Norma Salazar tenía 20 años cuando, en medio de una convención de abogados en el Hotel Meliá de Ponce, los sonidos de los tambores, los panderos y las maracas despertaron en ella su pasión por las expresiones folklóricas. Desde ese momento la bomba y la plena pasaron a ser parte fundamental de su vida.
Su gran interés por dichos ritmos la llevaron a asistir a casi todos los Festivales de Bomba y Plena que se celebraban en el País. En ellos vio a Petra Cepeda, los Hermanos Ayala, al Grupo Mayombe de Gladys Rivera y a otros.
Poco después, con el propósito de conocer a profundidad sobre el tema, comenzó una investigación sobre los orígenes de las mencionadas expresiones musicales. Sus fuentes de información fueron los especialistas Rafael Cepeda, Samuel Lind y otros expertos que entrevistó.
Por otro lado, sus estudios en la Universidad Interamericana de San Germán la pusieron en contacto con la poesía negrista de Luis Palés Matos y Fortunato Vizcarrondo. En el recinto, Norma Salazar completó un bachillerato en Estudios Hispánicos.
Impulsada por el poder que el conocimiento confiere, Salazar dictó una conferencia sobre la bomba y la plena en el Colegio de Abogados. Ante la visita de un grupo proveniente de Namibia, Norma complementó su presentación con una rutina de baile que ejemplificaba el contenido de la exposición.
Con los participantes que la acompañaron en la conferencia, Norma decidió organizar un grupo de baile, canto y declamación. Se dieron a conocer por el nombre de Kaffir, vocablo que leyó en un libro de Winnie Mandela.
La agrupación se dio a conocer porque en su propuesta artística combinaban la poesía negrista, con la bomba y la plena. Con el tiempo a Salazar se le ocurrió la idea de enriquecer su repertorio con poemas de poetas contemporáneos.
En uno de esos días en que todo parece fluir a nuestro favor, Norma Salazar conoció al compositor y poeta Tite Curet Alonso. El encuentro se dio en la calle San Sebastián del Viejo San Juan. En la ciudad amurallada, la folclorista le pedió varios de sus poemas para incluirlos a su espectáculo; él le obsequió una decena de sus obras poéticas.
No faltó mucho para que ambos se convirtieran en buenos amigos. De hecho, fue Tite quien le sugirió que sustituyera el nombre original de su grupo (Kaffir) por el más pegajoso de Plenibom.
Dirigida por Norma Salazar, la agrupación se dedicó a promover las manifestaciones culturales afro antillanas en todo el País. También han viajado a los Estados Unidos, América del Sur, Cuba y la isla de Mallorca.
En otras de sus facetas, Norma Salazar se ha destacado como líder en las comunidades menos aventajadas de Puerto Rico. Ha trabajado como coordinadora del proyecto de periodismo infantil Los Niños en Acción que concibió con niños estudiantes de Tras Talleres, La Perla, Lloréns Torres y Puerta de Tierra.
Como investigadora ha realizado innumerables trabajos como son: La liberación femenina en Puerto Rico (1974), Los valores del hombre en el cuento de Juan Bosch y Abelardo Díaz Alfaro (1975), El negro en la literatura hispanoamericana en (1975), la literatura puertorriqueña en el periódico La Democracia desde 1892 hasta 1920 (1985) y Tite Curet Alonso: lírica y canción.
Como artista ha expuesto “Enjundia nativa”, “Máscaras”, “San Antón: 500 años de barrio y tradición” y en la “Bienal multicultural” que se presentó en Puerto Rico, Nueva Orleáns, Nueva York e Islas Vírgenes.
De su pluma, son los libros “Canto a mi hijo” (1975), “Sueños, risas y canciones” (1975) y de “De mi madre lo aprendí” (2000). Igualmente Norma se ha desempeñado como colaboradora del periódico Claridad. Y en 2010 editó en formato dvd su documental “Promesa cantada a los Tres Santos Reyes” el cual fue producido por el joven cineasta Heixan Robles.
En la noche del 21 de diciembre de 2012 la Fundación Nacional para la Cultura Popular proclamó a Norma Salazar “Abanderada 2013” por sus labor incansable en pro de la cultura en las comunidades.