por George B. Landini
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
¿Es el deber de la radio y televisión pública ser actores fundamentales en la democratización y expansión de la cultura?
El brasileño Arlindo Machado, el más reconocido analista latinoamericano en las áreas de transformación del lenguaje cinematográfico y de la experimentación de vanguardia en vídeo e imagen por computadora, es uno de los mayores defensores de la televisión, como el medio de expresión más importante de nuestro tiempo. Y en Alemania, Alexander Kluge sostiene que justamente por ser un elemento clave de difusión, la televisión es medio más apropiado, porque allí la sociedad, más allá de diferencias económicas y sociales, encuentra un punto de confluencia a un discurso que puede ofrecer originalidad expresiva y potencialidad cultural.
Todo esto, sin olvidarnos que una parte del cambio en lo cultural se está dando por las nuevas condiciones de circulación o de visualización, por lo tanto el imaginario individual, el imaginario colectivo (por ejemplo, los mitos), y la ficción (literaria, teatral o cinematográfica) adquieren nuevas formas.
Porque lo que de verdad ha cambiado es la manera de proyectarnos, de relacionarnos, de circular por el mundo, de observar… y esto confirma una hipótesis según la cual la relación de los humanos con la cotidianeidad se modifica a consecuencia de los cambios tecnológicos, por la globalización y con la propia aceleración de la historia.
Esperar que los medios de difusión no sean afectados por las condiciones que impone la economía de mercado, o el nepotismo político-cultural de ciertas sociedades (algo profundamente latente en Puerto Rico), es ilusorio e inútil. La TV pública es necesaria (siempre que tenga calidad), porque el panorama de la comunicaciones está sometido a las exigencias e inequidades sociales del mercado. Por eso la función primordial de los medios públicos es hacer contrapeso a las empresas de comunicación privadas que se basan en intereses mercantiles. Los medios públicos tienen que estar a salvo de las tensiones del mercado y de las presiones del Estado.
Cecille Blondet Passalacqua se hizo cargo de la dirección de WIPR en febrero de este año. Nos recibe una tarde al cierre de agosto, en su amplio despacho, para hablar sobre su proyecto, en que punto se encuentra, y a donde ella quiere conducir a esta corporación pública.
GL: La prioridad de la televisión privada es hacer negocio. ¿Cuál es la prioridad de una televisión pública? ¿O qué usted entiende que es o debe ser, la principal misión de un canal público?
CBP: Educar. Debemos educar en el sentido más amplio de la palabra.
Y para eso, y como un medio, usamos la información, el entretenimiento. Nosotros somos un espacio completamente distinto al de los canales comerciales, no nos vemos reflejado en ese tipo de espacio. Estamos conscientes del patrón al que pertenecemos que es el de la televisión pública estadounidense, contrario al patrón de la TV pública europea, sin embargo los dos esquemas no están, no deberían estar encontrados, la diferencia es en términos del modelo de financiación.
GL: ¿Qué fue lo primero que le chocó, que le molestó cuando asumió el cargo y se dijo a si misma que debía cambiar?
CBP: Una de las primeras cosas que identifiqué, es que aquí había asignada programación por unas temporadas, o por un tiempo de 10 o 13 semanas y resultaba que luego esos programas se repetían a lo largo de todo el año. Y eso lleva inevitablemente a perder audiencia. Por eso, y en base a esa y otras observaciones que hicimos, estamos reformulando la programación general y los métodos de trabajo. Esto va a significar un cambio en cuanto a lo que la gente está acostumbrada a ver de nuestra programación, y un cambio también importante para los propios empleados de este canal, porque de aquí en adelante vamos a modificar la dinámica de trabajo. Tenemos que saber identificar programas de actualidad que correrán todo el año, y programas de temporada que pueden ser presentados un número de semanas en concreto.
GL: Si uno analiza la programación de otros canales públicos como la BBC, considerada quizás como la más prestigiosa del mundo, o la programación de Radio Televisión Española, la del canal Cinquième (Francia), o la de TV Ontario (Cánada), lo primero y evidente que salta al compararla con la programación de este canal, es el constante y permanente énfasis que se hace aquí de lo puertorriqueño, de lo folklórico, de lo local, en detrimento de una programación o visión mas internacional.
