Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
“Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo…”Esta canción, compuesta por el cantautor argentino Alberto Cortez, sirvió para finalizar la bohemia organizada por Benito de Jesús, hijo, con el propósito de exaltar la vida y obra de su compañero en las artes, pero sobre todo, su gran amigo, David Ortiz Angleró.
A esta velada, celebrada el pasado viernes 29 de agosto en la Fundación Nacional Para la Cultura Popular, asistieron
“Entre morir y no morir, me decidí por la guitarra…”, esa que siempre subyacía su voz; esa que de tanto seguirlo, se adhirió a él y fueron uno. Al igual que hizo suyo cada verso declamado, cada sonido por él pronunciado y cada palabra colocada en un poema. Ortiz Angleró supo proyectarse como buen declamador, actor, poeta y escritor puertorriqueño.
Los allí presentes también le obsequiaron a David declamaciones de poemas y canciones acompañadas de un acorde de
Tras la intervención de Ayoroa, el vídeo expuso una declamación de Ortiz Angleró durante una actividad celebrada en 2009 en la misma Fundación. Así, como un reflejo, David estaba en pantalla y, además, sin estar presente, su voz pululaba aquel íntimo recinto sanjuanero.
Luego, fue el cantante Benito de Jesús, hijo, quien desde el escenario interpretó los temas “Nuestro juramento”, compuesto por su padre (también Benito de Jesús); “El adiós”, de Atahualpa Yupanqui; “Simplemente una ilusión”, compuesto por Héctor Urdaneta y “Mi regalo”. Como un tierno gesto, antes de comenzar a cantar “El adiós”, miró fijamente a Miriam Torres, viuda del respetable locutor, y le dijo: “esto es lo que David te está cantando a través de mí”.
Entre poesía, acorde, sentimiento y amistad, desde el público, se vislumbraba una foto de David en el escenario. Con una tenue, pero clara luz sobre ella, la mirada fija que emanaba de la fotografía parecía agradecerles a todos por el tributo.
Subsiguientemente, se escuchó “Yo misma fui mi ruta” como solo lo sabía declamar este hombre con perfecta dicción; después fue la anécdota de Andrea Margarita –su única hija-, la cual recordó las hermosas manos de su papá; más adelante, Lorenzo rememoró la participación de su padre en la película “Bananas” (1971), dirigida por Woody Allen y filmada en Puerto Rico; más adelante, el cantautor puertorriqueño Américo Boschetti le dedicó a su amigo los temas “Juan Pitirre” y “Juegos”.
En la intimidad de la velada, irrumpió una declamación distinta. Estos versos estuvieron cargados de toda la emoción
Luego de eso, lo recordaron el doctor Jaime Claudio, unos poemas de Neruda hicieron su aparición, hasta que “Castillos en el aire” y “Cuando un amigo se va”, ambas de Alberto Cortez e interpretadas por Carlos Lazarte, indicaron conjuntamente el fin de la actividad y, con copas en alto, el hasta siempre para David.
Sucedieron, también, en aquel espacio, la noche, la risa, algunas lágrimas, la hermandad, los parentescos, la música, el arte, la puertorriqueñidad, en fin, sucedió David y como dicen los versos de Pablo Neruda: “porque pido silencio no crean que voy a morirme; me pasa todo lo contrario; sucede que voy a vivirme. Sucede que soy y que sigo”.