Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Sentir orgullo al observarse reflejada en la noche; lucir con respeto, dignidad y conciencia la negritud que la caracterizaba e identifica una raza; mostrar con altivez su herencia africana sin permitir que el racismo, más evidente en su época, le redujera el espíritu. Eso fue lo que, además de sus talentos artísticos, pregonó la ilustre puertorriqueña Sylvia del Villard.
“Todas las razas tienen su idiosincrasia, su sicología y su esencia. África define esto y muchas otras cosas más en una sola palabra: negritud. Es una especie de sentir negro colectivo en el cual no juegan ninguna carta, ni las razas, ni las clases. Negritud es dignidad, virtud, orgullo, comprensión, aceptación y esencia de la raza africana”.
Las palabras anteriores, expresadas por Sylvia, representan la convicción con la que ella exhibía la negritud y, además, llenan a quien las lee de la fuerza ideológica que guió la vida de esta gran portavoz de la cultura afropuertorriqueña. A través de sus bailes, coreografías y declamaciones negristas, esta santurcina transmitió, desde América hasta África, sus conocimientos y pasión sobre y por estos temas.
Precisamente, esta cita enmarca la introducción del documental “Nuestra conciencia africana: Sylvia del Villard”, expuesto por primera vez el sábado pasado en el teatro Francisco Arriví de Santurce. Este proyecto audiovisual, que comenzó hace 10 años con el deseo de Roberto Martínez de la Torre, es una aportación a los estudios existentes sobre la historia cultural de nuestro País. Martínez de la Torre, quien conoció de cerca a Sylvia, quiso rescatar la historia de esta mujer porque “estaba pasando al olvido”.
Tan pronto se ausentó la luz de la sala del Teatro y comenzó la transmisión del documental, los allí presentes pudimos sentir el sonido vibrante del tambor; ese que late entre llamas de ritmo sabroso africano que se sube por los pies. El contagioso sonido, proveniente del contacto entre las manos de Tico Fuentes y el cuero de su tambor, se compenetró con la danza y la actuación que ejecutó Dolores Pedro. Esta moderadora y actriz cubana personificó a Sylvia del Villard y la hizo resplandecer por la calles del viejo San Juan. La antigua ciudad fue el escenario idóneo para presentar la vida de Sylvia puesto que, fue allí donde debutó como artista entre los años ’60 y ’70.
Ante una sala llena, se avivó la memoria de una destacada mujer puertorriqueña, orgullosa portadora y luchadora de la negritud en épocas de hostilidad. La realización de este sueño y proyecto de Roberto Martínez, sin duda, es un legado para las futuras generaciones.
Sobre “Nuestra conciencia africana…”-
El documental estuvo auspiciado por el programa de Artes Escénico Musicales del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). La directora de esta institución, Liliana Ramos Collado, afirmó que el audiovisual “busca remover en el lodo del olvido esa mala conciencia que nos lleva a olvidar”. Ramos Collado también hizo mención del concepto “seudominorías” cuando sentenció: “Espero que el interés por Sylvia aumente con esta pieza tan hermosa para que se haga un estudio más profundo sobre el impacto de raza y género en nuestro teatro porque aquí las mayorías son a veces minorías que no se quieren declarar como mayorías”.
La vida y obra de Sylvia certifican que los llamados grupos minoritarios son capaces de derrumbar muchas de las murallas que sus mismas sociedades les construyen. Uno de los propósitos de Martínez de la Torre fue usar el documental como herramienta combativa contra el persistente racismo, aunque menos directo en la actualidad: “ A mí no me gustan los prejuicios; me parece que atrasan. El prejuicio racial hay que atacarlo”.
El documental también intercala frases de personas importantes que han marcado la historia de la lucha en contra del racismo y a favor de los derechos humanos como: Arturo Alfonso Schomburg, Harriet Tubman, Paul Robeson, Stokely Carmichael, Nelson Mandela, Malcolm X, Martin Luther King y Rosa Parks.
El equipo técnico estuvo compuesto por: Ángel Domenech, producción y dirección general; Alina Marrero, dirección artística y libretista; Carlos José Ortega, locución; Astrid López, vestuario; Roberto Díaz, maquillaje; Marie Ortiz, asistencia de producción; Gamaliel Millán; edición. Por su parte, los entrevistados y participantes en el documental fueron: Roberto Martínez de la Torre, Lester Nurse Allende, Lydia Milagros González, Juan González-Bonilla, Rafael Cancel Miranda, Sonny Falú Allende y Marie Ramos Rosado (Marie Calabó).
“Ella no era una sola cosa”, recordó Alina Marrero desde la tarima previo a la transmisión del documental. Esa multiplicidad de roles dentro del ambiente artístico y social la avalaron los participantes del audiovisual: Cancel Miranda comentó sobre la Sylvia luchadora por la igualdad social mientras que Juan González-Bonilla, como actor y dramaturgo, alabó la excelencia artística de la afropuertorriqueñista. El tiempo seguirá su paso, pero “Nuestra conciencia africana: Sylvia del Villard” permanecerá en los archivos históricos del País para perpetuar lo que la activista civil estadounidense Rosa Parks señaló en algún momento: “Los recuerdos de nuestras vidas, de nuestras obras y nuestros actos, continuarán en otros”.