¿Cree que es sano ese ejercicio cultural de permanentemente mirarse el ombligo?
¿No lleva eso a una endogamia intelectual?
CBP: Sí, es verdad, eso no es sano, hay que abrirse al mundo, por eso ahora nosotros hemos incorporado un noticiario internacional como el ‘Deutsche welle’, y asignado áreas específicas de información. Además que esa manera de actuar me parece una forma o visión del mundo muy pobre, además de que esa ausencia en el ejercicio de mirar hacia fuera, no ayuda a la hora de analizar y comprender lo local, porque se pierde perspectiva. E incluso te diría que paradójicamente entiendo que es una forma de afirmación puertorriqueña, porque al conocer lo ‘otro’, eso nos ayuda a entender lo nuestro, y a nosotros mismos mejor. Pero entré en la dirección con un presupuesto y unos contratos ya asignados, y con programas ya estaban grabados, y eso no me ha permitido comenzar los cambios inmediatamente, pero hacia allí vamos.
GL: ¿Puedo darle un ejemplo concreto de lo que le mencioné en la anterior pregunta, y que me llama mucho la atención?
CBP: Sí, claro por supuesto.
GL: El Foro de Coproducción Europa-América Latina, en sus conclusiones sobre el Panorama Audiovisual Iberoamericano, considera la producción de cine puertorriqueño prácticamente de invisible. Y en una encuesta sobre los 100 mejores títulos del cine iberoamericano, aparece una sola película puertorriqueña en el puesto 87, “Lo que le pasó a Santiago” de Jacobo Morales del año 1989 (o sea el 1%). Todo esto se lo comento porque tienen un programa de tipo nostálgico sobre ‘la edad del oro del cine puertorriqueño’… pero la realidad es que la producción de cine puertorriqueño ha sido y es casi inexistente (si uno la compara con otros países). ¿Cómo se mantiene un programa así basado en un mito? Si la intención es promover el arte cinematográfico en la población, ¿no sería más interesante y provechoso desde el punto de vista del entretenimiento y educacional, pasar ciclos de cine internacional (europeos, latinoamericanos, asiáticos…), para que así el televidente puertorriqueño pueda acceder y conocer diferentes corrientes cinematográficas? Ciclos sobre el neorrealismo italiano, la Nouvelle Vague francesa, el movimiento que produjo la escuela de cine checoslovaco, el cine Dogma, etc…, que puedan ver otro tipo de cine además del americano, al que por razones políticas y culturales han estado y están expuestos permanentemente.
CBP: Sí, es algo que no tiene o tenía sentido. Tiene que haber una mezcla. Por eso estamos cambiando ese espacio hacia un programa de cine mundial. Por supuesto que hay muchísimo que ver del cine que se produce en el mundo. La intención que hubo, me imagino, era presentar lo que pasó aquí entre los años ’50 y ’60 con la división de Educación para la Comunidad…
GL: ¿Pero usted entiende que los filmes que se hicieron como parte del programa de Educación para la Comunidad, o
CBP: Sí, por supuesto, eso no puede ser considerado a la par. Por eso también para internacionalizar nuestra mirada, proyección y desarrollo, estamos entre otras cosas iniciando una colaboración con la Corporación de Cine. Definitivamente eso va a cambiar y esos cambios van a elevar el nivel de la programación, lo que nos va a llevar a aumentar audiencia, e incluso recuperar una audiencia que hemos perdido, universitarios, profesores, intelectuales, artistas, músicos. No hay que olvidar que por los pasillos de este canal se pasearon las mentes más importantes y debemos volver a eso. La pantalla debe ser reflejo de lo mejor de nosotros y del mundo. No podemos quedarnos encerrados en nosotros mismos. Mucho de lo que sucede está relacionado con nuestro sistema de instrucción, de educación.
GL: ¿Cómo se logra una programación que entretenga y eduque en un país que tiene unas características muy particulares en lo educativo, como es el caso de P.R.?
