Por Edgar Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
¿Si las paredes hablaran?… Los pasillos del Centro de Bellas Artes de Santurce recogen las vivencias como actriz de Cristina Soler, carrera a la que se ha dedicado por más de tres décadas.
En ese mismo recinto, que la ha visto llorar y reír, dialogamos con Soler, quien parece una niña con juguete nuevo al tocar el tema de su faceta de escritora.
“Es algo que, de verdad, me apasiona. Dedico mucho tiempo a esta labor. No es algo planificado. Las cosas han llegado a mi vida. Me piden que escriba para algo, me involucro y lo hago”, manifestó.
La artista cela mucho esta faceta, por lo que solo nos comentó que escribe una obra de teatro que le encomendaron y que estará sobre las tablas en 2015.
Al ser interrogada sobre la temática de la pieza, Soler respondió que escribe “de lo que surja… es plantearte”.
Tras recordar que su primer personaje en el campo profesional fue en la obra “Amor a los ’80”, de Carlos Ferrari, Cristina explicó cuán fácil o difícil resulta estar en la piel de otra mujer u hombre. “Se utilizan distintas técnicas para distintos trabajos. Tengo un acercamiento bastante intuitivo, no soy una persona muy estructurada. A veces, mientras lo lees vas visualizando una serie de cosas y el cerebro va escogiendo alternativa”, detalló.
Afirmó que la norma es sentarse con el director de una producción para proponerle ideas sobre el personaje. “Él es quien decide”, dijo.
La actriz puntualizó que “hay muchos tipos de directores. Como somos amigos, tengo la fortuna de que hay tanta confianza y tal vez vamos por la misma línea. La mayoría de las veces me he sentido en la confianza de sugerir. Si te dicen que no funciona, pues se descarta y sigues pa’ lo otro. No es cuestión personal”.
Aclaró que no recuerda ningún director que haya limitado su creatividad y que entiende éste debe establecer los balances en escena.
Al hablar sobre la interpretación de un personaje, Cristina indicó que “no en todos los personajes ni obras debes hacer una caracterización tan distinta a uno. Hay que evaluar en qué se enfoca el actor y cuál es el propósito del director. Hay actores que se destacan por caracterizar y hay actores que se destacan por su naturalidad. Jack Nicholson siempre es Jack Nicholson, pero sí transmite lo que el guión le está pidiendo. Eso es algo que hay que evaluar”.
-¿Los personajes llegan a su casa?, indagamos.
“Si estoy desarrollando algo, mi hija y mi esposo se fastidiaron, porque hasta por las esquinas una está practicando un caminar, un hablar, repasando líneas continuamente. Voy al parque y estoy repasando líneas y hablando sola…”, señaló.
Una de las puestas en escena que Cristina Soler más atesora fue “Agosto en Condado de Osage”, dirigida por Gilberto Valenzuela. “Era una obra que duraba tres horas y media. Cuando terminaba, la gente decía que quería más. Todas comentaban, ‘es la historia de mi familia’, porque en algo tocaba. Fue un elenco tan grande y todo engranó. Ya han fallecido dos actores (del elenco), Walter Rodríguez y Axel Anderson…Para mí fue mágico porque mi hija Lara participaba. ¡Hacía de mi hija!”, expresó llena de emoción.
La situación del teatro –
Cristina Soler admitió que con la situación que enfrentó la obra “Conversaciones con mamá”, producida por Aníbal Rubio, se dio cuenta más claramente de lo que estaba pasando con el teatro por la ley de descuentos a envejecientes, que fue enmendada recientemente.
“Realmente, un abuso… La realidad en nuestro País es que no somos ricos. Estamos en una severa crisis y todo el mundo debe meter mano. Si el Gobierno lo puede regalar (el boleto), perfecto, pero no puede. Por qué no regala comida, medicina; por qué va a regalar el trabajo de unos actores que estamos pasando por la misma crisis”, precisó.
Con la firmeza que la caracteriza en su hablar, Soler sentenció, “a los actores no hay cómo matarnos, no hay cómo eliminarnos. Nos ponen las cosas difíciles y nosotros inventamos. De repente, hay microteatro, teatro en las azoteas, en pequeñas salas, se alquilan apartamentos que se convierten en teatros. Nos pueden maltratar e ignorar, pero la capacidad de expresión del actor…”.
¿Tiene fe en la nueva cepa de actores?, cuestionamos, por último, porque Cristina Soler debía comenzar la obra “Ellas… sin sus maridos”, junto a Yamaris Latorre, Marian Pabón, Suzette Bacó y Linnette Torres, bajo la dirección de Axel Cintrón.
-“¡Maravillosa! ¡Es maravillosa!”, manifestó.
-¿Debe estar frustrada esta nueva generación de actores ante el panorama?
“¡Para nada! Creo que no. Yo soy fanática de ellos. Quien esté frustrado, está mal. Creo que están haciendo sus espacios. Se dan cuenta de muchas metidas de pata que hemos hecho generaciones antes que ellos y las descartan. ¡Las cosas están cambiando!”, sostuvo la intérprete de “Vanessa” en “Ellas… sin sus maridos”, que tendrá una función especial el 23 de agosto en el Centro de Bellas Artes de Aguada, a beneficio de la Sociedad Americana contra el Cáncer.
Sobre su personaje de “Vanessa”, la artista dijo que atraviesa muchas circunstancias. “En un momento, ella dice que tiene una nube negra encima, pero le encuentra el humor a la vida. ‘Vanessa’ tiene problemas con los hijos, con el marido, con los trabajos, con los carros. Pero, no se deja tumbar”, concluyó.
Para más información sobre la función de Aguada, puede comunicarse al teléfono 939 228-1077.