‘Pelos de punta’: efectivo divertimento

Por Miguel Diffoot
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El teatro Tapia se vistió de fiesta con la presentación de la obra “Con los pelos de punta” en el mes de agosto. El bullicio de espectadores a la entrada del teatro anticipaba lo que sería una velada de genuina y franca diversión. Era de esperarse dicha reacción, pues durante la efectiva promoción de la pieza se anunciaba la participación activa del público. Y así, a sala llena, fueron anunciándose las llamadas en boca de los mismos actores en sus respectivas caracterizaciones.

“Shear Madness” (o “Scherenschnitt” en su título original y cuya traducción literal es “Silueta”) es una pieza escrita por el dramaturgo alemán Paul Pörtner (1925–1984), quien desde sus inicios como escritor se sintió fuertemente influenciado por el teatro burlesco, la commedia dell’arte, por el artista alemán Kurt Schwitters y el escritor francés Alfred Jarry. A partir de su estreno en 1963, “Shear Madness” ha sido traducida a 10 idiomas y se ha presentado con éxito en ciudades como Boston, Barcelona, Buenos Aires, Madrid, Paris, Reikiavik, Rome, Tel Aviv, Melbourne, Johannesburgo y Seúl.

Los personajes son Tony Delgado, el estilista (Braulio Castillo hijo), la asistente, Chiqui Márquez (Marisol Calero), Priscila del Valle Schubert (Ángela Meyer), un comprador de antigüedades, Eduardo Paris (Chucho Avellanet); el teniente Nico García (René Monclova) y su ayudante, Segismundo “Papo” Candela (Herman O’Neill). La trama se ubica en un salón de belleza unisex. La dueña del local, quien vive en los altos del mismo, es asesinada. Entre uno de los personajes se encuentra el asesino y el público participa en la solución del misterio interrogando a los actores. Tras el interrogatorio y la presentación de pruebas, los espectadores votan eligiendo a un culpable. Hay tres finales preparados dependiendo del voto final de la audiencia.

El escenario muestra una escenografía preciosista y detallada de un salón de belleza, dominando en su colorido el tono rosado. Estaciones de trabajo a los extremos, con sus típicos asientos reclinables, una sala de estar en el centro, al fondo derecha el mostrador, una puerta hacia la derecha, una hacia la izquierda que funge como closet/almacén y otra puerta al fondo por donde vemos las escaleras que conducen a la segunda planta.

Si analizáramos la obra desde un prisma rígido -y examináramos la dramaturgia del autor-, tendríamos que concluir que, como texto, “Shear Madness” deja mucho que desear; sin embargo, si lo miramos como un divertimento, como un medio para que los actores y actrices demuestren su comicidad y su capacidad para la improvisación, entonces tendríamos que concluir que la propuesta original del señor Pörtner, a más de 50 años de haberse estrenado, aun es efectiva. El público estuvo atento a todo detalle y, durante su participación, disfrutó con creces del experimento.

La dirección de Gilberto Valenzuela es justa, aunque detallista. Aprovecha el espacio con inteligencia y rigor, permitiendo la fluidez cómoda de los intérpretes. Braulio Castillo hijo como el estilista “Tony Delgado” se mantuvo controlado en su amaneramiento, evitando caer en el exceso, con excelente ritmo y gestualidad. Ángela Meyer como “Priscila del Valle Schubert” fue sencilla en su hacer, actuó con naturalidad y frescura, aun cuando la voz la traicionaba en ocasiones. Chucho Avellanet, en su regreso a las tablas, fue un “Eduardo Paris” de potente y clara voz, misterioso y estoico en ocasiones. Su presencia era siempre fuerte aun en aquellos momentos de inmovilidad. ¡Excelente regreso!

Herman O’Neill tiene energía y chispa innatas para la comedia. Su “Papo Candela”, personaje que tiene la cualidad del “chico de los mandados,” del “corre, ve y dile”, pudo haber pasado inadvertido si no fuera por los tics y gestos que bien le añadió O’Neill a su caracterización. René Monclova es siempre un deleite en escena por su seguridad y por su capacidad actoral, tanto en drama como en comedia. A pesar de tener sus momentos de comicidad, se mantuvo con la seriedad requerida para un hombre de su rango. Como el teniente “Nico García”, tiene sobre sus hombros la muy difícil tarea de investigar el crimen y de manejar la investigación: esto es, enfrentarse a un público ávido por hablar y participar. A Monclova le debemos el que la obra llegue a feliz término. Tal vez la seriedad del teniente permitió que en la platea los espectadores se comportaran de igual manera. Tarea difícil que Monclova supo manejar.

Mención especial merece la actriz Marisol Calero quien, en su caracterización de “Chiqui Márquez”, tuvo un excelente momento al final cuando el público decide que ella es la asesina. La habíamos estado observando desde el comienzo de la pieza y fue capaz de ser muy cubana, con sus momentos de coquetería, en ocasiones grosera, pero con una gracia y soltura inigualables. Un trabajo maravilloso que culminó con un despliegue dramático, sincero y conmovedor. ¡Excelente!

Felicitamos a Ivonne Class, productora ejecutiva para Plan B. Incorporado y San Juan Family Entertainment por una excelente producción.

Completan la ficha técnica – Dirección: Gilberto Valenzuela; Producción: Ivonne Class, productora ejecutiva para Plan B. Incorporado y San Juan Family Entertainment; Traducción al español: Myrna Casas; Asistente de dirección: Rafa Sánchez/ Denis Rivera; Diseño de escenografía: Gilberto Valenzuela; Construcción de escenografía: Raúl Cátala; Diseño de luces: Héctor Negrón; Vestuario: Alba Kercadó; Arreglo personal/maquillaje: Ivette Colón; Regidor de escena: Rafa Sánchez; Ambientación/ Utilería: Denis Rivera; Asistente del Señor Avellanet: Marcos Rivera; Asesoría y redes sociales: AM Publicidad PR; Relaciones públicas: Nélida Acevedo; Coordinadora de producción: Sheida Montañez; Asistentes de producción: Adrián Valls, Daniel Morales y Samantha Sánchez; Diseño de artes gráficas: ArteCom; Fotos de promoción: Rafi Claudio; Edición anuncios TV y videos: Juan Carlos Álvarez Lara.

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