CBP: Me gustaría leerte una cita: “Aprovecho el día de hoy para decir claramente que si el sistema de instrucción de Puerto Rico no puede hallar los medios y maneras de despertar en cada puertorriqueño el orgullo de sí, de su cultura, su lengua y su historia, en una generación más habrá aquí un pueblo roto, vuelto contra sí mismo, y se habrá sustituido su voluntad de ser y de permanecer, por los paraísos artificiales de la droga o el tranquilizante de los cupones de alimentos”. Eso lo dijo Salvador Tíó en 1981.
GL: Ya estamos allí… ¿Entonces?
CBP: Todos nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a educar, a crear una conciencia cultural, de reflexión y crítica. A veces se da el caso de que ni conocemos ni a nuestros próceres, y creemos que Román Baldorioty de Castro es solo un avenida.
GL: El espacio público es históricamente confundido, o subsumido en lo estatal. Normalmente el estigma de los canales públicos en ciertos países es que se inclinan a trabajar desde una perspectiva de la información para el gobierno de turno. ¿Entienden o respetan los diferentes sectores políticos en P.R., que el canal público debe ser independiente y autónomo?
CBP: No, no lo entienden, pero educar en esa dirección es también nuestra responsabilidad. Además se debe entender que nosotros no somos ‘públicos’ por el origen de los fondos por lo cuales operamos, sino por el origen de la autorización que se tiene para operar, y eso rige mis parámetros. Somos, debemos ser, la radio y televisión de todos.
GL: ¿Qué es lo más difícil que confronta cada día?
CBP: Lo corto que se me hace el día para todo lo que quiero y necesito hacer, necesito 20 horas más cada día. Mira ayer mismo a las 11:30 de la noche me di cuenta que el sonido de la radio no estaba bien y llamé desde aquí, desde mi despacho, para que se corrigiera eso inmediatamente.
GL: Vine por primera vez a Puerto Rico hace aproximadamente unos 22 años, recuerdo que en esa época sonaban mucho nombres como el de Chucho Avellanet, Carmen Jovet, Angela Meyer, Luisito Vigoreaux, etc… ¿No surge nuevo talento en el país? ¿Por qué la gente tiene la sensación que siempre están los mismos (especialmente en los medios oficiales)?
CBP: Creo que no es solamente un problema de la TV, eso pasa en muchos otros medios, no solo en este canal. Pasa en el teatro también… Claramente tenemos que renovarnos, no puede ser que siempre los mismos ocupen todos los espacios, hay que dar oportunidades a nueva gente. Debemos ofrecer nuevas oportunidades, nuevas formas e ideas, aunque a la misma vez hay que respetar la trayectoria de esta gente. Lo que existe no debe estar en conflicto con la posibilidad de nuevas cosas que pensamos hacer con gente joven que se está iniciando y que veremos en la siguiente temporada. Creo que va a ser positiva la mezcla que se va a producir.
GL: Le preguntaba eso, porque en una pequeña encuesta que hice, una de las cosas que más mencionaron del porque no sintonizan este canal, es porque les resulta bastante aburrido (incluso una de las entrevistadas uso la palabra insoportable), ver siempre a la misma gente.
CBP: Como te dije, estoy de acuerdo en aceptar que debe haber una renovación y no puede ser que siempre los mismos ocupen todos los puestos. Por ese motivo hemos firmado un acuerdo con el recinto de Río Piedras que incluirá entre otras cosas, que estudiantes de comunicaciones participen aquí. Existe la idea de constituirnos en un puente entre los estudiantes y su inserción en el ámbito profesional, laboral. También hemos establecido una colaboración con el Conservatorio de Música. Definitivamente hay toda una dinámica que cambiar y por eso debemos hacer hincapié en una programación que se enfoque en nuevos tópicos y que son atípicas, como la agricultura orgánica, porque hay mucha gente dirigiéndose hacia ese tipo de actividad.
GL: Cuando tuve conocimiento de que iba a realizar esta entrevista, y como ya le mencioné, realicé una pequeña encuesta personal (confieso que fue en los límites del Viejo San Juan). Le pregunté en total a 56 personas entre aproximadamente 18 a 60 años si veían el canal 6. Treinta y tres de ellos me dijeron que nunca lo veían. Catorce de ellos que se detenían a veces de pasada cuando hacían ‘zapping’, solamente por algunos minutos, porque les parece una programación aburrida y anticuada y nueve (los que me parecieron de mayor edad) que lo veían de vez en cuando. ¿A que tipo de espectador se dirige este canal?
