momento de mayor coraje fue durante su intervención musical antes de morir en la horca. El discurso del autor al final de la pieza resultó en una brillante demostración actoral por parte de Segarra.
Jorge Luis Ramos como Brown, el tigre, estuvo adecuado: una actuación sencilla, sin grandes pretensiones, pero que logró presentar a un débil, corrupto y manipulable representante de la justicia. Ramos fue efectivo incluso en sus partes musicales durante la “Canción del cañón.”
Joaquín Jarque como Jonatán Jeremías Peachum y Carmen Nydia Velázquez como la Señora Peachum actuaron de manera
Hilda Ramos como Jenny la Pirata nos deleitó con su potente voz aun cuando estaba fuera de su elemento. Hubiésemos querido verla con mayor desenfado en sus partes actuadas. El Coro de Putas, integrado por Wilma Ballet, Héctor Oliveras, Josean Vargas, Mariana Quiles, Nabilah Fernández y Nicole Sepúlveda, tuvo buenos momentos en las partes musicales; pero, en ocasiones, era difícil distinguir quién hablaba o qué decían en medio del caos de sus composiciones escénicas. Sin embargo, la Banda de Macheath, integrada por José Oyola, Jesús Muñoz, Omar Torres, Josean Vargas, Angel Carrión, Héctor Oliveras y Jorge Antares, estuvo más balanceada y mejor trabajada. En conjunto, fueron un equipo convincente y bien actuado de maleantes. Mención aparte merece el joven Héctor Oliveras, por su gran talento y energía en sus diversas intervenciones como presentador, así como en el “Dúo de los celos”, entre Polly (Mariana Monclova) y Lucy (Angel Carrión). Cabe destacar, además, la excelente participación del conjunto musical y los corales interpretados con buenas voces y energía.
La obra concluye con toda la compañía entonando el canto final de “La ópera”: el canto de los marginales ya convencidos de que la vida es miseria, maldad y violencia, en donde se predica ‘primero la comida y luego la moral’. Porque, después de todo, ‘¿Quién es peor?’, cuestiona Mackie Navaja, ‘¿El que roba un banco o el que lo funda?’ Por lo tanto, ¿para qué castigar si la vida misma, de por sí, es castigo suficiente?
Agradecemos a Grupo XCL, Teatro Caribeño y al Centro de Bellas Artes por la presentación de este clásico del maestro Bertolt Brecht. ¡Qué se repita la experiencia!
Completan la ficha técnica-
Asistente de dirección y regidora de escena: Jackmarie Ortiz; Asistente de regidor: Arelis López; Diseñador de luces: Eduardo Bobrén; Diseñador de escenografía: Israel Franco Müller; Asistencia de escenografía: Nilda Pilar López-Rodriguez; Realización pintura escenografía: Gabriel Leyva, Israel Franco Nieves; Entrenadora vocal: Hilda Ramos; Entrenador coral: Angel Carrión; Coreografía: Jacqueline Torregrosa; Asociado de producción; Jose A. Fonseca; Coordinador de vestuario: Juan Carlos Alameda; Asistente de vestuario: Rubelisse Suazo; Maquillaje: Roberto Díaz; Asistencia maquillaje: Jonathan Burgos; Utilería: Cristina Sesto; Asistencia: Flor Marina Perez; Plan de medios: Wilda Santamaría; Diseño gráfico; Aurora Comunicación; Edición video proyecciones: Geovanny Polo, Zahiryn Velez; Montaje: Sergio Marín; Fotos: Eric Borcherding, Lucy Rivera; Comercial de TV: Idalisse Jiménez; Comercial de radio: Jesús Muñoz, Man-TK; Productor: Jorge Luis Ramos.