Por Miguel Diffoot
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Recientemente el dramaturgo Jorge González nos ofreció su más reciente pieza teatral “El mediocre,” en el Teatro El Josco, ahora llamado Teatro Shorty Castro (El Shorty). La obra nos presenta un Puerto Rico actual, sumido en la violencia, la eterna desigualdad entre las clases sociales y la docilidad de aquellos que claman libertad, pero que terminan sus vidas con la amargura de lo que pudo haber sido.
Jorge González se ha desempeñado como dramaturgo y guionista desde 1994. Sus piezas se han presentado en Puerto Rico, Cuba, Nueva York y California. Entre sus obras más conocidas está “Vieques” -ganadora del primer premio del certamen de dramaturgia ‘Nuestras Voces’, de la ciudad de Nueva York-; “La estación eléctrica”; y “Los coyotes”.

El escenario se divide en tres áreas: A la derecha, la casa de Cristina y Ricardo; a izquierda, la pequeña casa de Luis, a la cual regresa tras cumplir condena; y el área del proscenio, que se utiliza como calle exterior, calle de encuentros románticos o de venta de drogas.
El texto de Jorge González cubre temáticas pertinentes y crudas de la sociedad puertorriqueña. Un ambiente de tensión y peligro permea a través de toda la pieza. El sonido esporádico de disparos ensordece y da una sensación de urgencia y de querer escapar. Consideramos este texto un hito importante en la trayectoria de Jorge González. El balance entre los momentos dramáticos y los momentos de comicidad estuvieron en su punto. El autor rompe la cuarta pared en varias ocasiones para contar la historia de Luis. Estos apartes al público, las actuaciones, la música escogida y ejecutada en vivo fueron elementos que enriquecieron un texto inteligente, creando una atmósfera de complicidad en la sala.
Jessica Rodríguez interpreta a “Yanet” de manera vivaracha y estridente; pero, además, se transforma en el recuerdo de una ex enamorada de “Luis” justo antes de éste ir a la cárcel. Hubo marcada diferencia entre ambas caracterizaciones: mientras una, “Yanet”, tipificaba la mujer de hablar callejero, la otra, la del recuerdo, era más sobria y, aunque fumaba sin parar, era más controlada, aun en el momento de inquietud en el cual se encontraba. ¡Muy bien!
Yussef Soto interpretó a “Yadiel” con una naturalidad asombrosa. Un muchacho de buen corazón, pero lamentablemente, víctima de la realidad social en la cual creció. Soto tuvo excelentes momentos de comicidad como, por ejemplo, cuando canta la canción “Yo lo que quiero es quererte” (letra de Jorge González y arreglo del mismo Yussef Soto, con José David Pérez y Antonio Carvallo): un instante de humor musical entre “Yadiel” y “Yanet”, el cual arrebató al público que llenaba la sala.
Excelentes también fueron las intervenciones de Isel Rodríguez como “Cristina” e Israel Lugo como “Ricardo.” La “Cristina” de Isel Rodríguez tuvo breves momentos de fuerza; en el fondo, demostró que era una mujer indecisa y bastante ingenua. El “Ricardo” de Israel Lugo fue carismático todo el tiempo, fachada tras la que ocultaba los peores vicios. La escena en la que “Ricardo” extrae un sinnúmero de armas de fuego tuvo el impacto que tienen los momentos de locura, con agilidad y ritmo agotadores. Una escena intensa por lo fantástica y, a su vez, por lo real. ¡Excelente!
Rene Monclova fue “Juan”, el narrador de la historia. Monclova sobresale por su aplomo y relajamiento en escena, por su decir simple, por siempre dar esa sensación de ‘juego’ y disfrute cuando actúa. Una escena inolvidable fue cuando “Juan” y “Luis” discuten. “Juan” le recrimina a “Luis” el dejar a un lado su propósito político, su misión en la vida. Le llama mediocre por abandonarlo todo por una mujer, a lo que “Luis” contesta: Y ustedes en estos 25 años ¿Qué hicieron? Se parafrasea este parlamento para enfatizar en un punto importante de la obra “El mediocre”: el mundo caótico y lleno de corrupción en el cual viven estos seres se debe, en parte, a la “docilidad” con que se vive, a la vagancia de esperar que el trabajo “sucio” lo hagan otros, a las “lenguas sin manos” con las que nos topamos a diario. Este parece ser el discurso del autor, pero sorpresivamente, al final de la pieza, cuando todo parece perdido, el llamado “mediocre” asume su responsabilidad, decide ser el héroe que todos esperaban y se inmola por su pueblo.
“Luis”, interpretado por Teófilo Torres, es un personaje rico en dimensiones, importante por sus cualidades autóctonas, por la historia que carga y por las decisiones que se ve obligado a tomar. Lamentablemente, el actor Teófilo Torres no cumplió con lo requerido por el personaje, viéndosele por momentos distraído y fuera de foco. La evolución del carácter de “Luis” se perdió y, con ello, la posibilidad de sentir empatía con este ser que solo deseaba vivir en paz, trabajar la tierra y que, por lo injusta que sigue siendo la vida, decide armarse de valor y municiones para enfrentar al enemigo.
La dirección de Jorge González es variada y logra buenos momentos aun cuando el espacio de “El Shorty” es incómodo por ser de boca ancha y poca profundidad. El añadir música en vivo fue un gran acierto. El escogido de las canciones muy apropiado: “Gallo Rojo”, de Fabulosos Cadillacs (en homenaje al Che Guevara); “La guerrillera”, de Horacio Guarany (dedicada a la boliviana Gregoria Azapa); y “Yo te seguiré”, de Alberto Plaza.
Completan la ficha técnica: Dirección y dramaturgia – Jorge González; Asistentes de dirección – Natalia Olivero, Mariana Carbonell; Regiduría – Mariana Carbonell; Producción general – Naíma Rodríguez; Asistente de producción – Sorely Muentes; Diseño y confección de escenografía – Gustavo Castrodad y Dorimar Matías; Vestuario – Wilmary Ramos; Utilería – Miosotis Alvarado; Director musical – José David Pérez; Músicos – Antonio Caraballo (guitarra), Ariel Robles (bajo), Edgardo Santiago (piano y acordeón) y José David Pérez (percusión).