CBP: A nosotros nos obsequiaron un estudio realizado por medio de un miembro de la junta de este canal que trabaja en una agencia de publicidad, y que comisionó la encuesta, y las conclusiones fueron la validación de cosas que ya intuíamos. Y sí, los resultados indicaron eso que también refleja la que tú hiciste. Nuestra audiencia ahora mismo son personas mayores, retirados… eso no significa que no nos interesa ese segmento, sino que queremos ampliarnos, proyectarnos y resultar interesantes para todo el abanico del espectro social. A mí me parece que en las últimas décadas, mucha gente de este canal, venía de la TV comercial y trajeron consigo las características de un tipo de televisión más estridente, estilo que yo quiero eliminar. Yo no tengo ese bagaje, el mío es la administración y la gestión cultural, eso hace que vea las cosas de manera distinta a los que ocuparon esta posición antes que yo. Quizás mi visión es mucho más cercana a la de los primeros directores que fungieron aquí. Una de las primeras cosas que yo hice cuando llegué, fue transmitir los conciertos del Festival de Pablo Casals en vivo, todos por radio y tres fueron por televisión. Fue una verdadera batalla lograr esto, pero yo no puedo olvidar que mi abuelo fue el primer director del Festival Casals, conocí a Pablo de pequeña y recuerdo perfectamente como se transmitían esos conciertos por los medios de difusión. Para mi es inconcebible que eso no se estuviera haciendo, además de que entiendo que no solo los que pueden pagar una entrada tienen derecho a disfrutar de ese tipo de espectáculos. Mira el caso de Venezuela, el padre de Gustavo Dudamel era salsero, y él ahora es uno de los más importantes directores de música clásica del mundo. La difusión de la cultura es una de las funciones principales del estado, es más es ‘una obligación’ que tiene el estado. Hay que desarrollar una cultura universal, en este caso el aprecio a la música, por eso entiendo que hay que exponer a la gente a que conozca, que sepa más. Yo no sé cuantos niños y jóvenes con talento hay por ahí, y la difusión de este tipo de programas puede ser que actúe como un disparador de su talento.
GL: ¿En que mediada sus estudios en Ciencias Políticas y Leyes, sumado a su anterior experiencia laboral le han sido de utilidad en el momento de ser nombrada como directora del Canal Público?
CBP: En darme una visión más amplia y menos trillada de cómo gestionar un canal público, que tiene ante todo una gran responsabilidad social y cultural. Te voy a contar algo que ejemplifica un poco mi filosofía. En mi trabajo en la Universidad de Puerto Rico, hicimos un proyecto para dotar al teatro de un órgano. Cuando se construyo en 1937, estaba el espacio para este instrumento, pero no el dinero para comprarlo, y durante 70 años ese espacio careció de ese instrumento, por eso cuando se reconstruyó decidimos comprarlo. La gente se escandalizó y me decían: ¿para qué quieres un órgano, si aquí no hay un organista? Y yo les respondía: “no tienes organista porque no tienes un órgano”. ¡La cosa es al revés! Así que yo aquí (metafóricamente) voy a crear ‘organistas’, creando las oportunidades de acceso a la cultura.
GL: ¿Cuál es la situación económica del canal?
CBP: Tengo 17 millones menos que hace diez años, o sea un 50% menos de presupuesto que hace una década, la mitad de los empleados, pero sin embargo tengo más señales, más canales que operar. La Junta decidió que no íbamos a incidir sobre la parte de producción así que recortamos en la administración, en servicios. Por ejemplo teníamos tres contratos con CNN que consideré excesivos, y recorté allí. Lo mismo hice reduciendo la cantidad anual del contrato con una señal de satélite de programación infantil y así redujimos también una buena cantidad.
En tiempos de crisis hay que darle paso a un desarrollo de actitudes y políticas más creativas. Es todo un desafío. Estoy reevaluando muchas cosas, las horas extras se llevaban aquí mucho dinero, eso va a cambiar, debe haber un mejor organigrama para reducir costos en todas las áreas.
