Por Gabriela Ortiz Díaz
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Un taller de pintura en el que rebosaban los colores y alegres parloteaban sobre la creación, contrastaba con la tarde lluviosa de cielo grisáceo y opaco. Mientras, una conversación sobre la poeta nacional Julia de Burgos interpretada desde el plano místico avivaba aquel refugio de magias, artes e inspiración. El taller del pintor puertorriqueño Rafael Trelles albergó aquel diálogo en el cual interactuaron dos ramas de las humanidades: la poesía y la pintura.
La Comisión Nacional Centenario Julia de Burgos, liderada por Consuelo Sáez Burgos, sobrina de la ilustre poeta, ha difundido un cartel conmemorativo para enaltecer el nacimiento de Julia. Los objetivos de la Comisión son canalizar todos los esfuerzos que se están haciendo en el centenario para resaltar y celebrar la figura y obra de la poeta, además de auspiciar el estudio de Julia desde todas las perspectivas posibles. Precisamente, la obra juliana presenta una visión holística de la vida, esa en la que todo se relaciona: “si nos fijamos, su poesía refleja, no solamente a una Julia amante, sino también a la poeta consciente de su realidad social, de la lucha política de su pueblo, pero a la misma vez, con unas preocupaciones existenciales, místicas y espirituales que revelan la muerte, la vida después de la muerte, la conciencia de la poeta mirándose a sí misma, todos estos, temas clásicos de la poesía universal”, detalló Trelles.


La pintura de Trelles: cuento, poesía y magia –
¿Cómo hace un artista para integrar diferentes conocimientos y pensamientos dentro de una obra? “No hay una fórmula. Yo estudié arte, he desarrollado técnicas de dibujo […] leo mucho de mitología y poesía, y todo eso está presente a la hora de crear”. Sin embargo, el pintor señaló que en sus obras, al igual que en la poesía, hay un componente intuitivo y espontáneo que, en cuanto lo tratas de explicar, destruye la formación artística.
Tanto los artistas como los receptores o espectadores, al momento de enfrentarse a una pieza, deben entender que el arte tiene la habilidad de ser imaginario y a la misma vez, convertirse en algo concreto. De hecho, los procesos de crear e interpretar suceden al mismo tiempo que lo irreal alcanza la existencia. Según Trelles, eso está conectado con la habilidad de la mente humana para visualizar una imagen. Ahora, eso que crean los artistas debe tener una cualidad misteriosa para lograr que el espectador interprete la pieza con intensidad. Cuando los destinatarios reciben la obra artística, ocurre la magia del arte como acto social. “El arte como acto social se completa con la interpretación del espectador que se enfrenta a la obra y la recrea”, indicó el pintor puertorriqueño. A Julia le interesaba el arte como acto social; Trelles agradece cuando los espectadores co crean una pieza suya. Es esta semejanza otro punto de encuentro entre las obras de estos dos virtuosos puertorriqueños, distanciados en el tiempo, pero unidos por el deseo de expresar arte.
Pintura y poesía: enlazados por las imágenes
“Entre la literatura y la plástica, la cercanía más grande está entre la poesía y la pintura porque ambos manejan las imágenes”, estableció el pintor santurcino. Las imágenes, poéticas, pintadas o trazadas, estimulan diferentes interpretaciones que encierran elementos mágicos. Entonces, ¿hay incertidumbre y complejidad dentro de lo mágico o imaginario del arte? “Hay un grado de ambigüedad en la imagen. Lo mágico es aquello que es híbrido, que tiene algo oculto y por eso provoca ese sentido de que lo que se está viendo en la obra no se queda ahí, sino que proviene de otro plano más profundo”, afirmó. Esa hibridez de lo que se ve, pero también está escondido, es la que debe presentar una buena obra de arte porque será más sugerente y manifestará la incertidumbre en el espectador o lector.
De la misma manera que la poesía utiliza palabras para expresar ideas, el fundamento de la pintura es saber manejar elementos formales. El vocabulario de un pintor es el color, la forma, el tono –luz y oscuridad-, la textura, las líneas, el punto, los planos y la relación de todos esos elementos, constituye la obra terminada. “El poder de seducción de una escultura, de una pintura o de un dibujo está en la manera en que los elementos formales están unidos”, puntualizó Trelles.
Al fin y al cabo, convertir algo finito en algo infinito le compete al arte; arte de pintar, de hablar, de escribir, de actuar. Ese arte que ha sido exhibido por Rafael Trelles y Julia de Burgos, y que ha distinguido a estos dos puertorriqueños, incluso internacionalmente.