Por Edgar Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El experimentado actor René Monclova es uno de los profesionales más verticales y transparentes del mundo del entretenimiento puertorriqueño. Pero el actor que se desdobla en muchísimos personajes a lo largo del año, y que en estos días interpreta el personaje de “Artie” en “La casa de las hojas azules”, saborea el éxito y los elogios del pueblo consciente de lo difícil que es mantenerse en el campo artístico.
Mientras espera por un ensayo de la obra en una de las salas del Centro de Bellas Artes de Santurce, el histrión de 53 años se remonta a sus primeros pasos en las artes cuando apenas era un niño. “Cogí esto en serio a los ocho o nueve años, al estar en una obra con actores profesionales”, indica sonriendo. Y tras de ello se emociona al hablar de sus padres – los actores Félix Monclova y Myrna Vázquez – a quienes perdió cuando apenas él era un adolescente.
“Ellos eran muy particulares y especiales”, recuerda René que a la sazón cumplía 15 años cuando su madre falleció por una condición cardiaca, mientras dos años más tarde perdía a su progenitor, víctima de un ataque al corazón que le sobrevino mientras trotaba en la playa de Vega Baja.
“Fue muy difícil después que murieron tratar de adaptarme a ninguna otra casa, que no fuera la nuestra. Aquel era nuestro pequeño circo. Pero, yo no lo sabía; para mí era algo normal. Según para unos niños era lo cotidiano que su padre se pusiera una corbata y se fuera a trabajar, para mí era una experiencia común levantarme en las mañanas y ver a mi papá haciéndose una calva, una prótesis o una nariz por estar creando un personaje… Tampoco era extraño ver a mami encerrada en un hotel aprendiéndose una obra en dos semanas. Esa cotidianidad de locura era normal entre nosotros. Nos amanecíamos en los ensayos o íbamos con mis hermanos – Eugenio y Héctor Iván – de gira a la Isla”, rememora.
René, quien ha laborado lo mismo con actores de la vieja guardia que con los de la nueva cepa, debutó en los programas educativos de WIPR Televisión. En el teatro inició su carrera en 1970 interpretando el personaje de Isaac en la obra “Sacrificio en el Monte Moriah”, de su padrino René Marqués. En la pieza, que formó parte del 13er. Festival de Teatro Puertorriqueño del Instituto de Cultura, Monclova Vázquez fue dirigido por Victoria Espinosa cuando él apenas cumplía los nueve años.
“En la generación de mis viejos, sus compañeros de trabajo eran mis compañeros de trabajo. Entonces, mucha gente se cree que uno es mayor de lo que es. Yo fui compañero de trabajo de Rolando Barral, Sandra Rivera, Rafael Enrique Saldaña y Lucy Boscana. Yo era un niño y ellos eran estrellas de mucha experiencia y amplio bagaje”, puntualiza Monclova.
Con rostro de satisfacción, pero sin ínfulas de estrella, René apunta que “yo me he enriquecido de esa generación, de la mía y de los jóvenes con los que ahora trabajo”. Sin embargo aclara que aunque sus progenitores no fueron estrictos con él en lo relacionado a la carrera dramática, sólo le pedían que “lo cogiera en serio”.
Lleno de orgullo, el también comediante desempolva recuerdos de cuando toda su familia se alojaba en un “hotelito” para repasar líneas, luego cenaba y regresaba a los ensayos y a estudiar.
“Cuando ellos mueren, yo termino en casa de mis abuelos. No era lo mismo, porque mi abuelo era un empleado de gobierno, de Obras Públicas, y no entendían el proceso. Yo tampoco lo entendía. Con mucho cariño, dije, ‘yo no pertenezco aquí’ y me fui. Y a los 15 años entré a la Universidad de Puerto Rico”.
Como quien pasa el batón de una generación a otra, el intérprete de “Lolo Bond” ha sabido extender la mano a la nueva camada de actores, porque en ese grupo se encuentran sus hijos Camila y Félix Monclova. “Les digo que cojan esto en serio; que es una carrera de distancia en la que lo más importante es saber permanecer. Hay que ser serio y responsable con el trabajo. Sólo así te ganarse el respeto de la gente. Y eso es lo que hace que te sigan llamando para laborar”, detalla.
Monclova sabe identificar a un gran actor en un joven que apenas comienza, por “el compromiso que tenga en lo que hace en el momento. Haber estudiado, saber lo que está haciendo, ser atrevido… Eso también lo hacen los viejos”, sentencia. Pero aquel que viene a estudiar su personaje en el ensayo, que notas que en su casa no han hecho absolutamente nada de estudio; que no ha leído la obra, ni buscado información de lo que quiere hacer; ni trae propuestas…, ése se queda al margen en el camino del verdadero profesional, según el juicio del experimentado artista.
Como actor que se respeta a sí mismo, René Monclova prefiere el teatro sobre la televisión y el cine. “No hay intermediarios. El cine es un medio de directores. En la película sale lo que le da la gana al director. Incluso, tu mejor escena si no es útil para la película, la cortan y no pasa nada… La televisión es un medio técnico. El teatro es directo y si gustas, el público te lo dice y si no, pues también te lo dice”.
Resalta, además, que el teatro es más sacrificado porque “en este País no se pagan los ensayos. Tú pagas por ensayar durante un mes y medio; pagas gasolina, estacionamiento y estás en la calle comiendo. ¡Cobras las funciones!”.
El artista compartirá escena durante el año con su novia y homóloga, Claribel Medina, quien a pesar de estar radicada en Argentina lo visita con frecuencia a la Isla. La pareja tiene en agenda protagonizar las piezas “Toc Toc”, “El tipo de la tumba de al lado” y “Baipas”, esta última escrita por el dramaturgo y cineasta Jacobo Morales, que ya había estado en cartelera, pero con Cordelia González y Junior Álvarez.
“Ella es actriz y yo soy actor. En Argentina, Claribel lo que está haciendo es conducción del programa ‘Cuestión de peso’, pero no actuando tanto. Tiene su espectáculo musical ‘Las Gardenias’. Ella vendría por un mes y medio o dos, ya que dos de las obras son corridas”, explica Monclova.
Nuestra conversación con el artista va llegando a su fin ante el asomo al ensayo de los miembros del elenco de “La casa de las hojas azules”, de Tablado Puertorriqueño, que estará en cartelera desde el próximo viernes 15 en el Centro de Bellas Artes de Santurce. Pero ante la pregunta final de dónde se proyecta a un plazo de 10 años, el multifacético actor no tiene reparos en responder con su característica sinceridad: “No tengo la menor idea de dónde estaré de aquí a una década. En este País es muy difícil hacer proyecciones a largo plazo… Y eso me preocupa no solo por mí, sino por las generaciones que vienen y por mis hijos, ya que siempre en este País la cultura ha sido secundaria para todos los gobiernos. Las estaciones de televisión están en manos extranjeras. No hay compromiso con el pueblo y todo es un negocio. Es traer programas que salgan baratos y pautar es ‘gravy’ porque están pagos en su origen. Las estaciones responden a la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones, por sus siglas en inglés). Y es que no hay compromiso del gobierno con las artes”, concluye.