GL: Las veces que yo he sintonizado el canal he tenido sensaciones que fluctúan entre la observación de lo nostálgico, la reivindicación permanente de lo puertorriqueño, y además percibo una cierta condescendencia por parte de los presentadores al dirigirse a los televidentes. ¿Por qué cree que a mí, como espectador me sucede eso?
CBP: Yo creo que son viejos estilos que se han quedado impregnados. Tenemos que elevar el lenguaje y el nivel. Yo quiero huir del cliché, de los estereotipos, hay que aprender que a veces es mejor no hacer ciertos comentarios de más, insulsos o redundantes.
GL: Hace aproximadamente 10 meses tuve la oportunidad de acompañar a la actriz Provi Seín a un programa de teatro a la que había sido invitada y que ustedes producen. Sentado dentro del estudio mientras grababan, observé el atuendo de los presentadores (un hombre y una mujer) vestidos de gala, una escenografía de columnas y cortinas con pretensión de buen gusto, y un tipo de iluminación de muchos colores, etc… realmente me dio la impresión de ser un espacio que estaba estéticamente anclado en los años 70. ¿Esa forma de presentar un programa de ‘cultura’, no cree que de alguna manera aleja a los espectadores? Me parece que un formato así no actúa como un ‘normalizador’ de la cultura. Me vinieron a la mente programas de arte, literatura o teatro que uno puede ver en otros países y los presentadores van vestidos normalmente, hasta con jeans, además de proyectar todo, un estilo general más actual.
CBP: Estamos en eso, somos conscientes de lo que sucedía y todavía sucede, pero no podemos cambiar todo en una semana. Y asumimos también que la modernización y elevación del nivel de la programación pasa por varios frentes. Hay que trabajar en educar la mirada del espectador, y nosotros que somos una alternativa diferente, somos los responsables de que eso suceda. Debemos inevitablemente elevar la calidad del contenido. Necesitamos buenos libretos, una buena preproducción, una gran postproducción… No puedo repetir o basarme en lo que dice Wikipedia, necesitamos incorporar gente más preparada, que se haga un trabajo de investigación sólido y serio, que cada programa tenga un buen libretista y asesores específicos por temas, además de una mirada amplia y cosmopolita. Y además no debo olvidarme que debo enfocarme en cuestiones técnicas, en como por ejemplo mejorar la calidad de la señal principal.
GL: ¿Qué le gustaría hacer que ahora mismo quizás no puede por falta de presupuesto?
CBP: Desarrollaría la plataforma de contenido audiovisual para Internet, porque la gente más joven, miran a través del teléfono, de las tabletas… y cada vez usan menos la pantalla de TV tradicional, y pienso que esa es una generación que no debemos perder. Ahora el reto es insertarse en los nuevos espacios que la tecnología está ofreciendo.
GL: ¿Tiene pensado retransmitir las obras que se presentan en el Festival de Teatro Puertorriqueño y en el Festival de Teatro Internacional?
CBP: Sí, por supuesto que sí. Claro que lo quiero hacer, e incluso te diría que no lo quiero retransmitir, sino transmitir en directo, porque no estoy de acuerdo con los productores que me dicen que por hacerlo les voy a quitar espectadores.
GL: ¿Qué considera es lo más complicado, lo más difícil de su posición como
directora de este canal?
CBP: Que todos aceptemos que debemos mejorar y para eso hay que salir de un ‘comfort zone’.
GL: El día que usted deje este cargo, ¿qué estación de TV le gustaría dejar como legado de su dirección?
CBP: Una estación, moderna, culta y plural. Que el público nos sintonice, que regrese a los estudios. Que esta estación sea nuestro orgullo.
GL: Para terminar, ¿me puede decir cuál es su música favorita, un escritor al que le gusta leer asiduamente, y mencionar al artista plástico que por una razón u otra más le interesa?
CBP: Mi gusto o preferencia musical tiene que ver con la música clásica, con Mozart. Como escritor me quedo con Javier Marías y como artista plástico me inclino por el escultor Richard Serra.
GL: Gracias por su tiempo.
CBP: Gracias a la Fundación Nacional para la Cultura Popular por acercarse a nosotros.
(George Landini es un periodista independiente cuyos trabajos han sido publicados y reconocidos en la prensa internacional)